En un anuncio sorprendente, Nacho Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales, ha renunciado a ser ministro y ha presentado su dimisión de todos los cargos en Podemos. La decisión se basa en la pérdida de confianza por parte de la actual dirección del partido, según expresó Álvarez en una carta dirigida a la militancia de Podemos, publicada en redes sociales.

En su comunicado, Álvarez enfatizó su cultura política, destacando que no concibe aceptar un cargo al margen de la organización a la que pertenece. Agradeció la oferta de Yolanda Díaz, líder de Sumar, para ocupar un ministerio en el próximo Gobierno, pero subrayó que no puede aceptar ser ministro sin el respaldo interno de su organización.

La carta también incluye un repaso de su trabajo en Podemos, donde señala haber trabajado con esfuerzo, ilusión y compromiso en un proyecto trascendental para entender los cambios políticos de la última década. Álvarez admitió diferencias relevantes en varias ocasiones con la orientación del partido, pero abogó por la lealtad al proyecto político y la búsqueda de puntos en común.

Agradezco la confianza que ⁦ @Yolanda_Diaz_⁩ deposita en mí, pero no puedo aceptar ser ministro del Gobierno si la dirección de mi organización no lo aprueba.

En mi cultura política no es concebible aceptar un cargo al margen de la organización de la que uno forma parte. pic.twitter.com/wTUvTqJ5Jj

— Nacho Álvarez (@nachoalvarez_) November 17, 2023

Tras su renuncia, Álvarez anunció su regreso como profesor de economía en la Universidad Autónoma de Madrid, agradeciendo la confianza de Pablo Iglesias y la secretaria general de Podemos, Ione Belarra. La dimisión de Álvarez se suma a las recientes salidas de Sofía Castañón y Alejandra Jacinto de la ejecutiva de Podemos.

La líder de Podemos, Ione Belarra, manifestó su "enorme tristeza" por la dimisión de Álvarez y criticó las "estratagemas" de Sumar, afirmando que ponen a su gente "a los pies de los caballos". Esta reacción surge después de la propuesta de Yolanda Díaz de incluir a Álvarez en el Gobierno mediante la cuota de Podemos, condicionada al cese de "ataques e insultos" y ha sido interpretada como una estrategia para justificar la exclusión del partido de la coalición gubernamental."