Se puede discutir sobre muchas cosas, pero no sobre que Diego Ceballos fue el mejor jugador del Racing el pasado domingo. A estas horas, probablemente se trate de la mejor y más inesperada noticia de la presente temporada, ya que era un jugador que, de primeras, no entraba en los planes de la dirección deportiva. De hecho, no estaba entre los elegidos que comenzaron la pretemporada con el primer equipo, sino que se incorporó días después, a la vez que Pablo Torre. Lo hizo en voz baja, sin llamar mucho la atención y sin transmitir tampoco demasiada confianza en lo que pudiera dar de sí, ya que su debut en el amistoso ante la Real Sociedad B no se saldó con buena nota. Sin embargo, a base de un día a día ejemplar, se ganó no sólo un sitio en el primer equipo, sino también en el once titular. Hasta la fecha, ha sido parte importante de los nueve partidos ligueros disputados a excepción del de Gobela, en el que se quedó en casa descansando.

Ceballos es de los pocos jugadores que se ofrece, que la pide y que, si no tiene alternativas, no mira hacia atrás, sino hacia delante. Nunca antes había ejercido como carrilero porque en las categorías inferiores nunca había utilizado el sistema con tres centrales, pero está cumpliendo bien y, lo que es más importante, incluso va creciendo. Ya sabe lo que es marcar y ante el Amorebieta puso la firma al único remate entre palos que fue capaz de realizar su equipo en todo el partido a pesar de la necesidad de remontar un resultado adverso que arrastró.

A Ceballos le faltaron a menudo aliados con los que construir un ataque. Él mismo admitía ayer, cuando se puso a disposición de los medios tras haber sido, precisamente, el mejor del partido del domingo, que «a veces» le faltaron «líneas de pase porque no había mucho movimiento a la espalda de los defensas». Falta atrevimiento, faltan automatismos, falta profundidad y, en resumen, falta confianza. De este modo, el lateral santanderino afirmó que los jugadores del Amorebieta se encontraron en todo momento «muy cómodos». Fue una victoria a placer sin necesidad de pico y pala. De todas esas carencias hablaron en el entrenamiento de ayer pero queda por ver si provocará una reacción.

La situación es ciertamente deprimente pero Ceballos recalcó que el equipo se encuentra «bien de ánimo» porque, por encima de todo, intenta mantener un equilibrio. No se puede dejar hundir en el barro que provoca su juego porque, aunque saben que la del domingo fue «una derrota dura, no hay tiempo para lamentarse porque el miércoles (por mañana) hay otra oportunidad de intentar sacar los tres puntos». No sólo eso, sino que el envite, que corresponde a una jornada aplazada, puede ser el último tren hacia la pelea por entrar en la segunda fase. No ganar sería quedarse en la zona clasificatoria que obliga a luchar por la permanencia. Y eso podría hacerse muy duro.

Le preguntaron al jugador santanderino qué había fallado en el partido del pasado domingo y él, sobre todo, vio las carencias a la hora de crear juego con el balón, ya que el Amorebieta apenas lo quiso una vez que marcó el gol que le valió para quedarse con todo el botín. «Fallamos a la hora de tener el balón, ya que la circulación no fue muy rápida», reconoció, en primer término, el lateral derecho verdiblanco. Además, echó de menos una mayor «presencia» en el área para, sobre todo, ayudar a «finalizar las jugadas», algo que, en su opinión y según respaldan los propios números, no hizo el Racing. Cree que, con vistas al encuentro de mañana y a todo lo que venga por delante, el conjunto cántabro debería conseguir «llevar el balón muy rápido de una banda a la otra, moverlo, llegar a zonas de finalización y chutar a puerta». Acabar las jugadas ya sería un paso hacia delante, toda una revolución.

afectados. El ambiente está enrarecido pero el defensor cántabro recuerda que los jugadores también están «afectados» al ver que no salen las cosas como ellos quieren. Con todo, percibe cierto optimismo en lo que pueda venir: «Dentro del vestuario, estamos muy concentrados porque sabemos que los resultados van a llegar, ya que entre semana trabajamos muy duro». Trabajo es lo que prometió Solabarrieta en su comparecencia posterior al encuentro y la única receta que consideran que puede servir para intentar salir del agujero.

En opinión de Ceballos, «sirve de poco «mirar hacia atrás» porque lo hecho ya no tiene posibilidad de rectificación. Sí hay que hacer uso de ello para «mirar los errores» con el fin de analizarlos, «mejorarlos» y que no se vuelvan a repetir. Todo ello, evitando caer en la depresión que provoca la trayectoria que viene dibujando el equipo. «Si nos ponemos a fijarnos en la dinámica que traemos, es muy difícil volver a ganar», apuntó el zaguero verdiblanco. Considera el lateral santanderino que lo que deberían hacer es centrarse «en el partido del miércoles porque, ahora mismo, es lo más importante». «Jugamos en casa, con nuestra afición, y hay que sacar los tres puntos como sea», añadió.

Esa afición demostró estar un tanto cabreada con el equipo el pasado domingo. Lo cierto es que, por mucho que fuera con ánimo de animar a los suyos, lo que vieron de partida desilusiona a cualquiera. Los pitidos en seguida hicieron acto de presencia al igual que los cánticos pidiendo más testiculina. Ceballos siempre había soñado con jugar en Los Campos de Sport defendiendo la camiseta del Racing pero se encontró, de partida, con ese ambiente enrarecido y ofuscado. «No es una cosa agradable», admitió. «Pero el público tiene su propia opinión y la respetamos siempre», añadió.

En el vestuario admiten que la afición esté «dolida por cómo están saliendo las cosas» pero prometen poner de su parte para revertir la situación. De hecho, intentarán mañana salir «con todo porque, en el fondo, se tiene que notar que jugamos en casa y que tenemos que sacar los tres puntos como sea». La necesidad, que se note.

Lo que es una duda es con qué sistema aparecerá el Racing a jugar. Ceballos no lo sabe después de que Solabarrieta apostara por uno en Zubieta y por otro el pasado domingo. El canterano considera que cuantos más dibujos manejen mejor será porque dará más alternativas al entrenador para intentar dañar al rival. «Es el míster quien decide cómo se tiene que jugar y nosotros nos tenemos que adaptar a lo que proponga», apuntó. Lo que sí reconoció es que, durante su formación como jugador, nunca había manejado tantos sistemas diferentes porque lo normal es mantenerse siempre con el mismo, ya sea, como especificó, el 4-3-3 o el 4-2-3-1. Con todo, siguiendo la moda que parece haberse instalado, Ceballos aseguró que, en el fondo, «los sistemas son lo de menos».