19.04.2024 |
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Golfistas e instituciones recuerdan cómo Seve puso en el mapa a España

Javier Ballesteros, hijo de Seve, durante el curso. / ALERTA
Javier Ballesteros, hijo de Seve, durante el curso. / ALERTA
Golfistas e instituciones recuerdan cómo Seve puso en el mapa a España
Golfistas, instituciones y periodistas rememoraron ayer jueves cómo el cántabro sitúo Pedreña, a Cantabria y a España en el mapa. Algunas de las personas cercanas a Seve participaron ayer en la clausura del curso sobre el deportista que ha acogido durante dos días la Universidad Internacional Ménendez Pelayo, en Santander. Su hija pequeña, Carmen, cerró ese encuentro, en el que ayer intervinieron golfistas de élite como Manuel Piñero, Catherine Lacoste y Juan Postigo, junto al ex secretario de Estado para el Deportes Jaime Lissavetzky, el ex alcalde de Santander Íñigo de la Serna y los periodistas Nuria Pastor y Sergio Gil.

Manuel Piñero aseguró que Ballesteros era «un fuera de serie» y se convirtió en «la admiración del mundo del golf». «Tenía rebeldía, confianza, no tenía miedo, tenía la cualidad de salir de las dificultades. Jugar con Seve no era fácil pero teníamos una conexión especial, era un gran compañero», subrayó Piñero. El golfista, ganador de 21 títulos, recordó emocionado las palabras de Seve en un restaurante de Somo poco antes de su fallecimiento: «hemos arrancado desde el suelo, pero hemos subido todas las escaleras».

Catherine Lacoste resaltó que la amistad que les unió a Seve y a ella «seguirá viva» en su corazón, además de apostillar que la admiración con el de Pedreña era «mutua». También describió a Ballesteros como una persona con muchos valores. «Tenía carisma, fe, un swing diferente, una persona inspiradora y muy entrañable», recordó. «Es el mejor jugador que he visto, entraba al campo creyendo que iba a ganar, y eso marca a los campeones como él», subrayó Lacoste.

Juan Postigo, campeón de Europa y de España de golf adaptado, relató que de Seve se debe «aprender no tanto como pegaba a la bola, y más como afrontó la vida porque transmitía carisma, garra y ganas de hacer las cosas bien». A su juicio, Ballesteros puso a Pedreña, Cantabria y España «en el mapa», y contó que cuando sale del país se da cuenta que la gente «sigue teniendo ganas de Seve».

También Íñigo de la Serna recordó como había veces que «tenías que decir Seve Ballesteros» para que ubicaran a Santander y Cantabria en el mapa. «No fuimos inteligentes como para saber lo que teníamos con Seve, no aprovechamos al máximo su figura. Se merecía más. Amaba Cantabria, siempre buscaba prosperidad para la región», dijo. Además, aseguró que a Seve se le puede comparar con el CEO de una gran empresa porque, a su juicio, tenía todas las cualidades «liderazgo, carisma, sabía manejar el estrés, emocionaba. Y todo esto de forma natural».

Sobre el campo municipal de golf Mataleñas, de Santander, aseguró que era la «gran ilusión» de Ballesteros, y recalcó que «no le valía cualquier cosa, quería el mejor campo de España».

Lissavetzky comentó que Seve fue un «pionero, un héroe del deporte» porque popularizó el golf en España y cree que el golf y España es una realidad «perfectamente asociadas» gracias a la figura de Seve.

«Ballesteros tuvo osadía, valentía y magia. Maestro, leyenda, genialidad, esa era la imagen de Seve, un imagen como Cantabria, Infinita», destacó Lissavetzky.

La periodista Nuria Pastor recordó como gracias al golfista cántabro se empieza a «hacer grande» la Ryder Cup, porque antes de su figura «los americanos no tenían competencia, y la mayor ambición de Seve era derrotar a Estados Unidos».

Además, mencionó una anécdota de 2012, una vez ya fallecido Seve, cuando José María Olazábal, capitán de la Ryder ese año, en un partido que tenían perdido los europeos, entró al vestuario y puso fotos de Ballesteros, y acabaron remontando el encuentro al ‘estilo Seve’. Cuando ganaron, todo el equipo miró al cielo en forma de homenaje, recordó la periodista.

Sergio Gil destacó que Ballesteros «cambió el golf, el deporte y la vida de muchas personas».

Para Gil, Seve «no era un jugador normal, hacía cosas que otros no podían hacer, tenía magia, se veían cosas que no se habían visto en la vida», afirmó el periodista.

Carmen Ballesteros aseguró que, después de 11 años de su fallecimiento, no deja de sorprenderla «como sigue hablando la gente» de su padre.

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