25.04.2024 |
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OBITUARIO

En memoria de Tisti Crespo

En memoria de Tisti Crespo

Señor de ‘Montañera’. En la falda norte del Dobra, a la vera de La Capia y del Pico Jarrapil está ‘Montañera’. Excelente atalaya de Viérnoles desde la que se contempla el solar de la Torre de la Vega-esto es, Torrelavega- en todo su esplendor. Así desde el alba hasta el crepúsculo vemos el discurrir del Besaya hasta su unión con el Saja y juntos seguir en su camino hacia la ría de San Martin de la Arena para fundirse con el Cantábrico.

Un mundo de claroscuros, dinámico y mágico en el que late el corazón de los hijos de la Virgen Grande. Tisti Crespo, tuvo esta visión idílica cada día por espacio de más setenta años. Así, desde la atalaya privilegiada de los años, el contacto directo, permanente con la naturaleza, y el recorrer diario de sus caminos forjaron en él un carácter especial. Un carácter recio, pero abierto al mundo, una verdadera paradoja pues en el convivían un hombre de profundos silencios con un gran conversador, con una memoria prodigiosa y selectiva en la destacaba por encima de todo esa capacidad socarrona de observación unida a una discreción absoluta que le hacía totalmente fiable y sobre todo, sus ganas de aprender, nunca se canso de aprender.  En fin, el carácter de la gente que vive la naturaleza y confía en su Dios para hacer de su vida un ejemplo de seriedad y bonhomía, en la que la verdad, la solidaridad, la fidelidad a la palabra dada, junto a las ganas de aprender han sido el norte por el que ha discurrido su vida, hasta llegar a ese mar sin horizontes que contemplabas cada día y a esa tierra sin fronteras con la que soñabas, más allá de envidias y miserias humanas.

Pero además, se fue un Carretero de vocación y raza, un hombre que recogió la herencia de la tradición y preservó y engrandeció ese mundo de mitos y leyendas que venimos a llamar folclore, porque en Tisti encontró acomodo ese concepto de que el folclore era algo más que una forma de entender la danza ó el canto popular, él entendía el folclore como una forma de vida llena de seriedad y tradición. Fue carretero por oficio y vocación, y durante muchos años un digno y asiduo representante de esta zona del Besaya, participo-y ganó- en los concursos de arrastres, criando vacas y bueyes para el carro hasta el final, un final que llegó sin avisar, dejando desoladas a las Josefinas y tantos amigos a los que nos has hecho la faena de no poder seguir aprendiendo de ti, de tú Señorío. Juan Bautista Crespo Cobo, amigo entrañable que nos dijo hace unos días huérfanos de amistad y magisterio, descansa en la paz de los que hicieron el bien. Pero que sepas, ‘Señor de Montañera’ que la nueva ‘MONTAÑERA’ queda en buenas manos y será digna de tu legado

En memoria de Tisti Crespo