25.04.2024 |
El tiempo

Mantilla y Andrade ingresan en la enfermería

El canterano se dañó el hombro al rematar un centro pero, a pesar de que le dijeron que dejara de entrenar, él insistió en seguir

Mantilla, quejándose del hombro izquierdo tras caer de mala manera sobre él. / Hardy
Mantilla, quejándose del hombro izquierdo tras caer de mala manera sobre él. / Hardy
Mantilla y Andrade ingresan en la enfermería

Los jugadores del Racing completaron ayer dos sesiones de entrenamiento, una convencional por la mañana y otra de gimnasio por la tarde. Afrontan ya la recta final de una intensa semana con mucha carga de trabajo que culminará mañana con el partido programado por el cuerpo técnico y en el que participarán también futbolistas del Rayo Cantabria. Entre algodones se mantienen, al igual que en los días anteriores, Álvaro Bustos, Marco Camus y Jon Ander pero lo malo es que ayer se ocuparon más camas, ya que ni Pablo Andrade ni Álvaro Mantilla pudieron terminar el trabajo matinal.

El canterano no se retiró a la primera, sino que prácticamente le tuvieron que echar. Se resistía a abandonar el entrenamiento porque es consciente de que no puede parar, ya que cada segundo de esta oportunidad que se le ha presentado esta temporada puede ser válida. Por eso no abandonó la sesión por mucho que se lo recomendaran cuando se dio un fuerte golpe en el hombro izquierdo.

Dicho golpe sucedió durante un ejercicio en parejas en el que uno centraba y el otro remataba. Quien le puso el balón a Mantilla fue Martín Solar. Le llegó a media altura, más o menos al nivel de la cintura, y el defensor verdiblanco decidió que lo mejor era tirarse a rematar en plancha. Pero lo hizo con la mala fortuna de caer sobre el hombro izquierdo. Los inmediatos gestos de dolor fueron evidentes y, rápidamente, tanto los técnicos que estaban siguiendo el ejercicio como, sobre todo, los miembros del cuerpo médico, le pidieron que parara. Sin embargo, él no quiso hacerlo. Confirmó que no se le había salido y que simplemente le había triscado. Estaba claro que estaba sufriendo un dolor intenso pero él quería seguir en el entrenamiento.

Y Mantilla, que fue titular en el primer partido liguero, continuó con el entrenamiento. De hecho, Rozada instauró un partidillo a campo reducido y él comenzó jugando. Se le veía de vez en cuando aleteando el brazo para, probablemente, mitigar el dolor. Llegado el momento, le tocó lanzar una segada para frenar un ataque y robar el balón. Lo logró pero, justo en ese momento, se levantó y comunicó que, ahora ya sí, era momento de dejarlo. Había apurado hasta que había podido y ahora sólo espera que la lesión no sea demasiado grave y, de hecho, mañana pueda disputar ese partidillo que para él podía ser importante para confirmar a Rozada que lo sucedido en el partido ante el Portugalete, cuando lo cierto es que no estuvo bien, fue un accidente y fruto de los nervios del debut. Ya nunca más volverá a debutar.

Sin continuidad. Quien no pudo entrenar fue Pablo Andrade, que sufrió un resbalón que le produjo una dolencia en el tobillo. En principio, tampoco debería revestir gravedad pero lo cierto es que el lateral brasileño no está teniendo nada de suerte en su periplo racinguista. Prácticamente no ha podido enlazar dos semanas de trabajo sin sufrir algún contratiempo o algún susto. De hecho, sólo ha podido participar del primer partido liguero y sólo entrando en el segundo tiempo porque una lesión le había impedido alcanzar el punto de forma necesario. Después enlazó otra y, cuando parecía que podría jugar contra el Alavés B, de nuevo entró a la enfermería. Confía en que lo de ayer se quede sólo en un susto pero todo dependerá de cómo se presente en la mañana de hoy. Lo positivo es que quien sí está teniendo continuidad tras un inicio también accidentado es Maynau, por lo que ese puesto en el carril zurdo de la retaguardia estará, en principio, cubierto.

Al entrenamiento salió casi tres cuartos de hora después que sus compañeros Pablo Torre, a quien están manejando con cuidado en el cuerpo técnico desde principio de la temporada. Nadie olvida que es un juvenil aún por terminar de formar, físicamente hablando. De hecho, no ha completado los noventa minutos de ningún partido y es posible que tarde en hacerlo. Ni siquiera jugando en el juvenil el curso pasado lo solía hacer con asiduidad. Lo que menos le convendría ahora es parar por culpa de una lesión y es lo que quieren evitar en el Racing. Sobre todo porque, a pesar de su juventud, cada día deja más claro que está llamado a ser el elemento diferenciador de este equipo y el futbolista capaz de desnivelar toda balanza.

Mantilla y Andrade ingresan en la enfermería
Comentarios