16.04.2024 |
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Treinta años en la brecha

El madrileño Hugo López-Asiaín lleva tres decadas fabricando tablas de surf de Cantabria

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Treinta años en la brecha

Parece que fue ayer cuando Hugo López-Asiaín empezó a fabricar tablas de surf junto a su hermano Gabi en el pequeño sótano de su casa de Madrid. Corría el año 85 y tenía sólo 19 años. Han pasado 35 años y Hugo continúa desarrollando la misma tarea, aunque ahora como modo de vida. Se cumple el 30 aniversario de la creación de uno de los sellos de tablas de surf más reconocidos a nivel nacional: Full&Cas Surfboards.

Octavo de diez hermanos, Hugo siempre destacó desde pequeño por su increíble habilidad con las manos. «Mi padre era arquitecto y toda la familia siempre hemos tenido una gran vena artística. A mí me encantaba desarmar aparatos viejos, juguetes, radios y hasta la moto de mis hermanas. Siempre sacaba sobresaliente en pretecnología», cuenta Hugo entre risas.

Como muchas familias madrileñas, los López-Asiaín veraneaban en Santander. Allí Hugo y sus hermanos descubrieron los deportes acuáticos y rápidamente se engancharon al windsurf. «La vuelta a Madrid después de las vacaciones de verano era durísima. Después de tres meses metidos en el agua, no podíamos pensar en otra cosa, así que decidimos buscar la forma de no perder el hilo». Así fue cómo Hugo y su hermano mayor Gabi decidieron empezar a fabricar tablas de windsurf en el sótano de su casa.

Fue al verano siguiente cuando descubrirían el surf. «El padre de mis primos de Madrid era piloto. En uno de sus viajes se trajo de Puerto Rico una tabla de surf, una MR (Mark Richards) con la que nos pasamos toda la familia intentando aprender a surfear. A partir de ahí empezó todo», explica.

En 1988, Hugo y su hermano Gabi se instalan en Santander. Así, mientras Gabi empieza a trabajar en una empresa de publicidad, Hugo comienza a dedicarse a la fabricación de tablas de surf y skate a tiempo completo en un pequeño taller en el que también diseñaban camisetas, algo que ya habían empezado a hacer en su etapa madrileña, bajo el nombre de Full&Cas. «El nombre surgió a partir de nuestro perro, un gran danés llamado ‘Full’ y de ‘Casilda’, mi amor platónico de la adolescencia», cuenta Hugo.

Dos años más tarde (1990), el negocio se trasladaría a una nave más grande y espaciosa, adquiriendo una mayor filosofía de empresa. Entrarían en juego los primeros trabajadores, todos míticos surfistas de la época -Humberto Echagüe ‘Peto’, Carlos ‘Surfito’, Gaspar Bezanilla, José Serrano, Eduardo López-Dóriga ‘Chore’, Roberto Flores, Javier ‘Babi’ Rubiera, etc–, y se empezaría a vender a las tiendas de surf. Además, se abriría una tienda propia en el centro de Santander: ‘Billy Willy’ (1991-1995).

En el año 2000, la fábrica se trasladaría a su lugar definitivo: una gran nave industrial en el Polígono de Cros de Maliaño, a las afueras de Santander, en donde se asentarían los cimientos de la empresa actual que, un año más tarde (2001-2002), incorporaría una grandísima novedad al proceso de fabricación: la integración de una máquina de control numérico que mecanizaba los preshapes de las tablas y que suponía un increíble avance en la producción. Diseñada por el ingeniero brasileño Luciano Leão, aquella fue la primera máquina de mecanizado de tablas por ordenador de España y la segunda de Europa, después de la de Barland en Biarritz (Francia).

En 2007, Hugo localiza a un ingeniero italiano, Massimo Morini, especializado en máquinas de mecanizado industrial de tablas de windsurf. Entre los dos dan forma al diseño de una revolucionaria máquina de control numérico que proponía un modelo más abierto de producción y que integraba programas de diseño de tablas en 3D. «Yo siempre había tenido en la cabeza que la clave estaba en la mecanización de los procesos. Sin duda, esta máquina y sus consiguientes mejoras a lo largo de los años sentaría un antes y un después en nuestro proceso de fabricación y personalización de tablas», aclara Hugo.

El 20 de noviembre de 2013 la factoría Full&Cas sufrió un terrible incendio a punto estuvo de suponer el cierre definitivo del negocio. «Estábamos trabajando y, de repente, se incendió todo. Fue posiblemente un cortocircuito en uno de los motores. En cuestión de minutos se quemó todo, hasta el techo de la nave, sólo quedaron en pie las paredes. Afortunadamente, no hubo ningún daño personal», cuenta Hugo. «Fue duro pero no nos lo pensamos ni un momento. Había que reconstruirlo todo y salir adelante».

Construida sobre la anterior, la nueva factoría Full&Cas incorporó nuevas y modernas instalaciones, así como importantes medidas de seguridad hasta convertirse en una de las fábricas de tablas más modernas de Europa. «Aprovechamos para modernizarlo todo y mejorar en todos los aspectos. Nuestra capacidad de producción es mejor, la calidad de las tablas es mejor… En ese sentido hemos salido ganando, aunque esto no nos ha salido gratis», explica Hugo.

La personalización de tablas ha sido siempre el sello definitorio de Hugo López-Asiaín: «La mecanización del proceso de producción nos permite ofrecer al cliente prácticamente lo que nos pida. Desde nuestra web se puede configurar una tabla nueva desde cero: personalizar medidas y formas, adecuar los materiales, customizar los colores, elegir los sistemas de quillas…», apunta. «Además, la fabricación propia nos permite minimizar el tiempo de producción y ajustar los costes. El proceso de producción de una tabla de surf es de unos 4 días, con lo que, en una semana, el cliente puede tener su tabla nueva en casa y a un precio más que razonable».

En la actualidad, Full&Cas vende miles de tablas al año entre España, Francia, Italia, Dinamarca, Alemania y Portugal.

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