25.04.2024 |
El tiempo

REMO

Otro año en casa

Pedreña no logró pasar el corte al ser undécimo  en la clasificatoria, a 18 segundos del séptimo | Comenzó el segundo largo en la pelea pero no acertó en éste | Son ya ocho años consecutivos sin cántabros en La Concha

La trainera de Pedreña se centrará en la disputa del playoff las dos próximas semanas. / alerta
La trainera de Pedreña se centrará en la disputa del playoff las dos próximas semanas. / alerta
Otro año en casa

Pedreña necesitaba que pasaran cosas ayer en la bahía de La Concha para saltar la verja. Y no pasó nada. Apenas hubo sorpresas porque, a pesar de que el tópico diga lo contrario, casi nunca las hay. Y menos aún en los últimos años, en los que todo parece más controlado por parte de cada uno de los equipos. Quizá hay quien pueda calificar como sorpresa la clasificación de Zarautz pero, en el fondo, era uno de los aspirantes a ocupar alguna de las dos plazas que los cinco ‘gallos’ iban a dejar libres. Pedreña quería entrar también en ese grupo, pero apenas aguantó un largo el tirón de los demás. En el de vuelta se quedó atrás y entró en la bahía sabiendo que su tiempo no iba a ser suficiente para convertirse en la gran noticia del día. Se tuvo que conformar con un undécimo puesto que sabe a poco porque acudió a la capital guipuzcoana con ganas de marcha. Pero no sonó la música. Lo tenía todo preparado pero tuvo que dejarlo todo para el playoff. Es ahí cuando deberá tener bien afinadas las guitarras.

Para que pasen cosas suele ser necesario que haya mar, que la carretera se mueva, se deforme y se haga complicado mantener un ritmo continuo y un rumbo fijo. Es en río revuelto donde hay ganancia para los buenos pescadores. Y a pescar ballenas acudió Pedreña a la bahía donostiarra. Lo tenía todo preparado y disponía de todo lo necesario: un barco, un patrón conocedor del terreno, unos buenos remos, unos mejores remeros y un arpón afilado. Tenía hambre pero no necesidad. Lo suyo era un sueño, una ambición por romper una sequía del remo cántabro en general y del trasmerano en particular que ya duele, pero la cacería no fue bien. Hace mucho que no se ven ballenas por San Sebastián.

La tarde se presentó plácida, con poco viento y poca ola. Fue, eminentemente, un día para enseñar vatio, para tirar de músculo y no tanto de técnica. Y eso no le venía bien a Pedreña. No tanto porque ande falto de potencia, sino porque, cuando la mar está así, la lógica se hace más presente en el resultado final. Y el único representante cántabro ayer en aguas donostiarras necesitaba romper el orden establecido, rebelarse ante lo normal y convertirse en la oveja negra del rebaño. Durante todo el verano ha demostrado estar por encima de sus rivales de la ARC 1 pero ayer necesitaba tutearse con los de la ACT. Y eso son palabras mayores. No todas las ballenas se dejan atrapar. Las hay que se escapan.

Pedreña salió a remar sabedora de que podía conseguir el objetivo y con el aval no sólo de haber ganado el campeonato en la ARC 1, sino también de haber competido de igual a igual con algunas de las mejores traineras del Cantábrico en el Campeonato de España y de clasificarse, incluso, a la final del mismo. Tanta fe tenía Joseba Fernández en lo que hizo su equipo en aquel primer día del mes de agosto que ayer calcó la misma alineación que en aquella clasificatoria. Así, volvió Luis López a la proa después de haberse repartido ese puesto durante la gran mayoría de las regatas ligueras entre Roberto Labrada y Carlos Iriondo. Sin embargo, el pasado sábado en Castro ya estuvo ahí Miguel Hernando y ayer el mismo que lo había ocupado el día que más cohetes se lanzaron este verano en Pedreña.

Las bajas de última hora en la lista de aspirantes y la alta también de Lekittarra al confirmarse que el positivo que había dado la semana pasada era falso acabaron por meter a la ‘Pedreñera’ en el grupo B. El sorteo quiso que éste saliera en segundo lugar y, dentro de éste, también quiso que el único representante cántabro en el agua fuera el último en ponerse en acción. Hay quien dice que eso es bueno y otros que es malo. Lo que es indiscutible es que permite remar conociendo todas las referencias dejadas por los demás. Eso puede dar alas pero también puede generar ansiedad.

Pedreña comenzó a remar con el cuchillo entre los dientes. Tenía hambre, sed, de todo. A bordo tienen todos más referencias que la de la única ciaboga que tiene el recorrido y al salir por puntas sabían los cántabros que estaban metidos en el ajo. Es algo que confirmó su paso por el ecuador. Para entonces, su tiempo era el décimo mejor pero lo mejor de todo es que tenía a dos traineras (Ondarroa y Ares) a un solo segundo y que Zarautz, que era quien marcaba la frontera entre la clasificación y la eliminación, estaba a sólo siete. Eso, teniendo en cuenta que quedaba el largo de vuelta, que es cuando se decide todo de manera habitual, abría la posibilidad a la sorpresa. Había regata.

El dato para la preocupación era que Pedreña estaba navegando a la misma velocidad que San Pedro, que remaba inmediatamente por delante de él. Eso quería decir que no le estaba saliendo una de esas regatas que ha tenido este verano en las que ha marcado una clara distancia con la ‘Libia’. Y era necesario hacerlo porque ayer necesitaba una regata perfecta y que varios de los aspirantes a esos dos plazas libres fallara. Y falló Lekittarra pero no lo hicieron ni Zarautz, ni Ondarroa, ni Ares. Lo peor es que tampoco la ‘Pedreñera’ avanzó a la velocidad que sabe hacerlo.

La trainera negra no estuvo cómoda en ese viaje de vuelta en el que necesitaba dar un zarpazo bueno. El bote no iba ágil, a bordo no disfrutaban, en la proa no se dibujaba una sonrisa traviesa.  Cristian Garma tuvo que trabajar de lo lindo en la popa haciendo evidente que mantener el rumbo que buscaba no resultaba sencillo. De primeras, apostó por avanzar echándose a babor de la ‘Libia’, que dejaba una estela más pegada a la isla. Sin embargo, conforme avanzó el largo, los pedreñeros se fueron poniendo a estribor de su rival sanpedrotarra. El resultado fue positivo para los cántabros porque completaron esa segunda mitad de la regata cuatro segundos más rápidos, pero aquello fue insuficiente. Sobre todo, porque todos los demás habían bajado ampliamente de los diez minutos y medio. Los entrenados por Joseba Fernández querían haber entrado en la férrea pelea que mantuvieron Zarautz y Ondarroa pero vieron todo desde la distancia.

La ‘Enbata’, que venía de sufrir un golpe tremendo el pasado fin de semana en aguas de Galicia, donde quedó condenada a defender su estatus en la ACT en un playoff, firmó su regata del año. Fue la primera en saltar a escena remando a ciegas pero con más tranquilidad. Quien quisiera, que le siguiera. Marcó el séptimo mejor tiempo en la ciaboga y lo defendió con uñas y dientes en el segundo largo a pesar de sentir el aliento de Ondarroa, a quien le quedó muy lejos aquel jueves de gloria del pasado año en el que marcó el mejor tiempo de todos. Vaya fiesta la de aquel día.

Todo estaba por decidir en el largo de vuelta, ya que sólo había siete segundos entre el cuarto mejor tiempo y el noveno al paso por la ciaboga. Sin embargo, prácticamente nada cambió. Quien estaba dentro tras el primer largo lo siguió estando cuando se bajó el telón. Ondarroa aspiraba a recortar esos tres segundos de nada que había perdido en la primera mitad de la prueba pero sólo recortó uno. Apuró el motor sabedor, en plena champa final, de en qué momento tenía que parar el crono, pero le sobraron un par de metros de regata. Y sin superar a la ‘Enbata’, sabía que no tenía futuro porque quedaba mucho ‘gallo’ por llegar. Todos cumplieron y también lo hizo Cabo, que venía de disfrutar en casa el pasado fin de semana y que también lo hizo ayer favorecido por las condiciones que ofreció la mar. Nadie falló y Zarautz acertó.

Los zarautztarras se comieron medio kilo de pipas mientras esperaban a que llegaran los, en teoría, más rápidos del grupo B. Se sabían dentro cuando terminaron el trabajo los botes de la ACT pero eran conscientes de que Tirán, San Pedro o Pedreña les podían dar el susto. Les costó poner el champán a enfriar pero finalmente pudieron brindar a lo grande, como si no hubiera mañana. Había razones para ello. La trainera de Moaña se quedó a 32 segundos, la de Pasaia a 22 y la cántabra a 18. Ese fue el tiempo que separó a los entrenados por Joseba Fernández del éxito. Se habían dejado llevar por los sueños pero, en el fondo, los sueños, sueños son. Ahora tienen más de dos semanas para preparar la gran cita de la temporada, en la que no podrán fallar. Tendrán que hacerlo en casa y sin la motivación de participar en la regata más importante de todas, pero cada cosa a su tiempo.

Otro año en casa
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