24.04.2024 |
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Sin tiempo para lamentaciones

Tras el fracaso consumado el domingo, el racing está obligado a impedir un desastre todavía mayor y clasificarse al menos para la Primera RFEF de la próxima temporada | El primer paso será el próximo fin de semana en Amorebieta

Aritz Solabarrieta seguirá al frente del equipo a pesar del fracaso consumado el domingo. / Hardy
Aritz Solabarrieta seguirá al frente del equipo a pesar del fracaso consumado el domingo. / Hardy
Sin tiempo para lamentaciones

Lo que diferencia el fiasco de la presente temporada con el de hace tres años, cuando el Racing también se quedó por vez primera en su historia sin clasificarse para la lucha por el ascenso a Segunda División, es que esta vez hay que seguir jugando. Los jugadores no recogerán el petate durante esta semana y se marcharán de vacaciones, la mayoría de ellos para no volver más, sino que ayer mismo volvieron a los entrenamientos y mañana comenzarán a preparar el primero de los siete partidos que quedan por disputarse. Y no son partidos que, como sucediera, por ejemplo, el curso pasado tras consumarse el descenso matemático, se puedan tirar a la basura, sino que va a haber que competirlos al máximo nivel y como si aún estuviera en juego el máximo objetivo. La plantilla no podrá cerrar la puerta al salir tras el manchón del domingo, sino que tendrá que seguir dando la talla. Suena casi a castigo.

El fracaso del Racing en el presente curso es absoluto. Es innegable. Una plantilla que ha costado más de dos millones de euros no ha sido capaz de clasificarse para la segunda fase. Va a quedar quinto en una liga de once. Y el sexto va a ser el Laredo, que ha salido a competir con unos jugadores que han jugado prácticamente durante toda su vida deportiva en Tercera División. Es sonrojante y más aún después de la manera que tuvo el equipo verdiblanco el domingo de desperdiciar la oportunidad que le habían regalado sus rivales de reengancharse a la lucha por lo máximo, pero la historia todavía puede ser peor. Puede suceder que el Racing no se clasifique para jugar en la categoría de bronce del próximo curso y eso significaría caer hasta lo más bajo que ha caído nunca el club en sus 108 años de historia. Sería todo un descenso a los infiernos.

Al Racing le queda el partido del próximo fin de semana en Amorebieta y, a partir de ahí, iniciar una segunda liga en la que jugará seis partidos contra el cuarto, el quinto y el sexto del subgrupo B. Por eso el encuentro de Urritxe, una vez que ha dinamitado todas sus opciones de terminar entre los tres primeros, ha de tomárselo como el primero de esa segunda fase, a la que se arrastran todos los puntos. A día de hoy, el conjunto cántabro está bien situado y podría comenzar con cierta ventaja, pero ha de reaccionar cuanto antes al golpe moral que supuso la decepción cosechada contra el Arenas porque hay mucho en juego y no se puede permitir fallar. Ha de encarrilar cuanto antes el nuevo objetivo porque el pasado domingo ya demostró su nula capacidad para dar la talla en partidos decisivos. Y lo mejor sería no volver a jugar una final. Fue tremenda la manera de derretirse que tuvo el conjunto cántabro en la que disputó contra el equipo getxotarra.

A día de hoy, el Racing tiene 32 puntos en 19 partidos, que es uno menos de los que tiene el Real Unión, que, a falta de lo que suceda en la última jornada, es quien tiene más boletos para pasar a la segunda fase en ese segundo vagón de equipos que pelearán por una plaza en Primera RFEF. Serían los únicos de este subrupo A que tendrían opciones de clasificarse para la categoría de bronce de la próxima campaña porque el Laredo va a terminar a al menos ocho puntos del Racing mientras que el Arenas está hoy a nueve y el Portugalete a diez a falta del último partido. Es mucha diferencia. Por su parte, en el subgrupo B aún queda por decidir quién será tercero y quiénes serán cuarto, quinto y sexto. Con todo, quien mejor posicionado a día de hoy estaría sería la SD Logroñés, que tiene 26 puntos en 17 partidos. Esto quiere decir que, incluso ganando los dos partidos menos que tiene respecto al Racing, sumaría lo mismo que éste.

La segunda fase en la que estará metido el conjunto cántabro tendrá siete equipos. No habrá que utilizar coeficientes porque, sencillamente, los que vienen del subgrupo B jugarán los dos partidos menos que tienen al enfrentarse a cuatro equipos mientras que los del subgrupo A lo harán contra tres, tanto en casa como a domicilio. Serán los dos que más puntos tengan después de completar todas las jornadas los que consigan un billete para la Primera RFEF, que será la tercera categoría a partir del próximo curso. Será, en definitiva, una Segunda B con, en teoría, más nivel con sólo dos grupos de veinte en vez de cuatro. Podría tener un mayor atractivo para el conjunto cántabro aunque también hará más caro clasificarse para el playoff. Es de esperar que el Racing no se acostumbre a quedarse fuera de la lucha por el ascenso porque es lo que ha hecho en dos de sus últimas tres aventuras en la categoría de bronce. Es como para mirárselo.

Tras la debacle del domingo, a buen seguro que a los dirigentes del club, los que han tenido que adelantar dinero para construir el equipo, les habrán entrado ganas de dar un golpe de timón y cambiarlo todo viendo que la nave va directa al abismo, pero no va a haber cambios. Ayer Aritz Solabarrieta seguía siendo el entrenador del equipo. Va a ser él quien intente mantener un mínimo de dignidad y evitar que el equipo cántabro caiga a la cuarta categoría del fútbol español, algo que no habría pasado nunca antes. Es posible, por lo tanto, que el Racing no haya conocido ni vivido una situación tan delicada como la que está sufriendo hoy en día. La labor del psicólogo va a resultar fundamental.

el peaje del entrenador. El domingo ya quedó acreditado que los futbolistas se arrugaron ante lo que tenían encima. El entrenador, en sala de prensa, volvió a apuntar hacia la juventud del equipo y recordó que en la alineación había cuatro jugadores que el año pasado estaban en Tercera División y otro más en el juvenil. «Es el peaje que hay que pagar», afirmó. Se olvidó que él mismo, como técnico, también había cogido los mandos de una nave que se ha visto que le ha quedado grande. También él, como Mantilla, Iñigo o Ceballos, carece de experiencia y el Racing ha pagado ese peaje. Y en su caso, el naufragio ha sido más evidente porque tuvo nula capacidad de reacción tanto ante el varapalo táctico que le dio Xabi Alonso cuando la Real Sociedad B visitó Los Campos de Sport como el pasado domingo, cuando fue incapaz de conseguir que reaccionara su equipo o de ayudarle a superar la disposición que mostró el Arenas.

Solabarrieta ya había hablado del peaje de jugar con esos jóvenes valores de la cantera verdiblanca, pero lo cierto es que todos ellos, a excepción de Lucas Díaz, que tampoco es canterano pero sí era el portero del Rayo el curso pasado, ya venían jugando habitualmente con Rozada. Ceballos y Pablo Torre eran titulares, Íñigo también aparecía en el once con asiduidad y el único que no lo hacía demasiado era Mantilla después de su mal estreno liguero. Con todo, justo en el último partido de Rozada sí partió de inicio y completó un buen partido. Con todo, escuchar al entrenador verdiblanco invitaba a pensar que le estuvieran obligando a alinear a esos futbolistas para construir el proyecto, lo cual se antoja improbable.

Si todos esos jóvenes canteranos se han convertido en futbolistas importantes para el equipo es porque se lo han ganado y porque se han mostrado superiores a muchos de los fichajes realizados por el club. Por lo tanto, el peaje no está tanto en ellos mismos, sino en los que confeccionaron la plantilla en verano. Sólo hay que ver el nombre de los futbolistas que estaban el pasado domingo en el banquillo: Nana, Villapalos, Capanni, Jon Ander, Cejudo, Iván Crespo, Matic, Lars Gerson y Martín Solar. Está claro que el error viene de partida. Lo del domingo fue sólo la consumación de un desastre que se venía anunciando.

Ahora lo que queda es minimizar el destrozo. El del próximo fin de semana será, en la práctica, el primer partido de la segunda fase. Contando, por lo tanto, la visita de Urritxe, le restan cuatro partidos a domicilio y sólo tres en casa. Podría parecer un problema pero lo cierto es que al Racing le ha venido mejor en este 2021 jugar como visitante que como local. De hecho, los números de Aritz Solabarrieta en sus partidos en Santander son más que mejorables, ya que ha sumado tres derrotas (Amorebieta, Real Unión y Real Sociedad B), dos empates (Bilbao Athletic y Arenas) y sólo dos victorias (Laredo y Leioa). En su campo es donde más ha fallado y es complicado pensar que se deba a la presión ambiental que ha llevado sobre sus hombros porque o ha jugado a puerta cerrada o con el apoyo de la grada a excepción de los dos primeros partidos, cuando se vio a un Racing preocupante que anunció lo que terminaría sucediendo.

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