El presidente francés, Emmanuel Macron, ha tomado una decisión estratégica al nombrar al actual ministro de Educación, Gabriel Attal, como el nuevo primer ministro de Francia. Esta designación llega tras la sorpresiva dimisión de Élisabeth Borne, en medio de un contexto político tenso marcado por la aprobación de la polémica ley de inmigración y la reforma de las pensiones.

A sus 34 años, Attal se convierte en el primer ministro más joven de la V República y asume la ardua tarea de revitalizar el segundo mandato de Macron. La elección de Attal, aunque no sorprendente según las encuestas, pone fin a días de especulaciones sobre una profunda remodelación del Gobierno francés, luego de un año plagado de crisis políticas.

La aprobación de la controvertida ley de inmigración, respaldada por las formaciones de derecha, incluido el partido de Marine Le Pen, Agrupación Nacional, generó un cisma en el oficialismo y precipitó la renuncia de Borne. Su liderazgo también estuvo marcado por la aprobación de la reforma de las pensiones, desencadenando protestas a nivel nacional y la revuelta en los barrios más empobrecidos, las banlieu.

Aunque Borne cumplió diligentemente con los encargos de Macron, se convirtió en el sacrificio necesario para preservar la estabilidad del Ejecutivo. En un año crucial para Francia, con los Juegos Olímpicos de París y elecciones europeas en el horizonte, Macron busca mantener el equilibrio político interno.