25.04.2024 |
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Campeones de liga

Los remeros de Pedreña celebran su proclamación como campeones de la liga ARC 1 ayer en aguas de Castro.
Los remeros de Pedreña celebran su proclamación como campeones de la liga ARC 1 ayer en aguas de Castro.
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Siempre da pena que se acabe el verano porque, entre otras cosas, se acaban las traineras, pero este año más todavía. Quien maneja los hilos de la climatología decidió, además, que las últimas regatas en aguas cántabras hayan coincidido con cielo gris, lluvia, viento y playas vacías. La depresión total. Ver el arenal de Brazomar desierto exigía que sonara el Dúo Dinámico recordando que el final del verano llegó mientras Pancho corre detrás del taxi que se lleva a Julia para Madrid tras un intenso verano azul. La de ayer en Castro fue una mañana de despedidas que no apetecían porque han llegado en el mejor momento para los cántabros, con Camargo y Astillero dominando con enorme autoridad sus respectivas tandas y con Pedreña manteniendo ese nivel inalcanzable para los demás que le permitió alzarse con un título liguero sin discusión. Lo bueno para los campeones es que todavía les queda lo mejor. Lo suyo fue como el último partido liguero en casa antes de partir hacia quién sabe dónde a disputar la final de Copa. El jueves irán a Donostia a perseguir un sueño y en tres semanas se jugarán la temporada. Aún les queda lo más complicado y por eso, por lo que pueda pasar, ayer bailaron para que ya nadie les pueda quitar lo bailado.

Pedreña no ganó la regata pero sí ondeó una bandera. Los doce puntos se los llevó al saco San Pedro, que completó una enorme actuación en Castro mientras que la trainera negra, fiel a esa tremenda regularidad que ha mostrado desde la primera vez que se bajó la bandera roja, se alzó con el título liguero. Tuvo que esperar al último día porque la ‘Libia’ siempre ha andado cerca y va a ser una constante amenaza cuando haya que jugárselo en el playoff, pero nadie le ha discutido el título al bote cántabro. Tampoco ayer, cuando entró a doce segundos del bote morado, que asestó un golpe prácticamente definitivo desde el primer largo. Navegando por la calle uno, la embarcación entrenada por Mikel Arostegi se alejó del líder con cada palada que dio. Aunque cada vez veía más lejos a Pedreña, en ningún momento aflojó porque su gran rival tras el último paso por ciaboga no estaba remando en su misma tanda. El enemigo era Camargo.

Los de verde son los que más lamentan que todo se haya acabado ya. Han terminado como tiros. Tanto en Getxo el fin de semana anterior como en Castro han dominado su tanda de cabo a rabo. Y a su lado han tenido a equipos como Arkote, San Juan y Deusto a los que ha mantenido a distancia. En julio parecían estar lejos y ahora se han quedado atrás. La ‘Virgen del Carmen’ quería terminar el curso con grandes sensaciones que sirvieran como carta de presentación para atraer calidad al proyecto con vistas al 2021 y lo han conseguido. Si el sábado no fue tercera por veinte centésimas ayer sí lo fue con un colchón de diez segundos sobre Getaria.

Lo mejor fue el suspense que dieron a la mañana. En la ‘Libia’ se frotaban las manos al ver que pasaban los minutos y Pedreña no se acercaba. La bandera ya era suya. Sin embargo, la embarcación fue de pronto abordada por la preocupación. Cuando le transmitieron desde tierra la información de la última ciaboga, les comunicaron que su tiempo era sólo un segundo mejor que el de Camargo. La ‘Pedreñera’ estaba a ocho segundos pero la ‘Virgen del Carmen’ a uno. A los entrenados por Pedro Gabancho, que habían esperado al paso por el ecuador de los cuatro dominadores de la liga para comprobar que no había oportunidades de bandera y volver a tierra, les dijeron que no se precipitaran, que esperaran. Ya iban camino del pabellón a recogerse navegando entre barcos y empezaron a dar rienda suelta a los sueños.

En esa tanda de honor había bajado un viento que resultaba favorable en los largos de ida y que se hizo mucho menos presente que el día anterior. Quizá por eso la mar no estaba tan revuelta y mostró unas olas mucho más limpias que permitieron brillantes empopadas entre quienes las supieron manejar. ‘La Virgen del Carmen’ acertó con ellas en el segundo largo pero no tanto en el cuarto, cuando, aunque todavía no lo sabía, se estaba jugando la regata. Nada más y nada menos. Giró por última vez tras un tercer parcial cargado de fortaleza a 16 segundos de su más inmediato perseguidor, que viajaba por la calle tres (San Juan). A partir de ahí, la embarcación verde comenzó a seguir la ruta que marcaba la ola y se fue yendo hacia babor hasta entrar en meta casi por la calle cuatro. Conforme se acercaba a la playa, era visible que sus perseguidores habían acortado las distancias. Arkote había cogido a San Juan y, como siete días atrás en Getxo, estaban escribiendo una férrea pugna que ganaron los de rosa. Fueron unos últimos metros en los que la ‘Plentziarra’ le recortó doce segundos a Camargo y la ‘Erreka’ seis. Aquello era una mala señal. San Pedro giró por última vez a un solo segundo pero era fácil intuir que la ‘Libia’ iba a poner las cosas en su sitio en ese largo que cerró toda una liga. De hecho, en meta terminó siendo 16 segundos mejor porque todo lo que le había perjudicado en el tercer largo le benefició en el cuarto.

También Pedreña, que había cambiado de dirección por última vez con un tiempo siete segundos peor que el de los camargueses, terminó por delante de la trainera verde. Como Jonathan Castanedo con su trainera, Cristian Garma guió a también a la suya hacia babor. Al líder le había correspondido la calle tres y se le vio avanzar por la cinco durante buena parte del largo. Mientras, San Pedro se quedó en la suya a pesar de tener libertad total para maniobrar. Y su apuesta fue buena incrementando su renta respecto al campeón en otros cinco segundos.

Pedreña no ganó pero sí celebró. Lo mismo que Astillero, una trainera por la que era difícil apostar en julio y a la que le han sobrado ocho puntos para confirmar su permanencia. Como hiciera el día anterior, ayer volvió a ganar su tanda con enorme autoridad. Y lo hizo, sobre todo, a partir de unos largos de vuelta en los que disfrutó como nunca. Proa a la ola avanzó a la misma velocidad que Donostiarra B pero en el momento que se cambiaba de dirección y había que avanzar a base de empopadas, no hubo quien le tosiera. La ‘San José’ entró a la zona del muelle de Don Luis con gesto erguido, orgullosa y con la serena sonrisa de las cosas bien hechas. Es posible que el club astillerense haya salvado una de las temporadas más complicadas de su historia. Le gustaría remar más, pero esto ya se acabó.

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