El Club de Cazadores de Miengo, que gestiona un coto de unas mil hectáreas, tiene un difícil futuro por la falta de apoyos. Su presidente Isidro Gómez, está al frente de la sociedad desde hace cuatro años. Tomó el testigo de manos de Ángel García. En la actualidad en el coto solamente se caza la becada y la paloma torcaz. Si bien, la Subdirección de Medio Natural les concedía batidas de jabalí, han dejado de hacerlas por el peligro que supone para los automovilistas y los perros por las carreteras que hay en el entorno.

«Nosotros queríamos matarlos en espera, pero no nos dejaron», dice su presidente. En los humedales de Mogro y Cudón hay abundancia de cerdos salvajes. Hace dos años les concedieron 24 batidas, pero, solo llevaron a cabo una por los problemas que acarrea su organización.

En los últimos tiempos, los Agentes del Medio Natural han estado haciendo extracciones para reducir su censo, medida que no gusta a Isidro Gómez. «El trabajo de los guardas no es ir a cazar, sino el cuidar y vigilar el monte», apunta, mientras asegura que «no son cazadores» y por ello, se muestra totalmente en contra de que intervenga la guardería matando salvajes. «No, no estoy de acuerdo», deja claro. El Club de Cazadores de Miengo cuenta en la actualidad con 81 miembros, pero solamente la mitad está al corriente en el pago de cuotas.

El problema económico es uno de sus lastres, ya que no tienen presupuesto para organizar competiciones. Una subvención que recibían del Ayuntamiento se la han retirado, cree Isidro Gómez por la presión de los animalistas. Antes se solían hacer varias sueltas de faisanes, pero debido a la falta de medios económicos esta temporada solamente se ha hecho una. También, se desarrollaban en sus terrenos alguna competición de perros de muestra. Poco optimista se muestra el presidente sobre la continuidad del club. Para él, la solución pasa por anexionarse a otro coto colindante, como el de Polanco, pero, al respecto, no se ha entablado, a día de hoy, ninguna conversación.