19.04.2024 |
El tiempo

RACING DE SANTANDER

Vuelta al pasado sólo para regresar a un futuro mejor

El Racing cayó el pasado fin de semana en sus peores vicios de su etapa anterior | Confía en que sirva para identificarlos, corregirlos y retomar el buen camino que parecía haber emprendido

El partido contra el Alavés recordó a los encuentros disputados en la primera vuelta en Granada o Tenerife.
El partido contra el Alavés recordó a los encuentros disputados en la primera vuelta en Granada o Tenerife.
Vuelta al pasado sólo para regresar a un futuro mejor

Doc llamó al Racing para quedar el sábado por la noche. A las nueve en Mendizorroza. Cambió el párking de un centro comercial por un campo de fútbol. Allí le enseñaría su último descubrimiento, un viejo DeLorean modificado con capacidad para viajar en el tiempo gracias al condensador de flujo, esa máquina con la que había soñado treinta años antes y que por fin había adivinado para qué podía servir. Apenas tuvieron tiempo de estar juntos, de que uno se explicara y de que el otro comprendiera, porque aparecieron unos terroristas islámicos que tirotearon al científico y obligaron al conjunto cántabro a subirse al vehículo, entrar en un agujero de gusano y aparecer en pleno mes de noviembre, cuando las cosas iban mal.

Hay muchas razones para viajar en el tiempo. Cuando la ficción camina hacia el futuro se utiliza para presentar distopías con las que criticar el estado actual de las cosas, que son las que nos llevarían a ese desastre. Es raro encontrar una obra que nos presente un futuro mejor que el presente, como se aprecia en ‘Fahrenheit 451’, de François Truffaut; ‘1997: Rescate en Nueva York’, de John Carpenter; ‘Elysium’, de Neil Blomkamp, o ‘Hijos de los hombres’, de Alfonso Cuarón. Todas ellas nos hablan de que nos vamos directos a un mundo totalitario y violento caracterizado por la escasez y el cainismo. Es decir, que la ficción futurista sólo es capaz de imaginar a un Racing condenado al descenso. Hay, por lo tanto, que encontrar la manera de cambiar ese destino y precisamente para evitar esos futuros lamentables se viaja muchas veces al pasado.

Viajar en el tiempo, y más aún al pasado, conlleva sus peligros. De hecho, cuando en la primera de ‘Regreso al futuro’ Marty McFlay aparece en su mismo pueblo pero treinta años antes, está a punto de condenarse a sí mismo porque su propia madre se enamora perdidamente de él, lo que hace que deje de lado a su padre y, por consiguiente, que quede condenado a no nacer nunca. Hay que tener cuidado. Paradojas temporales se llama. Sin embargo, hay otros relatos en los que precisamente es eso lo que se busca: retroceder en el tiempo para alterar el pasado y evitar, en la práctica, el fin del mundo. Quizá por eso el Racing viajó un par de meses atrás en Mendizorroza. Quizá quiso recordar de dónde viene para saber a dónde va; localizar dónde estaban los principales males que le han mantenido en la zona baja de la tabla desde el primer día para, a partir de ahí, levantar el vuelo y construir un futuro mucho menos fatalista. Durante buena parte del encuentro, recordó al equipo de noviembre, cuando no ganaba a nadie y lo perdía todo. Es un camino que sabe que no debe transitar pero quizá en su viaje temporal de sábado noche dio con la tecla definitiva. Es lo deseable.

En ‘Doce monos’, la película quizá más contenida de Terry Gilliam, un presidiario de un futuro postapocalíptico que condena a la humanidad a vivir bajo tierra es enviado a principios del siglo XXI para conocer y evitar las causas que provocaron tamaña desgracia. En ‘The Terminator’, un luchador de la resistencia contra el dominio de las máquinas es enviado al pasado para impedir que un androide, que ha realizado su mismo viaje, mate a la madre de quien liderará la mencionada resistencia. En 1979, Nicholas Meyer dirigió ‘Los pasajeros del tiempo’, donde se cuenta cómo el propio H. G. Wells, autor de ‘La máquina del tiempo’, utiliza su propio invento para perseguir y detener a Jack El Destripador. Todos ellos se desplazaron al pasado para, a partir de lo que ya conocían, intentar alterar el presente y, por lo tanto, el futuro.

Para lo mismo viajó el Racing de José Alberto en el tiempo, para detectar todos sus males y reencontrarse con ellos. De nuevo fue un equipo poco profundo por bandas y poco agresivo en la presión, un equipo sin gol que perdonó las pocas ocasiones claras que generó; de nuevo apareció con las líneas retrasadas, como esperando a que pasara el tiempo sin querer sacar la cabeza de la manta; de nuevo remató al palo (el décimo cuarto de la temporada); de nuevo tuvo enormes problemas para manejar el balón en propiedad; de nuevo Mboula e Íñigo Vicente fueron intrascendentes y, para colmo, como si fuera septiembre y no noviembre, de nuevo Germán cometió un error que se antoja impropio de un jugador de su talla. Él había sido una de las grandes apuestas de José Alberto y éste se ha encontrado ahora con la disyuntiva de si sigue confiando en él o recupera a Pol Moreno, un jugador menos solvente que el andaluz con el balón en los pies pero más fiable en labores defensivas.

La duda ha de ser grande porque una de las apuestas fundamentales del Racing del presente es la de sacar el balón jugado desde atrás. En Mendizorroza, en su viaje al pasado, se mostró incapaz de superar la primera línea de presión y, para cambiar dicha dinámica, tampoco apostó por que los defensores, tras recibir de Parera, enviaran en largo. Se metió en un embudo del que le costó salir. Bien habría hecho el conjunto cántabro en aprovechar su retorno a noviembre para extirpar todos sus males.

De no hacerlo, quizá el conjunto cántabro quede preso en un bucle espacio - temporal que le obligue a revivir eternamente el mismo y horrible día. No le conviene. Necesita avanzar como parecía que estaba haciendo desde la llegada de José Alberto. Es cierto que quien ha sufrido algo así, como Tom Cruise en ‘El día del mañana’ o Bill Murray en ‘Atrapado en el tiempo’, lo ha sabido aprovechar para su propio beneficio. El primero acaba siendo mejor soldado y el segundo mejor persona. Sin embargo, no hay que olvidar lo que le sucede a Jake Gyllenhaal en ‘Código fuente’, donde cada vez que volvía al mismo día y a la misma hora era un poco más débil. El Racing no se lo puede permitir porque le queda un largo camino por recorrer que cada vez será más exigente porque, conforme llega el final, todos se hacen más fuertes. De ahí que sólo quede desear que en su viaje al pasado del sábado haya cumplido su objetivo, haya acabado con los males que le han frenado y que, a partir de ahora, destroce el DeLorean para centrarse en el presente que tan ilusionante era antes de recibir la llamada de Doc.

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