El aficionado del Racing está siendo tan castigado últimamente que es normal que no se fíe de nada. Por eso ayer acudió a Los Campos de Sport con la mosca detrás de la oreja. La mañana había ido tan bien que algo tenía que ir mal por la tarde. Es pura compensación natural. Así funciona la mente del seguidor verdiblanco, que no tenía miedo, sino auténtico terror a lo que pudiera suceder en Los Campos de Sport. En definitiva, era fácil intuir que lo más complicado de las combinaciones que necesitaba el equipo de Solabarrieta en las dos últimas jornadas era que él sumara los seis puntos.

El primer partido de la mañana fue el de La Florida. Y el Real Unión se llevó allí un sopapo de los buenos (2-0) con goles de Thaylor y Musy, jugador cedido por el Racing que, de este modo, le estaba haciendo un gran servicio a su club. Media hora más tarde comenzó el partido más atractivo de toda la jornada, que fue el que enfrentó a los filiales del Athletic y de la Real Sociedad en Lezama. Al conjunto cántabro le convenía, por encima de todo, que no ganaran los rojiblancos. Y lo hicieron los blanquiazules. Eso, teniendo en cuenta que en la última jornada se miden al Alavés B, prácticamente impedía que terminaran con los 37 puntos a los que aspiraba el Racing. Y eso era muy bueno.

El resultado ideal en Lezama habría sido el empate pero bueno fue, al menos, una victoria donostiarra. Y eso que comenzó perdiendo con un gol de Nico Williams, de quien habían dicho que tenía para tres semanas de lesión pero reapareció a la segunda. Y a los nueve minutos incluso marcó. Sin embargo, a la media hora de partido, el árbitro dejó con diez de manera más que rigurosa a los hombres de Joseba Etxeberria, lo que facilitó que los de Xabi Alonso se hicieran los dueños de la contienda y consumaran la remontada.

Con esos resultados matinales, el Racing habría quedado entre los tres primeros siempre que no se diera la siguiente e improbable combinación de resultados: una victoria del Bilbao Athletic en Irún y otra del Alavés B en Zubieta. Esto quiere decir que el equipo verdiblanco, en la práctica, pasaba casi a depender de sí mismo. Sin embargo, cayó a las primeras de cambio, sin espacio para el suspense.

La victoria de la Real Sociedad B ya le garantizó un sitio entre los tres primeros. El empate entre el Racing y el Arenas, por su parte, se lo garantizó al Amorebieta, que llevaba una semana preparando un partido dramático en la última jornada de esta primera fase mientras que ahora tendrá otro bien plácido. Se ha asegurado un sitio en Primera RFEF del próximo curso e incluso peleará por subir más arriba. No tiene por qué renunciar a nada.

Al Racing, por su parte, le quedan las migajas. Migajas que pueden ser dramáticas en el caso de que no sepa levantarse del mazazo de ayer y reaccionar para evitar lo que ya sería un drama, como sería no clasificarse para lo que será la categoría de bronce del próximo curso. Para conseguirlo, dará forma a una segunda fase en la que ya sabe que estará también el Laredo y, posiblemente, el Real Unión. El Arenas se la jugará con el Portugalete el próximo fin de semana y le vale un empate para ser el cuarto en discordia que pase a esa segunda fase arrastrando todos los puntos.

El Racing tiene ahora 32 en 19 partidos mientras que el Ebro, que es el cuarto del subgrupo B, tiene 25 puntos en 17 partidos. Por lo tanto, el equipo verdiblanco iniciará la segunda fase en una buena situación. El partido del próximo fin de semana en Amorebieta ha perdido la ilusionante trascendencia que parecía que iba a tener pero sigue poniendo en juego puntos vitales. El conjunto cántabro debería encarrilar cuanto antes el objetivo de esta segunda fase para no tener que llegar a jugar partidos dramáticos. Ayer, ya comprobó que no se le dan bien.

Con quien podrá contar en esa segunda fase Aritz Solabarrieta es con Lars Gerson, que ayer debutó en Los Campos de Sport. Lo hizo horas antes de coger un avión que le enviará a Qatar. Es allí donde se concentrará con su selección para disputar un amistoso antes de jugar dos partidos clasificatorios para el próximo Mundial días después. Tendrá tres partidos en diez días para coger el tono de competición adecuado. En Amorebieta sabe que no estará y quien sí podrá estar será Álvaro Mantilla, que ayer volvió a completar un partido sin haber visto una quinta cartulina amarilla que le habría obligado a cumplir un partido de sanción. El luxemburgués se comportó como un jugador aseado, que estuvo rápido en alguna acción de despeje dentro del área y que, sobre todo, dio muestras de tener un guante en el pie a la hora de lanzar balones a media distancia. Puede ser un futbolista aprovechable pero justamente lo va a ser cuando las opciones de ascenso ya se han evaporado.