El sábado toca revancha y algo más. El mejor Campeonato de España femenino de la historia, según afirmaron los propios técnicos de la Federación, tendrá un segundo episodio en Camargo, donde se volverán a ver las caras Marian Herrería y Karla Mérida. Esta última llegará ya con el cinturón en su poder tras su victoria en Barcelona pero la cántabra querrá arrebatarle lo que cree que debe ser suyo. Porque entiende que en el primer capítulo del duelo hizo méritos suficientes para ganar pero las cartulinas no lo decretaron así. Ahora habrá que dejar las cosas más claras.

Daniel Rasilla, su entrenador, confía en ello. “Está en un gran momento”, asegura a este periódico. Confía en lo que puede dar de sí su pupila “después de esa discutida decisión” del primero de los combates. La revancha quedó firmada antes incluso de éste y por eso en cuanto ‘La Vikinga’ se bajó del ring puso el punto de mira en lo que pueda pasar este sábado. “Es la oportunidad de su vida”, afirma el entrenador camargués. Así de claro lo tienen. “Tiene la posibilidad de pelear por el campeonato en casa, con el apoyo de su público, y no se nos puede escapar”, explica ‘La Cobra’.

Lo que tienen claro en el equipo de Marian Herrería es que, como quedó acreditado en Barcelona, no va a resultar sencillo porque “delante va a estar una gran boxeadora, una deportista con mucho talento”, por lo que es posible que nadie pase por encima de nadie, sino que es sencillo vaticinar “un combate difícil e igualado”. Que nadie se despiste. Al menos ahora tienen como referencia el combate de ida. ¿Lo habrán visto muchas veces en el gimnasio Rasilla? “Imagínate”, contesta el entrenador de ‘La Vikinga’. “Ya antes de aquel nos habíamos imaginado un montón de veces cómo podría ser y ahora ya contamos el combate de Barcelona como base para establecer un plan que esperemos que salga perfecto”, añade.

Considera Rasilla que en la capital catalana hicieron “lo necesario para ganar”. Habrá que dar algunos retoques, pero la táctica no va a cambiar demasiado. “Son dos maneras distintas de boxear, siendo Marian más de ataque y Karla de técnica y contaataque. Tenemos que corregir algunas cosillas y, sobre todo, tener en cuenta que en peleas tan largas hay que dosificar esfuerzos, ya que en ocho asaltos pasan muchas cosas”, argumenta. Lo que tiene claro es que “la experiencia” de lo vivido en Barcelona les va a servir para atacar el segundo episodio con mayores garantías. Lo malo es que su rival a buen seguro que piense de manera similar.

La velada del sábado contará con el plato fuerte del Campeonato de España pero también con el aliciente del debut de Mariluz Peral, a quien el propio Dani Rasilla califica como “la boxeadora amateur más laureada de Cantabria con tres campeonatos de España, una Copa y una liga Iberdrola y con más de cincuenta combates a pesar de tener sólo 25 años”. Ojo ahí. La considera “un talento descomunal” que, además, “se adapta a todo tipo de boxeo”. “Si la dices que vaya hacia delante va hacia delante, si la dices que hacia atrás, va hacia atrás y si la dices que entre y salga, entra y sale”, resalta. Por eso explica que es “muy fácil trabajar con ella porque, además, está con muchas ganas”.

Será su debut como profesional, el primer episodio de lo que promete ser una bonita historia porque Rasilla la vaticina “un futuro brillante por delante”. “Como mínimo, creo que igualará lo que ha conseguido como amateur”, lo que quiere decir que España se le puede quedar pequeño. Tocará verlo pero, al parecer, no sólo tiene las aptitudes necesarias, sino también las actitudes, ya que “entrena al doscientos por cien y tiene un talento descomunal”. Quien acuda el sábado a la velada podrá comprobarlo.

El debut siempre impone respeto porque cambian muchas cosas. “Manos arriba”. Es éste el primer consejo que considera su entrenador que ha de darla con vistas a esta nueva etapa que va a comenzar. “Hay que cubrirse bien porque el boxeo profesional es totalmente diferente, es de guante pequeño y vendaje duro y se elimina el casco, por lo que los golpes duelen mucho más y las distancias son más grandes porque también hay más asaltos”, argumenta. De ahí que la “preparación física” sea fundamental, al igual que “no cometer ningún error, ya que si cometes uno quizá te despiertes en la ducha”. Por eso es aconsejable “acabar lo antes posible porque así también hay menos posibilidades de recibir algún mal golpe”.

Lo que es difícil comprobar en el campo amateur es la “capacidad de encaje, que es un requisito indispensable” cuando se da el salto al profesionalismo. Ahora ya no existe esa “cámara de aire que hace que los impactos sean más leves y amortiguados”. “A parte de pegar tú y enseñar esa técnica que conoces, hay que saber encajar y tener una buena quijada”, añade Rasilla.

Para éste son días frenéticos porque a su labor habitual de preparador en el gimnasio ha de sumar la de promotor. “Cada etapa tiene sus cosas buenas y malas. La de deportista ya pasó y la de ahora es diferente. Ahora me acuerdo mucho de mi padre porque entre los dos se llevaban las cosas de manera más sencilla, ya que hay que entrenar, dar las clases, buscar patrocinadores… Y todo ello conlleva mucha organización y muchísimo trabajo que se lleva mejor entre dos personas”, relata. Con todo, tiene claro que merece la pena porque si no hiciera ese esfuerzo, todos esos jóvenes valores que se forjan en su gimnasio no tendrían la posibilidad de boxear y mostrar lo que llevan dentro. 

Porque el sábado no sólo se celebrarán los dos combates profesionales de ‘La Vikinga’ y ‘La joyita’, sino también siete peleas amateur. De entre éstas, Rasilla destaca a Hugo Gómez, que se va a presentar como campeón de Cantabria y subcampeón de España, y una buena colección de jóvenes. Resalta el duelo entre Mario Arriarán, del club Laso, y Bryan Quintana, del Ubud, dos cántabros “de 17 años, muy valientes y con muchísimas ganas que posiblemente sea uno de los combates de la noche”. “Es una pelea bien casada que seguro que gustará mucho a la gente”, como también el de Ángel García, “un semipesado que siempre da espectáculo”. Todo está listo para volver a disfrutar de una gran jornada pugilística.