El Racing ya está descendido y le gustaría desaparecer de escena cuanto antes, pero no puede. Aún tiene que jugar cuatro partidos y el primero es el de hoy. Y ni siquiera se puede dejar llevar, salir a que pase el tiempo, a que se cumpla el minuto noventa y volver a casa. Sergio Ruiz recuerda que deben afrontar estos últimos compromisos ligueros «como profesionales» que, además, defienden «un escudo» que no se puede ir arrastrando por ahí. Es consciente de que, a estas horas, «las palabras ya no valen para mucho» y que decir que esta tarde van a salir al Fernando Torres a buscar la victoria suena a hueco, pero él ya avisa de que van a «intentar ganar» como han hecho «en cada partido durante todo el año aunque ya no sirva para nada».

Más allá de la responsabilidad individual que les obliga a comportarse como profesionales cada vez que salen a jugar, Sergio recuerda que también han de intentar salir hoy a por los tres puntos por respeto «a la pureza de la competición y a los demás equipos». Porque habrá terceros interesados tanto hoy, como el próximo sábado y en los dos encuentros siguientes. Y han de estar a la altura aunque, a la larga, siempre se suela hacer evidente sobre el terreno de juego quién se la juega y quién no.

Tras la consumación de la muerte anunciada del pasado sábado, el jugador astillerense, que formó parte del equipo inicial, reconoce que el vestuario quedó «fastidiado» porque todos los que lo forman tenían «un objetivo en mente desde principio de temporada» que ni mucho menos han alcanzado. No se han quedado ni cerca. «Sabíamos que iba a ser difícil, pero no pensamos que tanto», precisa el medio centro cántabro. «Cuando uno se marca un objetivo y no lo cumple se queda fastidiado y lo único que se puede hacer es intentar aprender de los errores, mejorar, reflexionar y mirar hacia el futuro con positivismo e ideas claras», añade.

Admite el futbolista cántabro que la temporada ha resultado «muy difícil desde el principio. «Hemos tenido tres entrenadores, muchas lesiones y también acciones clave en momentos puntuales que, por una cosa o por otra, nunca caían para nuestro lado», explica. Aún así, destaca Sergio que, independientemente de los continuos golpes que ha sufrido el equipo y de apenas cosechar victorias durante todo el campeonato, en el vestuario seguían «creyendo» que la remontada era posible. Y, de hecho, con esa ilusión afrontaron el parón. Querían «poder seguir ahí peleando pero el palo de la primera jornada nada más volver contra el Lugo fue muy duro». A partir de ahí, según narra el medio centro astillerense, «el equipo no ha estado metido en la liga, ni concentrado, ni bien». En definitiva, no queda otra que asumir que «el descenso es el reflejo de una mala temporada».

Otro motivo por el que salir a jugar en busca de una nueva victoria antes de que se baje definitivamente el telón es la afición, que, como recuerda Sergio, «es una parte fundamental del club». Y entienden la decepción generalizada que existe. «Por mucho que salgamos los jugadores pidiendo perdón y demás, ahora estas palabras no sirven de nada cuando en el campo no hemos demostrado que merecíamos quedarnos en Segunda», explica el jugador astillerense. Así, simplemente se queda con la necesidad de «agradecer el apoyo de todo el año e intentar que, dentro de poco, y si es el año que viene mejor, volvamos a la liga profesional».