24.04.2024 |
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Diez años fuera de La Concha

Hoy se cumple exactamente una década de la última participación de una trainera cántabra en la regata más importante de todas | Que Astillero, que terminó sexto y es el único que ha estado cerca de volver

Los remeros de Astillero, sacando por última vez la trainera en la rampa del Acuario tras disputar la Bandera de La Concha en el 2012.
Los remeros de Astillero, sacando por última vez la trainera en la rampa del Acuario tras disputar la Bandera de La Concha en el 2012.
Diez años fuera de La Concha

Tal día como hoy pero de hace diez años, exactamente el nueve de septiembre del 2012, sucedió un hecho relevante, un acontecimiento histórico. Fue la última vez que se vio a una trainera cántabra competir en la regata más importante de todas, en esa en la que sólo están los mejores. Ese día desaparecieron y no volvieron. Se extinguieron. Hay quien dice que siguen por ahí, pero nadie las ha vuelto a ver en la bahía donostiarra. Los viejos del lugar cuentan que hubo un tiempo en el que dominaron la Bandera de La Concha, en la que ganaban y se clasificaban hasta tres. Algunos dicen que son sólo leyendas, pero está acreditado. Quizá algún día vuelvan, como las ballenas, pero hasta que eso suceda sólo queda seguir oteando el horizonte con la esperanza de que aparezcan.

Ese nueve de septiembre del 2012 apareció Astillero en la primera tanda después de una primera jornada en la que sólo había mejorado el tiempo de Donostiarra. Estar ahí ya fue un logro porque, aunque ese año terminaría séptimo en la liga ACT, no se puede decir que acudiera a la clasificatoria como gran aspirante a pasar el corte. Sin embargo, le salió una jornada redonda. Hubo mucha mar y el joven patrón Ugaitz Mendizabal, que había llegado dos años antes de la mano de Jon Salsamendi, se doctoró aquel día. La ‘San José’ se clasificó para estar en la bandera de las banderas.

Fue la única trainera cántabra que lo hizo porque Castro había desaparecido de escena tres años antes, después de haber sido campeón en el 2008 y subcampeón en el 2009, mientras que Pedreña vivió su última gran experiencia donostiarra en el 2011. La trainera azul fue la última esperanza. Tras clasificarse y no salir satisfecha de la primera jornada, cumplió con su cometido el segundo domingo remontando a Chapela, que fue la gran sorpresa de esa edición, para terminar en sexta posición. Los azules se fueron satisfechos aquel nueve de septiembre y prometieron volver, pero no lo han hecho. Ninguna trainera cántabra lo ha hecho.

Desde aquella actuación de Astillero, se produjo el apagón. Seis de las diez banderas que se habían disputado en la primera década del siglo se habían venido para Cantabria sin contar la que debía haber venido para Pedreña en el 2005. El dominio, por lo tanto, fue total, pero se pasó en muy poco tiempo de ser el dominador del juego a no ganarse ni siquiera una invitación a la partida. En definitiva, la desaparición del remo cántabro de la regata más importante de todas sirvió para ilustrar la tremenda degradación que fue sufriendo.

De los habituales, Castro fue el primero que desapareció de la élite y no tardó en seguirle Pedreña. Astillero aguantó más en la máxima categoría. Sobre todo, a partir del acierto que supuso la apuesta por Dani Pérez como entrenador. Con él al mando, el club azul dio hasta tres veces al palo, por lo que la travesía en el desierto estuvo cerca de haberse acortado o de haberse retrasado. La trainera azul quedó octava en la Clasificatoria del 2013, el 2015 y el 2016. Ya es mala suerte. Sobre todo, la hubo en el segundo de esos años, cuando se quedó fuera por sólo 22 centésimas, que fue lo que le separó de San Juan, que fue séptimo.

A los aficionados cántabros les ha tocado ver la Bandera de La Concha desde la distancia esperando a mejores días. Ha pasado de haber tres traineras de Cantabria de manera continuada a haber años en los que incluso sólo ha habido una en la Clasificatoria. En este 2022, cuando se cumple una década completa sin representantes cántabros en la gran regata, son ocho vascos los que están compitiendo. Sólo hay forasteros en la prueba femenina, donde ni se puede soñar con que haya una embarcación de esta parte del Cantábrico. La hubo cuando comenzaron a competir las mujeres porque Astillero estuvo entre los clubes pioneros en este campo, pero ahí también llegó un vacío repentino. El próximo domingo, cuando se disputará la segunda jornada, Urdaibai defenderá casi ocho segundos de renta sobre Hondarribia mientras que en mujeres la cosa está más apretada, ya que Orio sólo partirá con dos segundos de ventaja sobre Arraun Lagunak.

En los últimos tiempos, ha sido Pedreña la mejor baza para volver a estar en el centro de los focos, pero es ciertamente complicado pasar el corte y presentarse en la gran cita compitiendo en la ARC 1. Por eso el primer paso es saltar a la ACT, algo que intentará el bote trasmerano dentro de diez días, cuando dispute el playoff. Quizá, con suerte, todo vaya bien y consiga que el próximo año, once años después, vuelva a haber ballenas en San Sebastián.

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