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El Diario de Cantabria

Inicio entre interrogantes

Jon Ander reconoce que no se pueden parar a pensar en que aún no tienen fecha de inicio, ni rivales, ni modelo de competición porque se bloquearían | «Hay que quitarse eso de la cabeza y pensar en el día a día», asume

Jon Ander, cabeceando un balón durante el entrenamiento vespertino de ayer. / Hardy
Jon Ander, cabeceando un balón durante el entrenamiento vespertino de ayer. / Hardy
Inicio entre interrogantes

El Racing acumula ya tres días de entrenamiento, pero todavía no sabe cuándo comenzará la temporada. El pasado viernes inició un camino que no sabe bien a dónde le llevará porque todavía no sabe el día que el balón echará a rodar por fin, quiénes serán sus rivales ni cuál será el modelo de competición. De hecho, la crisis sanitaria ha rodeado de tanta incertidumbre el día a día que los entrenadores, los preparadores físicos y los jugadores no saben si podrán acabar lo que empiecen. Les está tocando caminar a ciegas pero son conscientes de que es lo que toca. No pueden pedir certezas cuando nadie sabe qué va a suceder la próxima semana.

Jon Ander, que a día de hoy ha pasado a ser uno de los veteranos del vestuario al comenzar su tercer curso como racinguista, admite que, aunque uno no quiera, siempre le da vueltas a esta situación de tener que avanzar por un camino que nadie sabe por dónde discurrirá. «No es lo mismo trabajar así que tener ya una fecha en el horizonte dentro de cinco o seis semanas», reconoce. Y presupone que debe estar siendo un problema todavía mayor para el cuerpo técnico y para los encargados de programar el día a día y todo el proceso de puesta a punto de cada uno.

Como receta para huir de ese agujero negro en el que se puede convertir tanta incertidumbre, Jon Ander propone centrarse «en el día a día» y «quitarse de la cabeza» toda esta colección de inseguridades que acompaña a la actual situación sanitaria. Independientemente de cuándo sea, prefiere centrarse en esa necesidad de «llegar bien al inicio de temporada» porque, si ya de por sí suele ser algo importante que puede marcar el resto del curso, más aún lo será en una campaña tan extraña en la que, en principio, el primer corte se realizará tras los primeros 18 partidos. Eso va a exigir empezar a un nivel máximo y quizá por eso estas primeras sesiones de trabajo están teniendo una gran carga física. De hecho, están siendo auténticas palizas en las que el balón prácticamente no participa.

«No sabemos ni cuándo vamos a empezar a jugar, ni cómo va a ser la temporada o si va a haber un rebrote y va a haber que terminar antes de tiempo. No sabemos nada», destaca Jon Ander. El presente da múltiples argumentos para dejarse llevar y tomárselo con calma, pero es consciente de que es algo de lo que han de huir porque la pretemporada «es coger gasolina para todo el año, por lo que hay que intentar relativizar todo ese tema lo máximo posible». «Como te pongas a pensar, no vas a trabajar bien porque vas a pensar que igual estás ahora entrenando para que al final no se empiece a jugar o que todo se puede acabar al poco de empezar», relata. Por eso insiste en centrarse en el «día a día» y en cumplir con el exigente trabajo que les propone Cueli «para ir poco a poco cogiendo todo lo necesario para que, cuando el balón eche a rodar, estemos a tope».

entrar en la dinámica. Para él, haber comenzado por fin los entrenamientos y haber entrado ya en una cierta velocidad de crucero resulta positivo para pasar página de una vez. «Como terminamos de mala manera y con un descenso la temporada pasada, al final también tienes ganas de volver y hacer las cosas bien a pesar de toda esta incertidumbre que tenemos encima», subraya. Él es futbolista y en su caso, además, apenas tuvo oportunidad de sentirse como tal el curso pasado por culpa de esa lesión que cortó de lleno su progresión como jugador verdiblanco. Por eso tiene el depósito lleno. Tiene la ilusión del primer día, como si también fuera un recién fichado.

Estaba Jon Ander con ganas de «tener contacto con el balón y con los compañeros y, en definitiva, de entrar en la dinámica de entrenamientos». El delantero alavés recalca que es lo que todos querían «en vez de estar en casa esperando a ver qué pasa». Y lo cierto es que han pasado de estar de vacaciones o a la expectativa sobre lo que podía suceder a meterse para el cuerpo unas duras sesiones de trabajo. Admite el ariete verdiblanco que los primeros días de pretemporada están siendo «durillos». Sin embargo, lo acepta porque está en el guión de todo profesional del deporte. Es consciente de que «lo que toca en una pretemporada es sufrir».

«Tenemos que coger gasolina para empezar fuertes la liga porque no sabemos lo que va a durar, si se va a completar o se va a tener que parar como el pasado año», relata. Y, por lo que pueda pasar, es necesario estar en una buena posición cuando la maquinaria, si lo hace, se pare totalmente. Con semejante dosis de incertidumbre, Jon Ander es consciente de que han de salir a jugar «cada partido pensando que puede ser el último y, por lo tanto, a ganarlo siempre». En el fondo, esto es lo que le toca al Racing en Segunda B. Su rol es bien diferente al que ejerció el curso pasado en Segunda División.

No pudo Jon Ander disfrutar al máximo de la experiencia de jugar en el fútbol profesional por culpa de esa lesión de ligamento cruzado en su rodilla izquierda que ni siquiera le había permitido disfrutar en el campo del ascenso de hace apenas quince meses. «Cuando volví, pensaba que estaba bien y que estaba recuperado tras ocho meses sin jugar, pero después, viendo los vídeos de los entrenamientos y de los partidos, me veía que no estaba bien», reconoce el delantero alavés, que, a pesar de haberse lesionado el marzo, terminó aquella campaña del ascenso como el máximo goleador del equipo. Fue «cuando pasó el confinamiento» cuando el jugador vasco comenzó a recuperar sensaciones: «Empecé a ser yo, a ir a todos los choques y a correr bien sin tener ninguna molestia y como si no hubiera pasado nada», recalca. Y esa buena tendencia no se ha detenido porque estos días está pudiendo ejercitarse «sin ni una sola molestia». Todo parece preparado para volver a disfrutar del mejor Jon Ander en cuanto el balón eche a rodar de nuevo.

Esa versión recuperada del jugador por el que el Racing llegó a pagar traspaso en Segunda B coincidirá con el inicio de un nuevo tiempo y la construcción de un nuevo proyecto. De hecho, en estos primeros días de trabajo, el plantel está caracterizado por la juventud porque hay un buen número de canteranos que están teniendo su oportunidad y, además, algunos de los pocos fichajes que se han hecho apenas superan la veintena. Esto hace que, de pronto, Jon Ander se haya convertido en un veterano. Él reconoce que se nota «de otra manera» aunque advierte de que mantiene «la ilusión del primer día». De hecho, recuerda que él llegó «tarde» al fútbol de este nivel y por eso quiere «saborear» lo que le quede como si cada día «fuera el último».

Con todo, sí admite que la situación no tiene nada que ver con la que vivió hace dos veranos, cuando llegó como un novato procedente de equipos humildes. «Ahora conozco la casa y a la gente y entiendo que me toca más ayudar a los jóvenes e intentar enseñarles y, a su vez, ayudar también a que se integren los que vienen de fuera», explica. Reconoce que es «otra cosa» y que su rol también es diferente. «A los que vienen de abajo, les recuerdo que tienen una oportunidad buenísima porque este club no es cualquiera», añade.

Percibe Jon Ander posibilidades a esos jóvenes valores de la cantera que están ante una buena oportunidad de asentarse en el primer equipo. De hecho, recalca que quienes acabaron el curso pasado en el mismo ya demostraron un «buen nivel a pesar de jugar en Segunda, que no es nada fácil». No se corta el vitoriano a la hora de destacar a Martín Solar, que es un jugador que cree que tiene «muchas cosas». «Los otros nuevos que han venido, aunque llevamos pocos días y apenas hemos tocado balón, se les ve con muchas ganas, que ahora mismo es lo principal porque lo demás se irá cogiendo», precisa.

Ese rol de jugador veterano y que, además, va a iniciar su tercera temporada en el equipo abre la posibilidad de que sea uno de los capitanes el próximo curso. Aún falta para eso porque la elección deberá llegar cuando la plantilla esté más hecha, pero sí admite que, además de Iván Crespo, tanto él mismo como Jordi Figueras y Álvaro Cejudo son los que más tiempo llevan en el equipo, además de Óscar Gil con el único paréntesis de la segunda vuelta de la campaña pasada. «Lo que decidan los compañeros o el míster estará bien. Si me dan ese rol estaré encantado porque sería un orgullo ser el capitán del Racing y por todo lo que conlleva, por ayudar a los chavales y dar ejemplo», concluye.

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