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El Diario de Cantabria

La reacción, con Cejudo

Solabarrieta habló ayer largo y tendido con el jugador cordobés | Resultó incomprensible que no jugara de inicio tras su partido de Getxo, pero no volverá a suceder | Es de los pocos que está a su nivel y que mantiene la confianza

Cejudo, manteniendo ayer una charla con Solabarrieta. / Hardy
Cejudo, manteniendo ayer una charla con Solabarrieta. / Hardy
La reacción, con Cejudo

Aritz Solabarrieta había tenido tiempo de sobra para ver todos los partidos del Racing previos a su llegada. Hoy en día es sencillo. No hace falta hacer llamadas para conseguirlos ni tener una aplicación específica en el ordenador con una clave exclusiva, sino que todo el mundo tiene acceso a ellos de manera más o menos sencilla. Él es un profesional y a buen seguro que los vio y los analizó con detalle. Precisamente por eso no se entienden algunas de las decisiones que tomó para afrontar su debut al frente del banquillo racinguista. Por encima de todo, no es fácil comprender que dejara en el banquillo a Álvaro Cejudo, que en el tiempo que estuvo sobre el terreno de juego volvió a dejar bien claro que es el futbolista más en forma del equipo. Al menos, de medio campo para delante.

Es difícil entender que alguien que viera el partido del Racing en Gobela dejara a Cejudo en el banquillo en Zubieta. No tiene lógica alguna. En Getxo, una vez que Rozada rectificó y le alejó de la banda para permitirle jugar por dentro, se vio en acción al mismo futbolista que había sido, de largo, el mejor y el máximo goleador del equipo y la campaña pasada en Segunda División. Se trata del más veterano de la plantilla. Tanto es así, que incluso ha anunciado su retirada para final de curso porque, además, ya tiene escrita y hecha una reputada trayectoria por la que muchos darían dinero. Desde fuera, podría parecer que es al que menos le va en esta historia, ya que incluso tuvo un desencuentro con el club durante el verano. Sin embargo, da la sensación de ser quien más metido está. Y lo mejor es que el fútbol le sigue respondiendo.

Solabarrieta le dejó en el banquillo en Zubieta pero en el descanso le dio entrada para intentar cambiar el transcurso del encuentro. Y allí, en medio de un contexto penoso para el equipo, volvió a dejar en evidencia que es un lujo que un equipo como el Racing no tenga al de Puente Genil como uno de sus insustituibles. De hecho, no tardó en dejarse notar porque el gol que acortó distancias y que permitió soñar durante dos minutos en una remontada imposible nació en las botas del cordobés, que después siguió liderando el ataque de los suyos.

Cejudo viene siendo, probablemente, el único jugador que demuestra mantener la confianza en su fútbol y la seguridad en sus botas. Quiere la pelota y la pide. A muchos de sus compañeros, se nota que les ha entrado el ‘canguele’ de lo que significa tener la presión encima. Y es más que probable que Solabarrieta haya atado cabos y haya concluido que, viendo cómo están las cosas y el nivel que están dando los demás, ha de articular a su equipo alrededor del jugador cordobés. Rozada tardó ocho partidos en darse cuenta de que el media punta andaluz tenía que ser una figura capital y no le dio tiempo a llegar al noveno. Su sustituto parece que tiene claro que su hombre es el ‘diez’ y que tiene ante sí un líder que puede tirar del carro.

Quizá por eso, durante el entrenamiento de ayer, el entrenador de Ondarroa llamó a Cejudo para mantener una intensa conversación. Se prolongó durante algo más de un cuarto de hora, que no es poco para ser una charla a pie de campo, y a vista de todo el mundo. No fue, ni mucho menos, una conversación en forma de toque de atención, de bronca o para pedir más esfuerzo. Dio la impresión de que lo que buscaba Solabarrieta era un aliado porque, posiblemente, haya concluido que el enfermo está mucho peor de lo que parecía.

Durante el tiempo que estuvieron hablando, algo que sucedió mientras el resto del equipo realizaba el calentamiento, ambos gesticularon mucho y dieron la impresión de estar hablando de fútbol, de conceptos tácticos, de movimientos sobre el terreno de juego. A buen seguro que analizaron lo sucedido en Zubieta, que hablaron de lo que pudo fallar y de qué se puede hacer para corregir la situación. Para empezar, lo más seguro es que Solabarrieta tenga claro que la primera decisión sea poner a Cejudo de inicio. Y, probablemente, sea junto a Pablo Torre. El fútbol va de encontrar la manera de poner a los buenos y en el Racing no sobran hoy en día. Ambos ya partieron de inicio en el partido contra el Barakaldo dejando bien claro que se pueden adaptar bien y que pueden dar luz al juego ofensivo de los suyos, que viene sufriendo un agarrotamiento tremendo que queda absolutamente en evidencia cuando se pisa área.

Puede ser discutible si la plantilla del Racing da para atacar el ascenso o no, pero de lo que hay pocas dudas es de que es mejor de lo que ha parecido hasta la fecha. Algo sucede cuando hay tantos jugadores que no dan la talla. Y es algo que viene sucediendo, sobre todo, a los recién llegados en verano. Se trata de los fichajes que debían dar un plus de calidad al equipo y acompañar al grupo de futbolistas de la casa a los que se iba a dar la alternativa. Y ninguno está rindiendo a un nivel cercano al esperado. Primero tuvieron la excusa de haber llegado tarde y después la de los continuos parones, pero ya no son tiempos de excusas.

Sobre todo, porque el Racing se ha metido en una situación preocupante. La puede librar si consigue dos victorias en los dos próximos partidos que ha de jugar en casa, pero si quema nuevas tracas, es posible que incluso se vea forzado a cambiar de objetivo y pasar a pensar en, por lo menos, mantener la categoría, lo que significa clasificarse para disputar la Segunda B pro que, finalmente, se llamará Primera División Federación Española.

La confianza que mantienen en el vestuario está en el factor campo. Por ahora, sólo han podido jugar tres partidos en Los Campos de Sport y, salvo el primero, en el que se puede decir que les cogió con el traje a medio hacer, los otros dos los han ganado con solvencia y con sendos 3-0. Sin brillar, pero sí con efectividad. Lo malo es que esa fiabilidad que tenía el equipo en la época en la que jugó en casa, de lo que va a hacer más de mes y medio, la echó por la borda el Racing el domingo en Zubieta. Había encajado tres goles en ocho partidos y recibió otros tantos en los primeros 26 minutos del duelo ante la Real Sociedad B. Cuando terminó la contienda, fueron cuatro pero podían haber sido ocho.

Solabarrieta está, por lo tanto, ante la necesidad de conseguir un equilibrio entre la obligación de ganar sus dos próximos partidos y la de recuperar la fortaleza y solvencia atrás del equipo. Y no va a haber delante rivales sencillos porque serán dos equipos que están por encima en la clasificación. El primero, el que llegará el próximo domingo, será el Amorebieta, que era líder hasta el pasado fin de semana y que ya ganó en Los Campos de Sport en el último partido de pretemporada con cierta solvencia. Después, apenas tres días más tarde, será el Real Unión quien pase por Santander.

Momento clave. Si el Racing es capaz de quedarse con los seis puntos, habrá conseguido recuperar una cierta normalidad y credibilidad. Sin embargo, si las cosas van mal dadas, todo el proyecto quedará en el alambre. De hecho, la misma apuesta por el entrenador quedará en entredicho porque haber echado a Rozada con sus números es haber dejado el listón demasiado alto. Está el equipo en un momento delicado que puede marcar toda la temporada y, con él, su futuro más cercano.

El gran objetivo del entrenador será recuperar una buena versión de todos esos futbolistas acreditados en la categoría que están lejos de su nivel. Jugadores como Cedric, Villapalos, Nana, Bustos, Maynau, Balboa y, en teoría, también Soko deberían dar mucho más. A este último ni se le ha visto, por lo que empieza a ponerse muy en cuestión si mereció la pena la aventura de traer a tu único extremo derecho del fútbol de México. Más de lo mismo sucede con el otro futbolista que vino del otro lado del charco. Sigue sin aportar y, de hecho, también sigue sin enseñar ese carácter y esa agresividad que, por lo que decían las crónicas, eran sus mayores aptitudes.

Balboa es el delantero con más minutos pero ni remata a portería. El Racing pudo recibir el pasado domingo ocho goles pero es cierto que también pudo marcar tres o cuatro, pero falla como una escopeta de feria dentro del área. Lo hizo Bustos de manera grotesca en el arranque del encuentro tras desperdiciar un gran centro de Pablo Torre, que, a su vez, perdonó otra muy clara en la última jugada del primer tiempo. Poco antes, había sido otra vez el jugador asturiano quien, tras recibir un regalo sonrojante del portero, decidió rematar el balón tremendamente desviado. Ya en el segundo tiempo, fue Jon Ander quien perdonó un remate claro que le dejó Cedric, lo que quizá le hizo perder confianza porque, pocos minutos después, tras realizar un gran movimiento con balón, no se atrevió a rematar y echó la pelota atrás.

En general, se detecta una falta de confianza que es fatal para un equipo que quiere mirar hacia arriba y ser ambicioso y que, sobre todo, quiere sacar fuera el fútbol que sabe que sus jugadores llevan dentro. Y lo malo es que con los resultados que arrastra el equipo, que suma ya tres derrotas (Leioa, Mutilva y Zubieta) y un empate (Getxo) en los últimos cuatro encuentros, es difícil sacar lo mejor de cada uno. Hace falta mucho carácter para algo así.

Lo preocupante es que las piernas pueden temblar mucho más si los dos próximos encuentros no van bien. Viendo el estado que mostró el Racing el pasado domingo, a buen seguro que el Amorebieta llegará el próximo fin de semana con el gran objetivo de hacer largo el partido, marcar primero o incluso aguantar el cero a cero sabedor de que su rival se va a encerrar en su caparazón a que pase el temporal. Quizá por eso Solabarrieta sea consciente de que necesita a tipos como Cejudo, tipos que, a parte de ser muy buenos y mejorar a su equipo, den un paso hacia delante, la pidan y miren al frente.

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