En una decisión histórica, el Tribunal del Vaticano emitió hoy una sentencia condenatoria de 5 años y 6 meses de prisión para el cardenal italiano Angelo Becciu, quien se convierte en el primer cardenal juzgado por un tribunal penal vaticano. La condena está vinculada a un caso de irregularidades financieras que involucra la compra de un edificio en el centro de Londres, una operación que generó un déficit de al menos 139 millones de euros en las cuentas de la Santa Sede.

Además de la pena de prisión, Becciu, de 75 años, enfrenta la inhabilitación "perpetua" para ejercer cargos en la Santa Sede, según anunció el presidente del tribunal, Giuseppe Pignatone, al leer la sentencia. El alto prelado también fue multado con 8.000 euros.

El proceso, que se extendió por dos años y medio, investigó detenidamente la adquisición del edificio en Londres, realizada durante el período en que Becciu se desempeñaba como sustituto de Asuntos Generales en la Secretaría de Estado vaticana (2011-2018). Esta operación especulativa resultó en un considerable agujero financiero en las cuentas de la Santa Sede.

Entre los diez imputados, Fabrizio Tirabassi, empleado de la Oficina Administrativa de la Secretaría de Estado, también fue condenado a 7 años y medio de cárcel. Además, los corredores financieros y mediadores de la transacción inmobiliaria fueron declarados culpables de lucrarse y estafar a la Santa Sede. Enrico Crasso recibió una condena de 7 años de prisión y una multa de 10.000 euros, Raffaele Mincione a 5 años y medio, Nicola Squillace a un año y diez meses, y Gianluigi Torzi a 6 años y nueve meses, todos con prohibición para ocupar cargos públicos.

La empresaria Cecilia Marogna, asesora de Becciu, enfrenta una condena de 3 años y nueve meses, con una prohibición "temporal" para ejercer cargos públicos.

El escándalo surgió a raíz de la revelación de la compra de un edificio en el corazón de Londres, en Sloane Avenue, antigua sede de las galerías Harrods en el exclusivo barrio de Chelsea. La acusación alega que el edificio, inicialmente adquirido por la Santa Sede por unos 350 millones de euros, fue posteriormente vendido por 186 millones de libras (aproximadamente 214 millones de euros), generando así un perjuicio financiero significativo.

El proceso también reveló otros presuntos delitos financieros cometidos por Becciu, incluyendo donaciones a asociaciones vinculadas a la Cáritas sarda y pagos a Cecilia Marogna por servicios diplomáticos y de inteligencia.