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El Diario de Cantabria

El grupo del Racing, a flote

A pesar del mal momento sanitario que viven cantabria y país vasco, sólo se han aplazado tres partidos y sólo dos equipos han sido afectados | El protocolo vasco puede hacer que la competición quede bloqueada en cualquier momento

Sainz Maza, avanzando con el balón en el intenso entrenamiento matinal de ayer. / Hardy
Sainz Maza, avanzando con el balón en el intenso entrenamiento matinal de ayer. / Hardy
El grupo del Racing, a flote

Los equipos parecen condenados a avanzar a trompicones esta temporada aunque, por ahora, se puede decir que la mayoría está librando y está consiguiendo caminar con cierta normalidad, si es que esta última palabra significa algo a día de hoy. En plena segunda oleada de ataque del Covid - 19 tampoco se ha producido un parón y un aplazamiento masivo de partidos que amenace con colapsar la competición, como sí ha sucedido en otros deportes como el balonmano, que ha llegado a tener jornadas en las que sólo se ha podido celebrar un encuentro de los nueve previstos. Hasta la fecha, los únicos positivos que se han conocido en el subgrupo del Racing son los del Real Unión y los del Leioa. El primero apenas tuvo consecuencias pero sí el segundo, que también ha quedado atrás. De hecho, a día de ayer aún seguían en pie todos los partidos programados para el próximo fin de semana. Y eso es importante porque cada jornada completada es un triunfo.

Por ahora, sólo se han aplazado tres partidos de los veinte que se tenían que haber jugado. No es mala cifra. Quedan pendientes el duelo entre el Real Unión y el Alavés B correspondiente a la jornada inaugural y los dos que debía haber jugado el Leioa mientras sus jugadores estuvieron confinados, que son los que tenía que haber disputado contra el Arenas en Gobela y contra el Racing en Sarriena. A día de hoy, ninguno de los tres encuentros tiene una nueva fecha aunque, en principio, el objetivo era que los encuentros aplazados se disputaran en cuanto hubiera posibilidad de ello una vez que se termine el confinamiento de la plantilla afectada por algún positivo.

El Leioa comenzó a entrenar el pasado domingo, una vez que el sábado había terminado su confinamiento, y ayer mismo ya jugó su primer partido aplazado, que no fue de liga, sino de Copa Federación. Se midió al Tropezón sin apenas entrenamientos en sus piernas y, en principio, el próximo miércoles tendría que jugar contra el Arenas y al siguiente contra el Racing, pero esto está por confirmar. Si se confirmaran estas fechas sin demasiados imprevistos, el subgrupo estaría cerca de alcanzar el ecuador de esta primera fase con cierta dignidad.

En el Racing aún no ha habido ningún positivo desde que comenzó la pretemporada. Tuvo un par de sospechas de posibles casos pero nunca dieron positivo en el PRC que les realizaron. También el entrenador de porteros Pedro Dorronsoro se ausentó de tres entrenamientos al haber estado en contacto con un positivo pero él resultó negativo. Sin embargo, el equipo sí ha sido víctima de un parón como si el coronavirus hubiera entrado en el vestuario, ya que le ha tocado pasarse dos fines de semana sin partido y, en definitiva, veinte días sin competir al unir un aplazamiento sanitario con un descanso ya previsto en el calendario por ser un subgrupo formado por un número de equipos impar. Lo que le diferencia de los que sí han sido afectados por la pandemia, en este caso los jugadores del Leioa, es que éstos han tenido que estarse semana y media en su casa y sin posibilidad de entrenar conjuntamente. No fue el caso del Real Unión porque a ellos les levantaron el confinamiento sólo cuatro días después de comenzar. De hecho, por eso se perdieron sólo un partido.

Se puede decir que el campeonato avanza con cierta normalidad teniendo en cuenta la mala situación sanitaria que viven tanto Cantabria como el País Vasco. Más aún, teniendo en cuenta cuál es el protocolo sanitario que se sigue en la comunidad vecina. Allí, en cuanto se conoce un positivo dentro de un vestuario, se confina a la totalidad de la plantilla durante diez días aunque el resto haya dado negativo en el test. Así, sólo pueden volver a entrenar quienes sigan dando negativo después de ese plazo. Eso va a obligar a aplazar dos partidos cada vez que un integrante de cualquier equipo se vea afectado. Teniendo esto en cuenta, se puede decir que el subgrupo está librando bien.

igualdad en las gradas. La consecuencia pandémica de la que no se libra nadie, ni en Cantabria ni en el País Vasco, es de la obligación de jugar los partidos a puerta cerrada. La temporada comenzó con optimismo en este sentido pero poco ha durado la alegría. La hubo, sobre todo, en el Racing, a quien le permitieron meter a algo más de 6.500 personas para su debut liguero contra el Portugalete por mucho que, finalmente, acudieran sólo tres mil. Poco después, le rebajaron el límite a 4.500 y de ahí se pasó a cero. Desde Sanidad, pasaron de decir que acudir a Los Campos de Sport era seguro a prohibirlo. Por eso el equipo verdiblanco tuvo que recibir al Alavés B a puerta cerrada. Durante esa semana, se produjo una situación contradictoria que perjudicaba los intereses de los dos equipos cántabros, ya que, en ese momento, no pudo haber público ni en El Sardinero ni en San Lorenzo pero sí en los campos vascos.

Lo curioso fue lo que sucedió a finales de la semana pasada. El Gobierno Vasco decretó que también prohibía la presencia de público en acontecimientos deportivos casi al mismo tiempo que Cantabria parecía dar un paso atrás y volver a permitir un 30% del aforo siempre que no superara los mil espectadores. Aquello fue bien recibido y el Laredo anunció a sus abonados que podrían acudir a su partido contra el Real Unión del domingo, pero el sábado por la noche recibió una llamada de Peña Herbosa que le contradecía y le advertía de que no podía haber público a pesar de lo que había sido publicado en el Boletín Oficial de Cantabria. O éste se había explicado mal o los clubes lo habían entendido mal. Fue después cuando detallaron que en la actual fase sanitaria, con una alerta tres o cuatro, los clubes deben recibir el permiso expreso de Sanidad para cada jornada. Y a día de hoy no se lo van a dar. La situación fue tan rocambolesca durante el fin de semana que hubo partidos de juveniles en los que no hubo público pero otros en los que sí porque unos lo habían interpretado correctamente o, simplemente, habían recibido la llamada de rigor y otros no.

En lo que coinciden todos es en el grave perjuicio que significa militar en Segunda B y no poder disponer de los ingresos por taquillas o abonos. Tanto es así, que el Barakaldo incluso solicitó de manera oficial a la Federación la suspensión de la competición hasta que no pudiera volver el público a los estadios. Se quedó solo. Por ahora, la maquinaria sigue en funcionamiento aunque todos son conscientes de que caminan por un estrecho hilo y que todo se puede parar de manera repentina si se acumulan tres casos en el subgrupo. En el fondo, todos los equipos han de estar preparados para pasar por lo que está pasando el Racing o, peor aún, por lo que ha pasado el Leioa. Es decir, de tener que parar cada cierto tiempo para, después, tener que ir más rápido para recuperar el tiempo perdido. Se viven tiempos extraños.

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