El aficionado o incluso el periodista percibe que el Racing no evoluciona, sino que involuciona y que hoy es peor equipo de lo que era hace un mes, pero los técnicos del club no lo ven así. Por eso son técnicos, porque son especialistas y saben más de la materia. Ven lo que otros no ven, por lo que si uno quiere ser igual de optimista que lo son ellos hay que mirar por la misma lupa por la que miran ellos. Al hacerlo, abrirán los ojos y descubrirán un mundo nuevo en el que el equipo verdiblanco ha ido creciendo, ha ido a más y va directo hacia la cumbre de la montaña, donde será ese equipo con personalidad, juego y criterio que todos andan buscando desde el primer día.

«Es cierto que los resultados de Aritz (Solabarrieta) no son los esperados», reconoció Pedro Menéndez en la mañana de ayer, durante la presentación del primer y, hasta ahora, único fichaje invernal cerrado por el club. Haber sumado cuatro puntos de quince posibles no da pie a verlo de otra manera. Sin embargo, el secretario técnico del Racing ve brotes verdes: «En Portugalete se vio un equipo con alma y el domingo a uno que pienso que ha crecido». A esa evolución se aferra la dirección deportiva para mantener la confianza en el entrenador de Ondarroa, que muy posiblemente se venga abajo si el domingo no vuelve con tres puntos del campo del Alavés B. De hecho, Menéndez recuerda que la pasada temporada el Racing tuvo tres entrenadores y nadie mejoró al anterior. «Si nos aferramos a los números, los de Ania eran los mejores de todos», recalcó.

Lo que quiso recordar el técnico de Villaviciosa es que cambiar de entrenador no es garantía de nada. De hecho, ahí está la experiencia actual para corroborarlo. El equipo ha acelerado su caída tras el cambio de entrenador y ha perdido incluso lo bueno que tenía en la anterior etapa sin sumar algo nuevo de valor. Acumular tres derrotas, un empate y una victoria en cinco partidos y estar, clasificatoriamente hablando, en la situación más crítica que ha tenido el Racing en su historia sería difícil de resistir en otra situación, pero en la actual dicen mantener la confianza en Solabarrieta. Y no sólo lo hace Pedro Menéndez, ya que él mismo recuerda que quien toma las decisiones es «una comisión deportiva» de la que, eso sí, reconoce ser «una parte importante de ella». «No soy yo solo, sino que tengo un jefe y una comisión deportiva», especificó el asturiano.

Parece claro que no ganar en Ibaia pondrá fin a la era Solabarrieta pero Menéndez dice no pensar en ello porque no se le pasa por la cabeza una nueva derrota. Se aferra al pasado cercano para ser optimista, a la victoria de Portugalete, la única del entrenador vizcaíno. Fue en «un campo típico del norte, pequeño y donde hubo mucha guerra». Se vende un triunfo en el campo de un recién ascendido en puestos de descenso como toda una proeza, lo que da pistas de cómo está la situación del equipo y de cómo se ha bajado el listón. Todos parecen ver a partir de ahí una evolución, ya que verla antes resulta complicado porque ahí se choca uno de lleno contra las sonrojantes derrotas ante la Real Sociedad B, el Amorebieta y el Real Unión, las dos últimas, para colmo, en casa. Y en casa fue también el partido del pasado domingo, donde, según destaca el secretario técnico verdiblanco, «se perdieron dos puntos contra un equipo que sólo había perdido un partido». De esta manera, «en lo único» que piensa es en ganar al Alavés B y que «el equipo siga creciendo», ya que tiene muy claro que lo está haciendo.

Lo que admite Menéndez es que en el fútbol «vives de resultados» y los de Aritz Solabarrieta son los que son. Reconoce que «no son buenos» y que no sólo tienen posibles sustitutos ya mirados, sino que es algo que hacen en todo momento porque forma parte de su profesión: «Desde que estamos aquí hemos estado siempre valorando entrenadores en paro al igual que hacemos con los futbolistas». Con todo, no quiere contemplar la posibilidad de tener que cesar al técnico de Ondarroa porque, además, es complicado saber qué pasaría a partir de ese momento, ya que se podría venir abajo todo el castillo levantado a partir de la figura del propio Amorrortu, que fichó a un técnico al que estaba tan ligado que puede quedar en cuestión en cuanto se confirme, si es que sucede, su fracaso. Con todo, el técnico de Villaviciosa ve a su jefe «muy fuerte y con muchas ganas» porque, además, recalca que es un tipo «con mucha experiencia detrás» que sabe torear bien estas situaciones. De hecho, Menéndez resalta que no sólo ve entero a Amorrortu, sino también al propio Solabarrieta.