25.04.2024 |
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REMO

El dueño del garito

Pedreña sumó su tercera bandera consecutiva gracias a un último largo en el que se supo mover bien por el ancho campo de regatas | Camargo y Astillero, que salió del descenso, se vieron sorprendidos por Orio B en los metros finales

Los remeros de Pedreña celebran la bandera conseguida ayer en aguas de Getxo.
Los remeros de Pedreña celebran la bandera conseguida ayer en aguas de Getxo.
El dueño del garito

Era un sábado tarde del mes de agosto, pero el día estaba tristón. Encapotado, gris, ni frío ni calor. No era un día para grandes alegrías y a las doce cerraban los bares. No invitaba la jornada a escribir en verso, sino en prosa, hacer lo que uno tiene que hacer, recoger y volver a casa. Y es lo que se dedicó a hacer la ‘Pedreñera’. Llegó, vio, ganó y se marchó. Como los grandes. No permitió que nadie más que él festejara nada porque no había espacio para nadie más. Ayer tenían que haber comenzado las fiestas de Bilbao, bien cerca de donde se disputaron ayer las regatas, pero las autoridades recomendaban meterse en casa y no hacer vida social. Corren tiempos de ciencia ficción en la vida real y por eso en el del remo se apuesta por el realismo. Y la realidad es que Pedreña es el mejor.

Dos semanas atrás ya habían bailado otros en Getxo. Entonces ganó Deusto y San Pedro fue segundo. Los trasmeranos habían aflojado para repartir las sonrisas entre los demás pero se resarcieron a lo grande con las dos victorias en Santander que, sumadas a la de ayer, son ya tres consecutivas que, si no suceden cosas demasiado raras en la regata de hoy, le pueden permitir ser equipo de playoff hoy mismo, con dos jornadas incluso de adelanto. Hay que haber dominado mucho la competición para conseguir algo así. Y Pedreña lo ha hecho.

Ayer lo confirmó completando quizá una de sus mejores regatas. De nuevo volvió a abrir diferencias con el resto como lo había hecho en el mes de julio pero eso no quiere decir que fuera el dueño absoluto de las aguas getxotarras desde la primera palada. La ‘Pedreñera’ tuvo que trabajárselo con una buena remada y una indispensable sabiduría a la hora de moverse por el inmenso campo de regatas a seis calles por el que se tuvo que batir el cobre. Nada estaba escrito cuando cambió de dirección por última vez pero fue ahí cuando comenzó su verdadero festival.

A Pedreña le había tocado la calle tres, por la que fue capaz de completar un primer largo en forma de martillo. En poco más de cinco minutos de regata, le había metido diez segundos a San Pedro, ocho a Getaria, seis a Deusto y cinco a San Juan. Aquello marchaba bien pero nadie se fiaba porque durante la larga tarde de regatas en Getxo ya se había visto que no estaba siendo lo mismo subir que bajar. Y es algo que quedó confirmado en cuanto afrontaron el segundo largo. Ahí el tablero se dio la vuelta y, por ejemplo, la ‘Libia’ lo completó ocho segundos más rápido que la ‘Pedreñera’. Ahí había una trampa que iba a haber que librar como fuera en el último largo.

Pedreña ya tenía el aviso de lo que había sucedido en la primera tanda, cuando Astillero, Camargo, Zumaia y Donostiarra B había viajado de la mano durante buena parte de la prueba. La segunda ciaboga la habían dado al unísono como si de unas bailarinas de una caja de música se tratara. Algo similar sucedió en la ciaboga final, cuando parecía que se iban a jugar la victoria entre ellos. Para ese momento, la cosa pintaba bien para la ‘San José’ porque estaba ante una buena oportunidad de dar una buena mordida y, de paso,  sumar a Orio B a la batalla por la supervivencia. 

Los amarillos, que habían ido en todo momento por detrás, realizaron la última maniobra a ocho segundos de Camargo, a seis de Zumaia y a siete de Astillero y Donostiarra B. Sin embargo, ganaron la tanda. Poco más hay que decir sobre el enorme largo final que se marcaron los aguiluchos por la misma calle uno por la que había ganado Lapurdi la regata de la ARC 2 hora y media antes y por la que viajaría después San Pedro. Los oriotarras ya habían enseñado el enorme final que tienen en anteriores citas pero lo de ayer fue un paso más. De pronto, se vieron a sí mismos acercándose al pelotón que parecía que se iba a jugar la victoria, luego se vio a su altura y, de pronto, por delante de todos. Lo suyo fue volar. Tanto es así, que en meta aún le sobraron dos segundos respecto a la ‘Virgen del Carmen’, que no acertaba a explicar cómo, de pronto, se había presentado ahí el color amarillo.

Aquello fue como si los ‘aguiluchos’ hubieran instalado un motor en su popa tras la última maniobra aprovechando que nadie les miraba por haberse quedado fuera de juego. Tan rápido fueron que marcaron el mejor tiempo de todos en ese último largo. Lo completaron cinco segundos más rápido que Pedreña, nueve que San Pedro, que avanzaría por su mismo pasillo en la tanda de honor, y, lo que más le importaba, diez que Camargo o catorce que Astillero. Sacar catorce segundos a una trainera en un solo largo es toda una rareza.

Esos cuatro minutos y 52 segundos en los que completó Orio B el último cuarto de regata valen una salvación porque terminó firmando un quinto puesto que, en la práctica, le borra de la pelea a cara de perro que les queda por escribir a Donostiarra B y a Astillero. Ayer los azules llegaron por delante de los de San Sebastián y, como partieron igualados a puntos, eso le permitirá comenzar hoy fuera de las plazas de descenso. Con Getxo desterrado, saben que sólo cuentan ellos y que sólo se tienen el uno al otro para ambicionar la salvación. No hay más. Sólo quedan ellos alrededor del tablero.

Lo que había hecho Orio B en la primera tanda y lo que más o menos había repetido San Pedro por esa misma calle uno en el segundo largo había puesto sobre aviso a Pedreña tras su tercera ciaboga. Era consciente de que algo tenía que hacer. Si se quedaba por su calle tres, que era la misma por la que había navegado Camargo en el acto anterior, podía pagarlo tan caro como lo había pagado la ‘Virgen del Carmen’. Fue entonces cuando, aprovechando que la ‘Tomatera’ de Deusto se había quedado muy atrás, comenzó a apuntar la proa de su trainera hacia las calles interiores. Incluso se cruzó por delante de los bilbaínos haciendo al juez de mar rectificar y empezar a vigilar un posible conflicto entre la embarcación cántabra y la ‘Libia’. Sin embargo, no hubo ni oportunidad de que surgieran chispas. La apuesta de Pedreña le permitió aprovechar mejor la ola y plantarse en zona de meta comandando a todas las embarcaciones que llegaban tras ella. Esta vez, no hubo necesidad de una explosiva champa final para defender su territorio con la ‘Libia’. Su entrada resultó imponente, en plan dueño del garito que manda apagar la música y paga las consumiciones de los que quedan en el local antes de echarlos a todos para comenzar una fiesta privada. 

La emoción por detrás la pusieron Getaria y Deusto, que entraron unidos por pegamento. El bote guipuzcoano hizo intervenir al juez de mar porque, tras ver cómo Pedreña estaba acertando al irse hacia la calle uno y ver la puerta abierta, hizo lo mismo pero de manera más brusca. Y con quien se encontró ahí fue con Deusto, que estaba manteniendo el rumbo propio de su calle. Por eso el juez de mar pidió a la trainera getariatarra que se fuera a babor. Aquello no le despistó. Mantuvo el reto y terminó ganando por un suspiro dejando atrás incluso a San Pedro. Éste había sido ocho segundos más rápido que Pedreña en el segundo largo pero cuatro más lento en el cuarto. La libertad de avanzar por donde uno quiere da banderas.

La victoria de Orio B en la tanda final desdibujó esa pugna de igual a igual que mantuvieron hasta cuatro traineras durante los más de veinte minutos de trabajo que completaron ayer los remeros. Aprovechó ese factor sorpresa para dejar a Camargo sin ganar la tanda y confirmar así su buena evolución y a Astillero sin un mayor botín que le diera más margen para la salvación. Los dos cántabros de ese primer acto viajaron por el centro del campo de regatas y, aunque llegar por delante de su gran rival ya olió a triunfo, la ‘San José’ se quedó a sólo 34 centésimas de haber arañado otro punto tras perder el duelo final que mantuvo con Zumaia por el tercer puesto de la tanda. Ambos habían marcado tiempos prácticamente idénticos en todos los pasos por baliza pero llegó con más motor la ‘Telmo Deun’. Hoy, en el mismo escenario, habrá otra oportunidad.

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