Aritz Solabarrieta dedicó numerosos piropos al Real Unión durante toda la semana, algo que volvió a hacer ayer, después de que su equipo le derrotara 0-2. Y eso le sirvió para dar un mérito enorme a lo que habían hecho sus hombres en el Stadium Gal, ya que consideraba que habían ganado al «equipo que mejor trabajado está, que mejor fútbol hace y que mejor entrenador tiene de la categoría». Le dedicó un buen puñado de flores a Aitor Zulaika del mismo modo que éste se las había dedicado a él en Los Campos de Sport, después de que el conjunto irundarra ganara  1-3 poniendo al técnico de Ondarroa en la picota.

«Nos enfrentábamos dos de los mejores equipos de la categoría», aseguró el entrenador de Racing una vez terminada la contienda. Recordó que, aunque en Irún ya había ganado el Alavés B, aquello fue «un partido raro entre semana» que no se volvió a repetir, ya que, desde aquel día, que sucedió en los primeros compases del curso, lo máximo que un visitante se había llevado del Stadium Gal había sido un empate. Hasta ayer. «Por eso creo que lo que acabamos de conseguir tiene un mérito y un valor enorme», argumentó Solabarrieta.

Destacó el técnico verdiblanco que sus jugadores habían hecho «un partido absolutamente espectacular». No fue una afirmación gratuita: «Hemos presionado alto, hemos arriesgado y hemos llevado el partido a donde queríamos llevarlo hasta conseguir una victoria de mucho, mucho mérito». A partir de los tres puntos cosechados en Irún, el panorama se ve un poco mejor y ya no parece tan utópico meterse entre los tres primeros, pero Solabarrieta no alteró su discurso de las últimas semanas. «Sólo pienso en el partido del Arenas», sentenció. Sí afirmó que ayer, tras lograr la victoria, tocaba «disfrutar» y también valorar lo conseguido.

«Hoy he escuchado una entrevista de un amigo mío que decía que a veces damos mucho valor a las cosas negativas y poco a las cosas buenas», apuntó el entrenador de Ondarroa. Y, a partir de ahí, quiso poner «énfasis», por encima de todo, en lo que su equipo acababa de hacer porque consideraba que tenía «mucho mérito». Los números que arrastraba el Real Unión así lo acreditaban.

Obviamente, Solabarrieta afirmó que le gustaría que fuera su equipo uno de los tres equipos que se clasificara para luchar por el ascenso y, de paso, también aprovechó para mostrar su deseo de que otro de ellos fuera el Real Unión. «Por el aprecio que le tengo a Aitor (Zulaika), por la propuesta que tiene y por los valientes que son», explicó. Recordó, como había dicho el viernes, que era el equipo al que más había visto jugar en el presente curso y de ahí que hablara con conocimiento de causa. «Es más -añadió- ahora que no hay público se puede escuchar lo que dicen los otros entrenadores y cómo dirigen. Y estoy aprendiendo con Aitor porque me gusta las cosas que dice y cómo las dice. Ayer (por el viernes) decía que éramos dos equipos similares y estoy absolutamente de acuerdo».

Sostuvo Solabarrieta que el partido había sido clave porque, «de haber perdido, todas las opciones se habrían ido». En ese sentido, no se atrevió a decir que hubieran dado un golpe encima de la mesa en el Stadium Gal pero sí consideró que habían, cuando menos, «reafirmado el trabajo» que han venido haciendo. «El trabajo no siempre da sus frutos pero hoy (por ayer), ante un rival de mucho nivel, sólo me queda felicitar a los jugadores porque ahora estaban muertos pero contentos. Y es una gozada», se felicitaba el entrenador verdiblanco.

Reconoció Solabarrieta que lo que más le había gustado de la primera parte era «cómo y dónde hemos defendido». «Había que tomar riesgos, no quedaba otra», apuntó poniendo en valor lo alto que habían iniciado su trabajo defensivo. «Al final, yo creo en estos jugadores y tengo la sensación de que ellos creen en lo que estamos haciendo», recalcó. En ese sentido, comparó lo hecho ayer con el primer tiempo del encuentro ante la Real Sociedad B, donde reconoció que no estuvieron bien porque habían defendido «bajos», lo que considera que les perjudicó. «Sin embargo, en la segunda parte no merecimos perder en absoluto», apuntó. Con todo, eso ya ha quedado muy atrás y prefirió despedirse recordando que estaba «muy orgulloso» de sus hombres y animando a «dar mucho valor» a lo que acababan de hacer.