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El Diario de Cantabria

REMO

Cambio de hegemonía

  • Pedreña ganó con enorme autoridad la Bandera Bansander  
  • En el primer largo ya dejó muy atrás a Camargo y Astillero, que mantuvieron un apretado duelo durante la primera mitad de la regata que ganaron los de verde
Cristian Garma, patrón de Pedreña, ondea la bandera con sus compañeros debajo. / josé ramón
Cristian Garma, patrón de Pedreña, ondea la bandera con sus compañeros debajo. / josé ramón
Cambio de hegemonía

En la nueva normalidad, gana Pedreña. La trainera negra ha cogido el testigo a la azul de Astillero y pretende instaurar una hegemonía similar a la que durante tantos años ha mantenido la ‘San José’. Y no ha comenzado mal. Ayer se llevó la Bandera Bansander con la misma autoridad o más con la que tantas veces ha ganado el equipo astillerense en la bahía en la última década. Los entrenados por Joseba Fernández tiraron de cilindrada desde la palada inicial y sacaron más de medio minuto en meta al segundo clasificado, que fue Camargo.

No hubo regata por la victoria. Lo que le tocó hacer a la ‘Pedreñera’ fue una contrarreloj similar a la que tendrá que atacar justo dentro de una semana, cuando la ARC abra por fin el telón en aguas de Pasaia. Y no le fue mal. El bote se sintió a gusto, disfrutó y, sobre todo, transmitió potencia. Parece mentira que esa cuadrilla de remeros que ayer se comportaba como uno solo se haya pasado más de dos meses en casa hasta hace bien poco. El motor funciona, la trainera iba rápido y cumplió con su cometido. Tan favoritos se sentían los pedreñeros que cuando cruzaron la línea de meta apenas hubo gestos de celebración a bordo. Hay veces en las que las ilusiones se convierten en obligaciones que no permiten disfrutar. Bueno sería ver un vídeo de años anteriores en una regata semejante para que quizá los del este de la bahía valoraran lo conseguido ayer.

La tarde se presentó climatológicamente estupenda. La temperatura se antojaba idónea y simplemente había un ligero viento que iba en contra de la dirección de la marea, que estaba bajando. Ese encontronazo entre un elemento y otro hizo botar a las traineras en la zona central del campo de regatas, a la altura del Centro Botín, cuando estaban en pleno viaje de vuelta. En otro momento, cuando estaba en acción la primera tanda, a esto hubo que sumarle la salida de puerto de un buque que, lógicamente, ondulaba el recorrido obligando a un sube y baja continuo que interrumpía la remada. Dicho acto se dividió rápidamente en dos compitiendo por un lado AN Castro e IRC Santoña y, por el otro, los veteranos de Pontejos y Suances, que compitió con la ‘San José XIV’ de Astillero y que llevaba a bordo a varios remeros astillerenses. El primer duelo lo ganaron los castreños y el segundo, que se escribía muchos metros por detrás, los pontejanos aprovechando, sobre todo, su mayor pericia en las maniobras.

En la tanda de honor, a Pedreña le tocó la calle uno, a Camargo la dos, a Astillero la tres y a Castreña la cuatro. Joseba Fernández apostó por competir con la trainera negra mientras en la blanca completaban un entrenamiento, más allá de la calle cinco, los remeros que no habían cabido en la alineación. Desde allí vieron cómo sus compañeros firmaron una gran salida una vez que lograron poner el motor en marcha. Costó trabajo completar las dos primeras paladas pero, una vez que comenzaron a rugir todos esos caballos que lleva a bordo la embarcación, transmitió tal sensación de potencia que dejó manchas de aceite en el agua. En seguida tomaron los pedreñeros la proa de la regata y se fueron hacia delante hasta perderse en el horizonte, hasta convertirse en un punto muy pequeño para los demás.

A la trainera negra le tocó ir a lo suyo; sin mirar a nadie más que al reloj, peleando por ella misma. No le valía con ganar. Acudió a Santander en busca de sensaciones y las encontró. Avanzó buena parte del primer largo a 39 paladas pero, una vez que tocó volver a Los Raqueros, se establecieron en las 36 - 37. Remando largo, sin prisa, como exigía ayer la bahía. No dio espacio Pedreña para la pugna por la bandera y por eso la emoción para el espectador neutral o para el curioso, que siempre hay muchos en este tipo de regatas santanderinas, estaba entre quienes iban prácticamente a la par. Y éstas eran las otras dos embarcaciones de la categoría de plata. Astillero y Camargo salieron a marcarse a sí mismos, a seguirse la pista y a enviarse mensajes. Y lo cierto es que avanzaron de la mano durante la primera mitad de la regata anunciando una dura pugna que bien podría animar el verano.

Tanto la ‘Virgen del Carmen’ como la ‘San José’ giraron por vez primera a la par, como si estuvieran perfectamente coordinadas o atadas por unos cordones. Sin embargo, fue a partir de ahí, de esa segunda maniobra que significa el paso por el ecuador y el inicio de la parte más dura, cuando los de verde comenzaron a marcar distancias. Los de azul, remando a un ritmo más vivo, fueron perdiendo comba hasta realizar el giro final con siete segundos de retraso que pasarían a ser once en meta. A los entrenados por Javi Pérez se les fue haciendo larga la regata conforme se sucedían los metros borrándose de la pelea por el segundo puesto y privando a esos aficionados ávidos de emociones fuertes de una champa final que ganara adeptos.

No hubo nada de eso. De hecho, la distancia que hubo entre Camargo y Astillero fue la más estrecha de toda la tarde. Por detrás de ambos avanzó ‘La Marinera’, que era la única embarcación de ARC 2 que había en el agua en ese momento. Antes lo habían hecho la ‘Flavióbriga’ de AN Castro y ‘La Virgen del Puerto’ marcando unos tiempos mucho peores que los de la trainera roja. Es como si ésta no tuviera con quién bailar. Con todo, la mejor señal que recibieron los entrenados por Enrique Vitoria fue que, tras perder seis segundos o más respecto a la ‘San José’ en los dos primeros largos pasaron a perder apenas uno en cada uno de los dos siguientes. Es una buena señal para Castreña pero una mala señal para Astillero, que es bien consciente de que está viviendo un tiempo diferente al que ha estado acostumbrado. En los últimos años, apenas había dejado nada para los demás, ahora es otro quien va en moto.

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