25.04.2024 |
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Operación retorno a El Sardinero

Al club le preocupa la pocaasistencia de público al campo esta pasada temporada y teme que la pandemia haya provocado una desconexión l Se juega mucho en la próxima campaña de abonados, en la que mantendrá los mismos precios
Un aficionado del Racing, rodeado de butacas vacías en Los Campos de Sport. / Hardy
Un aficionado del Racing, rodeado de butacas vacías en Los Campos de Sport. / Hardy
Operación retorno a El Sardinero

La ya pasada temporada tuvo muchas cosas malas desde un punto de vista deportivo, pero éstas tienen una extraordinaria capacidad de reciclarse durante el verano. La depresión se torna rápidamente en ilusión cuando empiezan los fichajes, los rumores, las presentaciones y demás folklore veraniego. Se olvida el fracaso y rápidamente se pasa a soñar otra vez con el éxito.

El marcador se pone a cero y todo vuelve a empezar. Sin embargo, hay en esta ocasión un asunto que preocupa en las oficinas del Racing y que, al no tener precedentes similares a los que aferrarse para intuir lo que puede pasar y ser pesimistas u optimistas, no saben cómo va a evolucionar. Se trata de la escasa asistencia de aficionados a Los Campos de Sport del pasado curso, cuando nunca se estuvo ni cerca de aprovechar todo el aforo que el Gobierno de Cantabria permitió, que habitualmente fue de 4.444 espectadores.

El conjunto cántabro terminó la temporada rondando únicamente los 1.500 espectadores a pesar de que, para entonces, los datos de la pandemia ya habían mejorado. Esa pobre imagen que mostraron las gradas de Los Campos de Sport fue la consecuencia a la lógica decepción después de que el equipo no se clasificara para jugar por el ascenso, ya que venía de haber conseguido la mejor entrada de toda la temporada en el último partido en casa de la primera fase. Fue contra el Arenas. El Racing venía de ganar en Irún y, de esta manera, corregir la debacle sufrida contra la Real Sociedad B en casa.

El equipo cántabro no dependía de sí mismo pero casi. Sabía que ganando al equipo vizcaíno, tendría muchas probabilidades de pasar el corte siempre que ganara al Amorebieta en la última jornada. Y la gente se animó. La afición, siempre dispuesta a ilusionarse, se reactivo y a aquel encuentro contra el Arenas acudieron 3.941 espectadores. Fue la mejor entrada de toda la temporada.

Hasta ese día, se había quedado en los 3.200 que habían acudido al estreno liguero contra el Portugalete. La diferencia era que aquel día se permitió ocupar el 30% del graderío, es decir, llegar a 6.666 espectadores, mientras que ante el equipo vizcaíno el límite estaba en el 20% (4.444). Dio igual el techo que se pusiera porque ya había quedado claro que no se iba a pasar de los 4.000 espectadores. No había motivo para que el club insistiera en Peña Herbosa por conseguir un mayor aforo. Al Racing le cogió por sorpresa el comportamiento del aficionado.

Al club le preocupa la pocaasistencia de público al campo esta pasada temporada y teme que la pandemia haya provocado una desconexión l Se juega mucho en la próxima campaña de abonados, en la que mantendrá los mismos precios De hecho, en los primeros partidos con posibilidad de público ni siquiera activó una opción para que los racinguistas que no hubieran adquirido su abono pudieran ir al estadio. El club vendió algo más de 7.600 abonos a principios de curso y entendía que quienes habían dado ese paso estarían con ganas de ir a su butaca, pero no fue así. La demanda se quedó muy por debajo de la limitada oferta y por eso en las últimas jornadas en casa se abrieron taquillas para el público en general.

Para compensar el pago del abono y la imposibilidad de acudir a los partidos de Los Campos de Sport, que en su mayoría se han disputado a puerta cerrada, el Racing consiguió que los abonados pudieran ver los partidos en casa gratis por la página web. Ahí se generó una rutina que muchos no habrán querido cambiar durante la temporada, en la que el equipo tampoco ha dado demasiadas razones para ilusionar y animar a dar el paso. A esto hay que sumar el probable factor del temor o el respeto al Covid19, que siempre demanda evitar multitudes de aficionados, lo que también habrá hecho que el racinguismo no se haya movilizado ni cuando ha podido hacerlo.

El punto de partida con el que arrancará el próximo curso será preocupante porque el Racing ha de sacar partido a la masa social que tiene, que le convierte en un hecho diferencial en la categoría de bronce, ya se llame Segunda B o Primera RFEF. Y no sólo preocupa por la tendencia de este curso pasado y la costumbre que haya podido generar en el hinca verdiblanco de quedarse en casa viendo el partido por televisión, sino también por una errática trayectoria que hará que el equipo afronte su séptima temporada en el tercer escalón del fútbol español en los últimos nueve años.

De ahí que se quiera cuidar con especial mimo una campaña de abonados que va a ser crucial no sólo para volver a llevar al racinguismo a su casa, sino también para adquirir un mayor músculo financiero. Lo que tiene a favor el Racing es que el próximo curso se estrenará categoría y lo nuevo siempre resulta más atractivo y genera ilusión y curiosidad. Y no será ya una categoría con cuatro grupos donde había algunos equipos muy pequeños y prácticamente amateurs, sino que se ha hecho una criba y ya sólo habrá dos grupos con rivales muy a tener en cuenta en cada uno de ellos. En principio, el día a día va a ser más interesante y cada domingo habrá partidos menos predecibles. Por otro lado, también estará más caro afianzarse en la zona alta. Todo puede ayudar para sacar al aficionado de sus casas. más partidos. El club lleva tiempo preparando la campaña de abonados.

Está diseñando todo el plan de actuación y editando ya el vídeo promocional con el que animar a la gente a dar el paso. La idea de los dirigentes, sabedores que el contexto de la misma será complicado por mucho que la pandemia parezca que está remitiendo, es congelar los precios y que éstos sean iguales a los del curso pasado. Esto quiere decir que, de confirmarse, hacerse con el carné costaría entre 75 y 225 euros para los adultos y entre 40 y 100 para quienes tienen entre 6 y 17 años. Todo ello, teniendo en cuenta que el pasado curso había sólo previstos trece partidos en casa y en esta ocasión volverá a haber 19, por lo que, en el fondo, se estará produciendo una rebaja. El objetivo es volver a recuperar el mejor ambiente en Los Campos de Sport y una subida de precios no ayudaría. El sueño húmedo sería llegar a los casi 11.000 carnés vendidos en la temporada del último ascenso, cuando se dio un impulso importante tras tres temporadas consecutivas quedándose en el entorno de los 8.500 abonos.

Hace dos campañas, en la que el conjunto cántabro salió a jugar en Segunda División, se alcanzaron los doce mil abonados mientras que en la recién terminada, ya con la pandemia encima y con la incertidumbre de si pagar el carné serviría para poder ir a ver los partidos, se quedaron en poco más de 7.600, que no es poco. Si estos últimos hicieron el esfuerzo de mantener su abono con la que había encima, se puede dar por garantizado repetir al menos esa cifra. El objetivo sería incrementarla considerablemente y acercarse, en la medida de lo posible, a los diez mil. Queda mucho verano por delante para conseguirlo y, en ese sentido, ir construyendo una plantilla ilusionante ayuda. La última campaña de abonados se centró en la firme apuesta por la cantera que realizó el club y está por ver por dónde pivotará la nueva.

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