En las primeras horas de esta mañana, la precaria tregua entre Hamás e Israel ha llegado a su abrupto fin, a pesar de los incansables esfuerzos de los mediadores. Inicialmente, ambas partes negociaron un alto el fuego temporal de cuatro días, extendido posteriormente a una pausa de siete días en los combates en la Franja de Gaza. Esta efímera paz, que permitió la entrada de ayuda humanitaria y el intercambio de rehenes, ha sido quebrantada por la reanudación de hostilidades israelíes, acusando a Hamás de violar los términos de la tregua.

A las siete de la mañana, el Ejército israelí anunció la reanudación de los combates, poniendo fin al breve alivio experimentado por los habitantes de Gaza, asediados por los bombardeos desde el pasado 7 de octubre. Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, había indicado que la pausa podría extenderse hasta diez días, siempre y cuando se mantuviera la liberación diaria de rehenes. Sin embargo, presiones internas llevaron a la ruptura de la coalición, forzando la reactivación militar israelí.

En este contexto, Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, llegó a Israel para reunirse con Netanyahu y Mahmud Abbás. Blinken instó al primer ministro israelí a asegurar la liberación de todos los rehenes y acelerar la entrega de asistencia humanitaria a Gaza. No obstante, las Fuerzas de Defensa de Israel reanudaron los bombardeos, ignorando las peticiones diplomáticas, y las autoridades gazatíes reportan más de cien muertos desde el reinicio de los combates.