19.04.2024 |
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REMO

«La situación era bastante mala»

Israel Bolado, presidente de la planchada, entidad que abarca la escuela de astillero, recuerda que, junto a ‘Garru’, cogió el club «con muchas deudas, con poco material y sin deportistas»  unto a jóvenes técnicos de casa, lo han reconstruido

Israel Bolado, en su época de reputado remero a bordo de la ‘San José’.
Israel Bolado, en su época de reputado remero a bordo de la ‘San José’.
«La situación era bastante mala»

Cuando Astillero se quedó sin capitán y sin rumbo tras la temporada pasada, lo primero que se organizó fue la Escuela. En este caso, esa posibilidad única que ofrece el mundo del remo de banco fijo de separar a un mismo club en dos tuvo su razón de ser y su aplicación práctica. Toda la escuela quedó bajo el control de La Planchada y fueron dos personas de gran confianza y experiencia las que se remangaron y se pusieron al frente del proyecto. La credibilidad que trasladaron ambos fue el gran secreto para que, mientras la SDR Astillero buscaba la posibilidad de rearmarse y volver a andar soñando con llegar a tiempo de formar una trainera, las categorías inferiores se organizaran y comenzaran a caminar mejor incluso que en otros años precedentes y dejando bien claro que la partida presupuestaria que iba para la base no se desviaría hacia la trainera.

Quienes se pusieron al frente de todo fueron Israel Bolado ‘Pelos’ y José Luis Cruces ‘Garru’, que, en su caso, también ha sido una persona fundamental para que la ‘San José’, en el caso de que haya competición, pueda salir a competir el próximo verano. El primero de ellos, que ostenta el cargo de presidente de La Planchada, confiesa que, de partida, se toparon «con una situación bastante mala». «En lo económico, había muchas deudas y tampoco había directiva», relata. Por eso él mismo tuvo que dar un paso al frente tras hablarlo con el propio Ayuntamiento. Mientras, recuerda que en la faceta deportiva, «había mucha escasez de material» y, para colmo, «no había deportistas».

Todo amenazaba con quedarse en punto muerto y por eso, como relata Bolado, se juntaron «una serie de personas y amigos que verdaderamente amamos al club» y se confabularon para «pelear por que la Sociedad Deportiva de Remo Astillero sea más competitiva». Y, para conseguirlo, tanto ‘Pelos’ como ‘Garru’ saben bien que hay que partir por la formación desde la base. Y a ello se pusieron.

En ese sentido, en un vídeo en el que se somete a las preguntas de los aficionados de polo azul, responde Israel Bolado a la pregunta de por qué no ha habido una apuesta más seria por los de casa en años anteriores. Por ejemplo, en la última gran camada que dio el salto de juvenil hace prácticamente una década. Recuerda el exremero que Astillero «siempre se ha caracterizado por ser un club puntero» y eso conlleva también una gran exigencia. Subraya que, en aquel momento, había «un nivel muy alto» y era complicado dar cobijo a alguien que estaba en su primer año. Por eso debían «marchar a otros clubes a terminar de formarse y adquirir así esa experiencia» para que, «a los dos o tres años, pudieran volver y competir con Astillero».

Al final, el objetivo último del actual proyecto, como confiesa Bolado, que tiene un palmarés que brilla con luz propia, sería conseguir «que todos los remeros de la trainera fueran del pueblo». Confiesa que «sería un sueño y el mejor ejemplo de que se han hecho las cosas muy, muy bien». Ellos están empezando con este nuevo proyecto aunque, de partida, éste ha quedado interrumpido por la dichosa pandemia sanitaria y su consecuente confinamiento.

Éste ha sido una faena para quienes están en pleno proceso de formación y justo veían llegar lo mejor del curso. De hecho, Adrián Marcos, uno de los entrenadores de la escuela, reconoce que sus jóvenes remeros estaban llevado muy bien el confinamiento hasta que llegaron las fechas de los campeonatos. «Al ver que no se celebraban, fue un bajón para todos los niños y también para nosotros», confiesa. Y es que, recuerda que habían estado «entrenando seis o siete meses justo para competir en el Campeonato de Cantabria y, de pronto, se te viene todo abajo».

Las federaciones no dan por perdida la conclusión de los bateles en verano, pero todavía es pronto. Mientras, los jóvenes valores han seguido entrenando y, para ello, los técnicos les han brindado «circuitos de acondicionamiento general» adaptándose a la situación de cada uno, ya que hay quien ha podido correr por casa y otros hacer bicicleta y otros apenas tenían nada. Desde hace unos días, al menos ya pueden salir a correr. «La finalidad era evitar que se pararan y llenar la mochila», confirma Marcos. Éste asume que ha tenido que ser a menor ritmo porque «la motivación no es la misma que cuando entrenas en equipo y tienes un objetivo a la vista con las regatas, lo que te ayuda a dar lo mejor».

«El año no vuelve». Cristian Cortijo, remero de la trainera y también técnico de La Planchada, se queda con «la faena» que supone perder un año a los que llevan tanto tiempo formándose. Sobre todo, a los que están en segundo año cadete o juvenil porque es un año «que no va a volver». «Los senior tienen respaldos más grandes y, sobre todo, la certeza de que todo se reanudará al año siguiente, pero esos chavales que querían aprovechar un periodo muy corto, que es su época de base... Es un año que no vuelve», lamenta.

Admite Cortijo que estaban en una temporada «con nuevos proyectos que necesitan su tiempo de maduración y de rodaje» para sacar frutos. Y cree que lo estaban «llevando bastante bien» a pesar de las dificultades encontradas. Tiene claro que todo ha sido más fácil «con la ayuda de gente a la que le sobra experiencia, como son ‘Garru’ y ‘Pelos’. Lo hemos llevado muy bien todos y la gente estaba contenta. No aspirábamos a tener súper equipazos para ganar todo pero sí equipos majos que pudieran hacer cosas bonitas», apunta. Él se encarga del juvenil femenino y recuerda que algunas de las integrantes de la escuela astillerense estuvieron en la selección cántabra logrando medallas. «El batel pintaba bien. Aún no habíamos hecho los cambios de última hora porque faltaban de hacer las últimas pruebas y, aún así, pintaba bien. Se podían haber hecho cosas bonitas», recalca.

Con todo, quien más se centra en la parte femenina del club es Manu Sánchez. Éste se atreve a valorar como «positiva» la situación del remo protagonizado por mujeres en Cantabria. Sobre todo, lo argumenta en que «la participación en estas categorías ha aumentado en los últimos tiempos. Sobre todo, en categorías inferiores». A lo que hay que prestar atención, como sostiene, es a «hacer hincapié en cuidar cuando suban de categoría para que se mantengan en el deporte porque, si nos fijamos, cuanto más se sube de categoría, más cojea la participación».

Sobre la posibilidad de que en el futuro haya una trainera femenina, tiene claro de que todo pasará por «cuidar» a las remeras del club y conseguir «transmitir la pasión» que tienen como entrenadores a esas jóvenes valores. «Es posible, pero siempre a medio plazo para poder tener un bote de calidad. Tendría que ser, además, una trainera más asentada que en las últimas temporadas en las que no se logró que pasara más allá de regatas puntuales o de descensos. Tendría que salir al agua con suficiente fuerza y trabajo para enfocar las ligas», explica.

Otro entrenador de la escuela es Álex Renero, que se hizo remero en la misma y que ahora se ve a sí mismo al otro lado del telón. Preguntado al respecto, recuerda que el ambiente en la escuela hace diez años, cuando él era al que le empezaba a salir la barba, es similar a entonces. «La diferencia es el número de regatas porque en todas las categorías había al menos diez personas mientras que ahora es complicado mantener una con siete u ocho personas», explica. Con todo, destaca que la relación entre entrenadores y deportistas sigue siendo «buena y sana». Lo que faltaría, en su opinión, es que en sus años había una trainera actuando como gran referencia y ondeando banderas mientras que, en los últimos años, ha estado lejos de vender ilusiones.

Lo bueno es que, para activar también la posibilidad de tener una trainera competitiva en el agua, se está asentado la primera piedra en la formación. E Iván Cobo es otro de los que en su momento dio el paso al recibir la llamada de ‘Garru’. Éste le dijo que «la situación del club era lamentable y que no había ni entrenadores, ni directiva, ni nada». Por eso le pidió ayuda y, como los demás, aceptó. «¡Qué mejor que llamar a la gente de casa, de siempre y canterana de Astillero para, entre todos, intentar levantar el club e ir hacia arriba», sostiene.

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