20.04.2024 |
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LA PEDREÑERA

Pedreña peleará por el ascenso

Aunque tras el primer largo peligró seriamente su clasificación para el playoff, a partir del segundo se aclaró el camino | Ganó la bandera Arkote pero la ‘Pedreñera’ fue la única que la siguió de cerca para hacer buena su renta

Los remeros de Pedreña, pletóricos al desembarcar en Bilbao habiendo conseguido su gran objetivo.
Los remeros de Pedreña, pletóricos al desembarcar en Bilbao habiendo conseguido su gran objetivo.
Pedreña peleará por el ascenso

A Pedreña no le sobró absolutamente nada, pero era lo previsible tras haber estado a siete puntos del playoff el nueve de julio. Ayer Arkote hizo los deberes y ganó su bandera, pero los cántabros también hicieron los suyos y se dedicaron a tener bajo control sus referencias para terminar la mañana con la satisfacción del trabajo bien hecho. Encontraron la sombra de la embarcación a vigilar, identificaron su estela y la siguieron manteniendo siempre su ritmo. Los números eran sencillos: les bastaba con terminar inmediatamente después que la ‘Plentziarra’ independientemente del puesto que ocuparan. Y fueron primero y segundo. No tocaba pelo el bote vizcaíno desde, precisamente, aquel nueve de julio en Pasaia, el día que la ‘Pedreñera’ dijo basta. Nunca dejó de creer y ahora disfruta de las mieles del triunfo. Hubo cohetes y recibimiento en el pueblo; comida, copas y fiesta. La trainera llegó a estar perdida pero se encontró a tiempo de ganarse una nueva oportunidad de saltar a la ACT. Ayer terminó la liga pero aún queda mucha temporada.

La jornada bilbaína no pudo ser más diferente a la sufrida doce meses atrás. Entonces también llegó Pedreña con la necesidad de vigilar a una sola embarcación, pero no le bastaba con terminar un puesto por detrás, sino que tenía que ganar a Kaiku para clasificarse para el playoff. No lo logró. Ayer tampoco superó a Arkote pero su plaza más deseada sólo se vio amenazada durante el primer largo. Cuando las traineras ciabogaron por vez primera, el equipo trasmerano se sintió verdaderamente amenazado. San Pedro se coló entre su tiempo y el de la ‘Plentziarra’, por lo que ésta le empataba a puntos. Esto le valía al bote patroneado por Kewin Ruiz siempre que los vizcaínos no ganaran la bandera, algo que en ese momento tenían a sólo dos segundos. En esos primeros cinco minutos de regata, cualquier intento de iniciar una celebración corría el serio peligro de resultar precipitado.

Los tiempos estaban muy ajustados. Los más rápidos de la tanda de honor ni siquiera marcaron diferencias con los que habían dejado escritos Zumaia, Deusto y Hondarribia B en el primer acto, por lo que había muchos equipos metidos en el ajo. En una contrarreloj en la ría suele haber menos sorpresas y trampas que en la mar pero, por otro lado, las diferencias se reducen y eso suponía un peligro para Pedreña, ya que cualquier error, cualquier síntoma de ansiedad o desorientación, podría costar muchos puntos. Había que apretar y lo hicieron en ese segundo largo en el que todo quedó más aclarado.

Al paso por el ecuador, Arkote ya era la trainera más rápida y Pedreña la segunda. El viento, que llegaba de la mar y que se había intensificado coincidiendo con el primer largo de la tanda de honor, redujo su presencia y eso hizo que en el tercer parcial ya quedaran fuera de juego los botes del primer acto. La regata pasó a ser cosa de dos porque incluso San Juan, que durante todo el verano ha andado muy bien en ría, donde dio dos veces al palo antes de ganar incluso una bandera, se quedó atrás cuando tocó buscar de nuevo la Universidad de Deusto. Todo lo que fuera dejar a rivales en la cuneta beneficiaba las aspiraciones cántabras. No querían tumultos en el ring, un ‘todos contra todos’ en el que alguien te pudiera golpear por la espalda. Pedreña quería un duelo a dos. Era lo que le convenía y lo que encontró para desgracia de la ‘Plentziarra’, donde se sabían ganadores de la bandera pero perdedores de la general.

Sobre todo, Arkote necesitaba a San Pedro, la trainera más fiable de todas y la que tenía motor para superar a Pedreña, pero decidió bajar el ritmo en el segundo largo. Hace tiempo ya que está pensando en el tercer fin de semana de septiembre y ayer, tras haber certificado matemáticamente el campeonato liguero el día anterior, cuando incluso ganó la bandera, pensaron a bordo que la fiesta no iba con ellos. Decidieron pensar más en la comida que tenían organizada después que en embarrar la pelea entre pedreñeros y plentziarras. De este modo, estos últimos se quedaron solos. Marcaron siempre la mejor referencia pero no les valía. No encontraban la manera de cortar el amarre con el que, en el fondo, estaban remolcando a la ‘Pedreñera’.

El campo de regatas se quedó en cosa de dos. Pedreña lo sabía y también sabía que, en esas circunstancias, sólo un error le podría apartar de un segundo puesto que le era suficiente para clasificarse para el playoff. Y no arriesgó. Dio la impresión de que le costó arrancar tras culminar la primera ciaboga y en la segunda, la única realizada a la altura del Ayuntamiento, apostaron por hacerla abierta y, a la vez, más limpia. Todo iba bien. A bordo tenían las ideas claras y sabían que la historia sólo podía tener un final.

La pleamar era a las 13.13. Prácticamente coincidió con el momento en el que ‘La Marinera’, que abrió la tanda de honor, realizó la última ciaboga. Aún así, tampoco había mucha agua porque los coeficientes eran muy bajos, lo que también limita la influencia de las corrientes. Con todo, durante toda la regata buscaron las embarcaciones el centro de la ría al volver a la baliza de salida y meta excepto en el último largo de esa tanda de honor, cuando las traineras se pegaron a la margen izquierda porque el Nervión comenzó a perder agua. Lo hizo con descaro Castro pero, por ejemplo, Pedreña apenas desvió su rumbo. Pensó quizá que había menos riesgos poniendo margen respecto a la pared de roca. No necesitaba exhibiciones. En esos metros finales ya conocía todos los tiempos excepto el de San Pedro, que ya se había borrado de la fiesta diez minutos antes. Por eso remaron sabiendo que no iban a ganar la bandera pero sabiéndose campeones porque alcanzaron el gran objetivo final, ese que parecía demasiado lejano en junio. Curiosamente, hubo más fiesta al cruzar la meta en a trainera que quedó segunda en la regata que a bordo de la más rápida.

La alegría de Pedreña contrastó con la mala jornada de las otras dos embarcaciones cántabras, ya que Castro fue décimo y Camargo último. Hace semanas que la luz roja se encendió en la trainera verde porque hace mucho tiempo que no completa una buena regata que permita mirar al futuro con un cierto optimismo. Ayer parecía el día ideal para probarse en un escenario similar a los dos que acogerán el playoff, pero la ‘Virgen del Carmen’ marcó, de largo, el peor tiempo. No carbura y, para colmo, durante todo el fin de semana no pudo contar con Luismi Villar, una baja que se haría notar en cualquier tripulación de la ARC.

No salió Camargo con la motivación con la que sí salieron Orio B y Busturialdea, que se estaban jugando escapar del descenso directo. En éste cayó la ‘San Nikolas’, que el pasado año también afrontó la regata de Bilbao con mucho en juego. Entonces, se jugó no caer al playoff con Castro, que le había remontado un buen puñado de puntos los dos fines de semana anteriores. Sin embargo, en la ría respondió bien el bote amarillo. Con esa ambición salió ayer marcando un tiempo cuatro segundos mejor en el primer giro, pero no es la primera vez que los oriotarras no administran bien sus esfuerzos esta temporada. De hecho, el curso comenzó así, volando la trainera amarilla en el primer largo de la primera jornada para, al final, venirse abajo. Ayer lo hizo al mismo tiempo que crecía Busturialdea, que ha firmado un final de liga pletórico aprovechando, sobre todo, la acumulación de regatas en la mar.

También anda mejor en la mar que en la ría ‘La Marinera’. De ahí su nombre. Ayer apareció el bote con un buen número de cambios respecto al día anterior, cuando había quedado segundo. Markel Lujua se colocó en la popa en detrimento de Iker Gimeno; Jonathan Ruiz ocupó el sitio de Mikel Abad en estribor e Iker Castillo, Andrés Quintana y Unai Herbosa los de Jon Lekanda, Iñigo Fuertes y Paul Galdiz en babor. La de ayer fue la primera regata en la que el entrenador se quedó en tierra. Sobre todo, buscó una tripulación ligera para avanzar con más agilidad en la ría pero no se sintió poderosa en ningún momento perdiendo su particular batalla con Hondarribia B por hacerse con la sexta plaza. Se tuvo que conformar con la séptima. No hay mucha diferencia. Lo que vale es tener una bandera más en el cajón y haber estado cerca de ganar alguna más en un tramo liguero final en el que el bote ha dado lo mejor de sí. Por eso va por ahí con una sonrisa en la boca. Si por él fuera, la liga duraría al menos tres semanas más.

Pedreña peleará por el ascenso
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