23.04.2024 |
El tiempo

REMO

«Unidas, es lo más importante»

Raquel Salazar, una de las integrantes del batel cadete de Astillero que se proclamó campeón de España el pasado fin de semana, asegura que fue «muy emocionante» conseguirlo «con todo el esfuerzo de tanto tiempo»

De derecha a izquierda (de más cerca a más lejos): Raquel Salazar, Sandra Santander, Manuela Narciso, Deva Campuzano y Jimena Fernández, con la medalla de oro y la bandera de campeonas de España.
De derecha a izquierda (de más cerca a más lejos): Raquel Salazar, Sandra Santander, Manuela Narciso, Deva Campuzano y Jimena Fernández, con la medalla de oro y la bandera de campeonas de España.
«Unidas, es lo más importante»

Pocas cosas sientan tan bien como culminar de manera tan precisa y exitosa el trabajo de tantos meses. Una gozada. Esa posibilidad de mirar atrás y confirmar que tanto esfuerzo mereció la pena la sintieron las remeras cadetes de Astillero cuando fueron las primeras en cruzar la meta en la final del Campeonato de España. No es algo frecuente porque, por desgracia, el remo cántabro había abandonado la costumbre que un día tuvo de ganar títulos en los botes cortos. No lo hacía desde el 2016, cuando las juveniles del club azul y los cadetes de AN Castro volvieron con sendas medallas de oro. Desde entonces, la sequía. Hasta el domingo pasado.

¿Qué se siente al ganar un Campeonato de España? ¡Qué preguntas! “Mucha emoción porque, al final, es algo que llevamos trabajando durante toda la temporada y permite que todo ese esfuerzo tenga una recompensa. Para todas nosotras, fue muy emocionante”. Responde Raquel Salazar, una de las tripulantes del batel campeón junto a Jimena Fernández, Manuela Narciso, Sandra Santander y Saúl Vázquez, que hizo las veces de patrón el pasado fin de semana aunque buena parte de la liga cántabra y el Campeonato Autonómico había ejercido ese rol Deva Campuzano. Todas ellas no formaron sólo una tripulación, sino, sobre todo, un equipo, algo fundamental para alcanzar el éxito cosechado el pasado fin de semana en Sestao.

Todo salió bien. “Al principio, el primer día, teníamos todas un poco de tensión porque no conocíamos muy bien el nivel que tendrían las demás compañeras de otros equipos, así que no sabíamos si estábamos en la tanda buena o mala”, relata Raquel. Ante este panorama, sólo las quedó mirar hacia delante e intentar hacer su regata para, por lo menos, cumplir con ese primer trámite y plantarse en la final, algo que consiguieron al ganar incluso su clasificatoria. Vieron el tiempo que habían empleado ellas mismas y el del resto de embarcaciones y ya se quedaron “más tranquilas y conformes y con más ganas aún de disputar la final, hacerlo bien y pelear por las medallas”.

Como le sucedía al batel senior de Astillero, el cadete tampoco había tenido rival en Cantabria. “Nuestra mayor competencia era de Camargo, pero quedaba a medio minuto, por lo que no teníamos la experiencia de tener un bote al lado mano a mano peleando”, subraya la remera cántabra. No tenían esa experiencia, no sabían cómo iban a responder ante un escenario así y eso las hizo acudir con algo de “miedo”, pero pronto quedó borrado al comprobar que la respuesta era buena.

Lo cierto es que en la clasificatoria tampoco sintieron demasiada presión. Se clasificaban dos bateles de cada semifinal de manera directa más el que marcara el tercer mejor tiempo y las azules cogieron pronto la proa de regata. Tanto es así, que en el tercer largo ya se permitieron el lujo de relajar la remada al comprobar que tenían en su bolsillo el pase directo para “llegar más preparadas a la final”.

Y lo hicieron. A pesar de administrar esfuerzos en los últimos largos del sábado, terminaron marcando el mejor tiempo de esa primera jornada, por lo que pasaron a ser las grandes favoritas para el título. Y el domingo estuvieron a la altura de ese cartel cogiendo en seguida la proa de la regata y no soltándolo, sino ampliando aún más la renta sobre Mecos, que fue su principal perseguidor pero que llegó seis segundos más tarde. “En los últimos metros, en el cierre, ya sabíamos que no iban a alcanzarnos para ganarnos, por lo que seguimos remando juntas hasta la última palada pero disfrutando de lo que nos quedaba”, relata Raquel, que se fundió en un abrazó junto a sus compañeras formando una auténtica y simbólica piña en el centro de la embarcación tras cruzar las balizas de meta.

En la 2, la tripulación del batel astillerense se abraza tras conseguir la victoria.
La tripulación del batel astillerense se abraza tras conseguir la victoria.

NUEVA PÁGINA. Se puso fin así a varios meses de preparación y competición. El camino comenzó en el anochecer del verano con una pretemporada donde las remeras tocan poca agua porque, sobre todo, el objetivo es ponerse a tono “físicamente”. Es en octubre cuando empiezan a subir a bordo y empiezan a preparar y perfeccionar “la técnica”. Ha sido, por lo tanto, mucho tiempo de convivencia que ahora, en parte, se termina, lo que a Raquel le da “un poco de pena”. “Hemos estado todo este tiempo esforzándonos para seguir mejorando y ahora ya se acaba, pero bueno, hay que pasar página y ya toca empezar el banco móvil”, apunta.

Es la siguiente estación. No sacarán trainerilla porque ésta es sólo para juveniles y senior pero a la remera de Astillero le gusta también la modalidad olímpica. De hecho, hasta se atreve a decir que la prefiere porque le parece “más bonita”. “Me gusta el skiff pero para entrenar y para disputar competiciones prefiero cosas de equipo, ya que sientes la alianza con las demás y la compañía”, precisa.

Esa sensación de formar parte de un equipo y de un colectivo es fundamental para ella y, de hecho, es también un ingrediente básico para que una embarcación de banco fijo como el batel funcione. “Tener una buena relación entre nosotras es lo más importante, estar unidas unas y otras porque, si no, en cuanto surge un conflicto, esas cosas se notan a la hora de remar porque las tensiones juegan malas pasadas”, explica.

‘Todo es fabuloso, siempre en equipo todo va bien’, que cantan en la LegoPelícula. Incluso las celebraciones saben mejor. La del domingo fue “por todo lo alto”. Primero se fueron a comer a un restaurante de Astillero y después, a bordo de una de las furgonetas del club, que estuvo acompañada de algunos coches y, por supuesto, de las banderas conseguidas en los campeonatos de Cantabria y de España, fueron recorriendo las calles del municipio mientras sonaba el himno del club. Fue así como llegaron al Ayuntamiento, a cuyo balcón se asomaron para celebrar con toda su gente un triunfo que urge valorar en su justa medida.

Raquel Salazar no se ha saltado ninguna estación. Antes de apostar por el remo practicó natación pero Mario Hernando la reclutó para la escuela astillerense cuando era uno de sus coordinadores. Entonces estaba en edad alevín y ya coincidió con una de las compañeras con la que se proclamó campeona de España el pasado fin de semana, que era Sandra Santander. “Es guay, muy bonito, crecer juntas en el remo”, recalca. Manuela y Jimena también se fueron sumando por el camino y, ahora mismo, forman una plantilla de seis remeras cadetes que confían en tener recorrido. Es lo importante, retener el talento y conseguir que quienes han demostrado tener potencial puedan tener continuidad para levantar por fin proyectos femeninos asentados en Cantabria. En ese sentido, el club azul ya ha logrado formar una trainera, algo que ya han hecho otros antes. Falta cimentarla bien. Y viendo los resultados cosechados en Sestao, se puede decir que en Astillero están en el camino.

«Unidas, es lo más importante»
Comentarios