25.04.2024 |
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Contra la trampa de Gobela

El Racing vuelve a uno de esos campos en los que no está sabiendo jugar esta temporada  | Rozada, que se juega su futuro, introducirá novedades para no repetir lo sucedido en Mutilva  | El arenas se mantiene invicto en su campo

Jon Ander, Jordi Figueras y Óscar Gil, preparando el entrenamiento de ayer. / Hardy
Jon Ander, Jordi Figueras y Óscar Gil, preparando el entrenamiento de ayer. / Hardy
Contra la trampa de Gobela

El Racing no quería caldo, pero le han dado siete tazas. Hasta la fecha, se ha comportado como un equipo sólido en dos de sus tres únicas participaciones en casa pero endeble fuera. Ganó en Lezama gracias al acierto de marcar la única que tuvo pero, a partir de ahí, ha caído en un agujero negro de preocupantes actuaciones en Laredo, Leioa y Mutilva, esta última en Copa de Rey. Los tres son campos complicados, no muy grandes y con muchos más partidos jugados en Tercera que en Segunda B. Los tres son rivales correosos, con las ideas claras y que sacan máximo partido a sus virtudes, por pocas que éstas sean, cuando juegan en casa. Todo eso multiplicado por tres lo va a tener hoy el conjunto cántabro, ya que le toca jugar en la hipérbole de ese tipo de escenarios humildes que tan mal se le están dando al equipo verdiblanco. Necesitaba como el comer un partido en El Sardinero para tomar un poco de aire pero le van a meter en una jaula. Sabe que es una trampa, pero no puede escapar.

Va a acabar el Racing el año habiendo jugado un solo partido como local en los últimos dos meses. Entre los caprichos del calendario y los parones, apenas ha tomado las distancias de su propia casa. Quizá eso haga menos pesado presentarse hoy en Gobela, un campo que, como el de Mutilnova, es de hierba artificial, pero considerablemente más pequeño. Y más aún lo parece al no haber prácticamente espacio entre las líneas que delimitan el terreno de juego y las vallas o muros que separan el recinto deportivo de lo que hay al exterior. Por eso lo llaman la jaula pero también lo podían llamar caja de zapatos. Allí no corre el aire y allí se la va a jugar Javi Rozada.

Se la juega el equipo verdiblanco pero, sobre todo, se la juega el entrenador. Encajar una tercera derrota consecutiva escocería mucho y le dejaría completamente en el alero. Más aún, teniendo en cuenta que ahora llega otro parón, que a los dirigentes del club les daría tiempo a pensar y a que un supuesto sustituto preparara el aterrizaje para afrontar el intenso mes de enero que se viene encima. Y lo cierto es que Rozada no podría haber tenido peor suerte con el calendario porque está ante una trampa de manual. Siempre lo es jugar en Getxo. Allí te meten en la jaula y te obligan a sobrevivir rodeado de leones. Por ahora, allí no ha hecho nadie.

El Arenas se fundamenta en su propio campo. Posiblemente, sea el más incómodo y tramposo de toda la categoría. El pasado año, el club quiso quizá encontrar más comodidades y jugó en Fadura. Estuvo a punto de salir escaldado porque sólo le salvó la pandemia. Se iba directamente al pozo y por eso este año no ha tenido ninguna duda y se ha vuelto a encerrar en la jaula. Y de nuevo está sacando rédito de ella e incluso vive de ella, ya que ocho de los once puntos que suma los ha ganado allí.

Nadie se ha escapado con todo el botín de Getxo. El balance hasta la fecha es de dos victorias y dos empates. La Real Sociedad B, uno de los ‘gallos’ del grupo, sólo fue capaz de sacar un empate de milagro y en el descuento. Es un campo que Rozada conoce bien porque jugó allí con el Vetusta y lo cierto es que en aquella ocasión dejó una buena imagen. Fue capaz de imponer su juego a pesar de que parezca imposible. En definitiva, fue capaz de hacer algo que el Racing no ha conseguido hacer aún lejos de su propio campo.

Si el entrenador verdiblanco llega a la cita de esta tarde con el agua al cuello no es tanto por los resultados cosechados hasta la fecha, que también porque tres derrotas consecutivas ante rivales que tampoco son de gran entidad no lo soporta nadie en el Racing, sino porque, hasta la fecha, no ha sido capaz de hacer funcionar a su equipo en campos como el de hoy o parecidos. De ahí que necesite demostrar que ha encontrado la tecla. Es difícil que lo haya hecho 72 horas después del desastre de Mutilva, pero no le queda otra que encontrar la manera de, por lo menos, dar una buena imagen en Getxo.

Lo cierto es que dar una buena imagen es más difícil incluso que ganar. Sin embargo, bueno sería aprender de la última experiencia del Racing en Gobela. Fue con Iván Ania en el banquillo. El partido no iba bien, el juego se desarrollaba como habitualmente se desarrolla sobre ese terreno de juego, con mucho juego directo y, sobre todo, una importancia capital de la estrategia. Sin embargo, en el inicio del segundo tiempo se lesionó Kitoko y el entrenador echó mano de Rafa de Vicente. Y el malagueño comenzó a tocar la guitarra. Jugó e hizo jugar a los compañeros dejando bien claro que se podía mover la pelota allí y el equipo se fue con una sonrisa. Algo similar va a necesitar hoy el entrenador verdiblanco. Ha de intentar tener una cierta personalidad, intentar lo que intentó en el primer tiempo de Mutilva aunque con un mejor final.

en ataque. De nada servirá ser capaz de llevar el balón de un lado para otro o que entre en juego Pablo Torre si luego no hay llegadas y menos aún hay remates. Porque el Racing va a afrontar el encuentro después de haber rematado una sola vez entre palos en los dos últimos encuentros. El bagaje no puede ser más pobre. De hecho, no marca a domicilio desde el gol que anotó en Lezama. Algo hay que cambiar para que el equipo sea capaz de fabricar juego ofensivo.

La necesidad del conjunto cántabro va a estar condicionada por la acumulación de encuentros, ya que apenas habrá habido tiempo de descansar respecto al encuentro copero, que además exigió realizar un viaje de ida y vuelta. A esto hay que sumar haber estado diez días metido en casa, ya que hace sólo una semana desde que los jugadores pudieron salir a la calle tras el positivo de Jon Ander. Así es todo más complicado y posiblemente eso ya haga a Rozada introducir cambios en el once. Aún así, y aunque hubiera habido siete días entre el partido copero y el de hoy, lo normal sería que hubiera un buen número de novedades para, en la medida de lo posible, no repetir el despropósito de Mutilva.

Los mejores minutos del Racing esta temporada han llegado cuando ha puesto a los peloteros. Contra el Barakaldo, jugó Iñigo como pivote y Pablo Torre y Cejudo como interiores. Y el cordobés jugó a un gran nivel, pero fue el primer cambio del entrenador. Fue el día del famoso manotazo del de Puente Genil sobre la tejavana del banquillo. En Mutilva ni entró en juego a pesar de la penosa segunda parte del equipo en la que era incapaz de retener el balón. Y se trata del mejor jugador, de largo, del equipo la pasada temporada, de su máximo goleador y también de su máximo asistente. Y en apenas cinco meses no se le ha podido olvidar a jugar a fútbol como para ser de los últimos de la fila. Es un jugador al que, además, se le ve involucrado y que posiblemente tenga hoy su oportunidad. Será difícil que coincida con el de Soto de la Marina porque para eso habría que tener las ideas muy claras y el Racing no las tiene. Ni siquiera tiene un esquema prefijado y Rozada va cambiando casi en cada partido.

Hoy tendrá en cuenta el entrenador las características del tipo de fútbol que se suele practicar en Gobela, del juego directo y, sobre todo, la importancia de la estrategia. A buen seguro que apueste por meter corpulencia aunque de poco servirá eso si luego no se ganan duelos. Porque hoy es un día en los que hay que mostrar la agresividad y la intensidad que brilló por su ausencia en el duelo copero del pasado jueves. Delante va a tener a un rival que va a salir a morder y si el conjunto cántabro no se pone al menos a esa altura como punto de partida, tendrá muy poco que hacer.

Ha entrado Álvaro Bustos en la convocatoria pero apenas ha entrenado esta semana, la primera después de haber estado encerrado en casa diez días, por lo que es posible que comience en el banquillo. De este modo, quizá podría tener su oportunidad Marco Camus en el caso de que el técnico recupere la figura del extremo. Y es ahí, jugando por la izquierda, donde por fin podría romper, algo que está esperando su equipo. Al menos, necesita que cumpla las promesas que realizó durante la pretemporada, cuando era quizá el jugador más desequilibrante del equipo. Después se lesionó y las pocas veces que ha podido jugar en partido oficial, no ha disfrutado nunca. Y eso ha de ser lo primero.

En el Arenas destaca el cántabro Leandro, que vuelve a Segunda B tras destacar el curso pasado en el Sestao River, donde completó su segunda etapa. A buen seguro que hoy contará con una motivación extra por su pasado racinguista. En punta de ataque se desenvuelve Iñigo Pradera aunque el que estaba llamado a ocupar la delantera es Gorka Luariz, el pelado ariete de origen guineano que ya se midió al conjunto cántabro cuando militaba en el Leioa, pero se mantiene de baja. Tanto en el centro del campo como en la defensa cuenta con jugadores contundentes y físicos y, en definitiva, se trata de un equipo muy joven, sin jugadores que superen los treinta años, y eminentemente vasco. Tiene muy clara su identidad y lo peor es que es una identidad que no se le termina de dar bien al Racing. Quizá el problema sea que el equipo santanderino no sepa cuál es la suya propia. Menos aún, en este tipo de trampas como en la que va a caer esta tarde a partir de las cinco. Mal escenario la jaula para jugarse el puesto.

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