24.04.2024 |
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«Sí, estoy preparado»

Aritz Solabarrieta se presentó ayer como nuevo entrenador del Racing | Lo adelantó detalles sobre el tipo de equipo que le gustaría construir, sino que llamó a esperar a verlo en acción |  «Hay muy buenos jugadores», asegura

Aritz Solabarrieta, sentado en el banquillo de Los Campos de Sport tras su presentación oficial. / Hardy
Aritz Solabarrieta, sentado en el banquillo de Los Campos de Sport tras su presentación oficial. / Hardy
«Sí, estoy preparado»

Aritz Solabarrieta nunca había estado al volante de un bólido semejante. De hecho, se puede decir que acaba de salir de la autoescuela y, tras un periodo de prácticas con la ‘L’ en el cristal trasero, se ha hecho con los mandos de un vehículo de doscientos caballos al que ha de llevar a la meta sí o sí con los mínimos desperfectos posibles. Es un entrenador novato que, hasta la fecha, ha estado en equipos de cantera, donde hay una menor presión y un menor seguimiento del que tendrá a partir de la próxima semana. De hecho, es posible que la de ayer fuera su rueda de prensa más larga y quizá más multitudinaria. Desde que se conoció su nombre, el debate en el racinguismo ha girado sobre si verdaderamente está preparado para afrontar un reto como el que ha aceptado. Por eso la primera pregunta que le hicieron al presentarse como nuevo entrenador del Racing era si verdaderamente creía que lo estaba. Y él fue claro: «Sí, me veo preparado».

Demostró Solabarrieta no ser un hombre de muchas palabras, sino un tipo pausado, que reflexiona lo que quiere decir antes de hablar y que, en definitiva, transmite su mensaje con eficacia. Es lo opuesto a lo que significó José Luis Oltra hace apenas unos meses, un tipo mediático, con enorme trayectoria y una labia interminable que prometía muchas cosas. El nuevo entrenador del Racing no es así. Tras afirmar que verdaderamente se sentía preparado para llevar al Racing a Segunda, recordó que esto no va de lo que él pudiera decir delante de los micrófonos, «sino de lo que sea capaz de hacer». De este modo, recalcó que será «el día a día» lo que le acabará poniendo tanto a él como al equipo en su lugar. Lo que sí dejó claro es que van a «trabajar al máximo para, entre todos, sacar esto adelante».

No quiso el técnico ondarrutarra vender moto alguna el día de su presentación. No prometió un fútbol vistoso, ni ofensivo, ni tampoco todo lo contrario. Simplemente, no quiso adelantar acontecimientos. «Todos hemos visto muchas presentaciones de entrenadores diciendo cómo son o cómo les gustaría ser», recordó. Él no quiso ser uno más. Sólo pidió esperar a que a partir del domingo (la vuelta al trabajo se ha retrasado un día) comiencen los entrenamientos porque tiene claro que sólo «hay una realidad, que es la que se da en el campo y la que se va a ver tanto en el día a día en la ciudad deportiva como el fin de semana en los partidos». «Será entonces -añadió- cuando se vea qué tipo de entrenador soy y qué tipo de idea queremos traer». Tiene claro, por lo tanto, que cuando se habla de fútbol no tiene sentido hacerlo antes de tiempo. Sólo vale lo que se haga con un balón de por medio. Y pensar y actuar así es positivo porque, de partida, no se generan unas expectativas que después pueden generar frustraciones si no se cumplen.

La teoría que Solabarrieta querrá poner en práctica en el Racing no será propia y personal, sino que se adapta «a la idea del club y de la dirección deportiva», que son, precisamente, los que han apostado por él para «llevarla adelante». A la hora de encontrar el éxito, considera «clave» conseguir un «equilibrio» entre lo que él mismo quiere ver en el campo y lo que «los jugadores tienen». El primer paso será «intentar convencerles de una forma de hacer y de trabajar que ya irán conociendo». Lo empezarán a hacer a partir del próximo domingo por la tarde, que es cuando el técnico vasco completará su primera sesión y cuando tendrá un primer contacto directo con ellos más allá del telefónico que pueda mantener estos días. Con todo, insistió Solabarrieta en su primer acto público como racinguista, menos de 24 horas antes de haber hecho oficial su firma, que la palabra a destacar con letras gordas es la de «equilibrio» para, «entre todos, ser capaces de buscar ese camino que seguro vamos a encontrar».

Descubrió el nuevo entrenador del Racing que el club se había puesto en contacto con él el domingo por la noche. Camino del autobús tras el partido de Gobela, Amorrortu había citado a Rozada al día siguiente en La Albericia para mantener una reunión que el técnico asturiano nunca pensó que fuera a concluir en su destitución, pero la decisión estaba tomada. Tanto es así, que esa noche hubo dos entrenadores que se fueron a dormir sintiéndose entrenadores del conjunto cántabro. Porque reconoció Solabarrieta que no tuvo «ni una sola duda» a la hora de aceptar la propuesta del Racing. Asumió «la dificultad y la envergadura que tiene este reto», pero no se vino abajo y decidió aceptar la oportunidad que se le había presentado y que podía ser, de hecho, el mejor tren que podía coger en busca de una progresión como técnico.

La ilusión del joven entrenador verdiblanco es máxima y por eso reconoció que está «con ganas de empezar ya a entrenar» porque es optimista y tiene confianza en alcanzar los objetivos. Sobre todo, porque cree que «hay muy buenos jugadores y muy buena plantilla». Sin eso, poco habría que hacer. Llega conociendo bien lo que tiene entre manos y lo bueno es que cuenta ahora con toda esta semana para ponerse al día, para revisar partidos y estudiar rivales y, a partir del domingo, dispondrá de seis días antes del primer partido para intentar transmitir los primeros conceptos a sus hombres.

«He visto la mayoría de los partidos del equipo, conozco a la plantilla y conozco a los jugadores», aseguró el técnico verdiblanco. Eso sí, también precisa que ese conocimiento es, obviamente, «desde fuera» y le falta conocerlos desde dentro. Es algo que, al final, se lo va a dar «el día a día». «Será el trabajo diario lo que haga que nos conozcamos mejor, que yo les conozca mejor a ellos y ellos a mí», precisó. Es bien consciente de que una de sus principales labores como entrenador será «conocer mejor a cada uno de los futbolistas para poder sacar lo mejor de cada uno». Y es que, tiene claro que un entrenador bueno se diferencia de otro que no lo es por sacar «el máximo rendimiento» de cada plantilla y conseguir, de hecho, que sea aún mejor de lo que todo el mundo podía esperar de ella.

No se moja Solabarrieta a la hora de trasladar el estilo o la personalidad que le gustaría ver en su equipo. De hecho, entiende que cuenta con una importante ventaja, que es la de disponer de «una plantilla grande, amplia, con perfiles diferentes, mucho jugador por puesto y diferentes cualidades». La paleta de colores sí va a ser variada pero quiere tener clara, de partida, «una idea de cómo queremos jugar, qué queremos hacer, qué camino quiere tomar el club y sobre qué base actuar». Eso lo va a tener en cuenta. Es como si él fuera sólo la parte exterior del iceberg, el encargado de ejecutar una política futbolística ya definida. «A veces jugaremos con un delantero, con dos, con extremos... Eso dependerá de cómo esté cada jugador y de lo que vayamos viendo en cada momento», apuntó. Si un pecado cometió Rozada fue no dar continuidad a un mismo dibujo y a una misma idea de juego y, de partida, Solabarrieta tampoco parece apostar directamente por uno. Al menos, no lo dice públicamente. Quizá porque no quiere ser después esclavo de sus propias palabras. «Ya lo iremos viendo a partir del primer entrenamiento. De partida, lo que tengo es una confianza máxima en los jugadores porque hay una muy buena plantilla», concluyó. Lo que falta es sacar un buen partido de la misma porque, hasta la fecha, hay que reconocer que ninguno de los jugadores fichados el pasado verano está brillando. Y han de hacerlo a la fuerza porque son buenos jugadores, por lo que el margen de mejora que tiene el equipo es evidente. Y Solabarrieta ha llegado para pilotar esa mejora.

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