La primera aparición del personaje principal de una película suele estar especialmente cuidada. Sobre todo, si se ha hecho de rogar, como en el caso de Adrián Balboa con el Racing, que llegó a Santander un mes después de haber firmado su contrato. Son casos como los de John Wayne en ‘La diligencia’, Marlon Brando en ‘Apocalypse now’ o el tirubón blanco en ‘Tiburón’. En cuanto entran en la historia, se adueñan de ella. Y es lo que hizo el delantero uruguayo en Lezama. No pudo debutar contra el Portugalete porque le faltaba aún un papel y porque sólo sumaba unos pocos días de entrenamiento, pero en el campo del Bilbao Athletic salió a escena para jugar la última media hora y aparecer en todos los titulares de las crónicas del partido. Se convirtió en el protagonista absoluto del relato con una carta de presentación que ya querrían para ellos otros muchos artistas.

«Fue algo ni siquiera soñado», reconoció ayer el delantero americano, una vez que ya había asimilado lo sucedido el día anterior y había pasado página, ya que un futbolista no puede quedarse parado en una estación por muy bonito que sea el paisaje que se intuye desde el anden o por muy cerca que esté Innisfree. El próximo fin de semana hay otro partido y hay que seguir. Lo bueno es que para un delantero es siempre crucial romper cuanto antes la barrera del cero y empezar a marcar goles para huir de la sequía. Necesita tener siempre el terreno abonado porque, de lo contrario, empieza a preocuparse. Y no es Balboa un tipo que viva del gol y precise rondar siempre la quincena de goles para dormir bien por la noche, pero el Racing necesitaba que sus delanteros comenzaran a facturar. No lo hicieron en toda la temporada pasada y les estaba costando en la pretemporada. De hecho, Jon Ander sigue en blanco y Siverio, que anotó dos (uno queriendo y otro sin querer) da la impresión de que parte como el último de la fila.

Fue un buen inicio. «Creo que fue el tercer balón que toqué y ya tuve la posibilidad de hacer el gol de la victoria», recordó el ariete uruguayo. Había entrado a la cancha sólo un minuto y ocho segundos antes y ya estaba celebrando su primer tanto como racinguista, que, además, fue el que desniveló un partido que, hasta ese momento, se mantenía equilibrado y con una preocupante perspectiva para el Racing por su incapacidad para generar acciones de peligro y por la verdadera amenaza de plantarse en la tercera jornada con sólo dos puntos. Ahora, gracias a ese gol del recién llegado, todo se ve de diferente manera. Las cosas parece que marchan por mucho que el juego del equipo mostrara algunas lagunas. «Estoy muy contento por el gol pero, sobre todo, por la victoria», añadió el ‘charrúa’ de manera diplomática.

Lo cierto es que la jugada que acabó con su gol fue, quizá, la mejor jugada del partido. De largo, la mejor que firmó el Racing, a quien le costó hilvanar fútbol creativo y enlazar dos pases seguidos. Ahí sí lo consiguió con una acción que inició Óscar Gil, que continuó Figueras enviando en largo a Cedric para que éste, tras una buena asociación con Pablo Torre, terminara regalando el gol al recién llegado. «Fue una linda jugada. Yo suelo hacer mucho ese tipo de movimientos porque mi juego trata siempre de buscar el espacio libre y no tanto estar dentro del área como un ‘nueve’ mítico de los de antes», explicó él mismo. Él es más un verso libre que puede aparecer por cualquier espacio ofensivo para generar espacios y, sobre todo, aparecer allí en donde él cree que va a terminar la pelota. Y no todo el mundo sirve para eso. Hace falta una especie de sexto sentido. Él confía en explotarlo mucho en el Racing porque en las apenas dos semanas que lleva entrenando en La Albericia ya ha percibido que tiene «compañeros con muy buen pie y con buen pase». «Si nos entendemos bien dentro del campo, podremos hacer daño», aseguró.

en buen estado. Más allá de la puntería o el nivel de acierto que pudiera mostrar en sus primeras apariciones como ariete verdiblanco, era importante saber cuál era el estado de forma verdadero de Adrián Balboa tras más de siete meses sin competir y sin entrenar en equipo. Se ha ejercitado con un preparador personal pero él mismo era consciente de que no era lo mismo. Por eso había muchos ojos puestos en cómo funcionaba sobre el terreno de juego. Y lo cierto es que su conclusión fue positiva porque afirmó haberse sentido «muy bien» durante esa media hora que estuvo sobre el verde. «Si bien no fueron muchos minutos, sí tocó hacer bastantes sacrificios a la hora de mantener el resultado», precisó. Le tocó enfundarse el buzo de trabajo y recorrer una buena distancia en beneficio del colectivo y él cumplió a la vez que incluso estuvo cerca de marcar el segundo. El balance no puede ser mejor. Respondió bien a lo que se le pedía y por eso él está dispuesto a jugar de inicio el próximo domingo si el entrenador lo estima oportuno. Pero siempre sin correr. Le están cuidando para que no pague un sobreesfuerzo inicial tras tanto tiempo sin estar bajo una disciplina colectiva y por eso ve con buenos ojos «ir paso a paso para estar bien y prevenir lesiones».

Le tocó debutar a Balboa en un partido en el que su equipo apostó por armarse muy bien atrás y sentirse protegido y sólido dentro de su coraza. No se intuyó ese equipo que durante la pretemporada prometía presiones adelantadas e intensas. El domingo esperó a sur rival en su campo y es un rol en el que él tampoco se muestra incómodo. al contrario. Afirma que está a gusto cuando dispone de «espacios para correr» como los que se encuentra cuando su equipo es capaz de robar la pelota. «Es cuando más daño puedo hacer». Sin embargo, también avisó que puede hacerlo también bien cuando toque «presionar alto». Lo que tiene claro es que el equipo ha de «saber cuándo presionar, ya que no se puede presionar todos los partidos porque no todos los rivales juegan igual». «También sabemos que muchos se van a meter atrás y tendremos que ser nosotros los que tengamos la pelota. Va a ser una competencia dura y hay que estar preparado», advirtió.

El delantero uruguayo vio los dos primeros tercios del partido desde la barrera y el último sobre el césped. Y subrayó que el encuentro «fue cambiando» ya que, aunque cuesta saber dónde y cuándo, él vio a los suyos «presionando alto por momentos» y, en otros, «cuidado el resultado». Con todo, él se queda con que aún es «el segundo partido» y que la victoria cosechad en un escenario complicado les dará «más confianza para jugar un poco más, pero lo importante es que ganamos». «Hay que ganar sea como sea porque es lo importante», resumió.

Él ha visto bien a su equipo desde el punto de vista físico. En la primera jornada respondió bien cuando tuvo que ir a «remontar un resultado» y también e la segunda cuando les tocó «mantenerlo». «Se corrió mucho y, además, tenemos muchos recambios sabiendo que a quien le toque jugar lo puede hacer muy bien, y eso es un punto a favor que tenemos», destacó. Sobre sus primeras impresiones de la categoría, afirmó que ya sabía que era «difícil y dura» y en la que no se puede «subestimar a nadie». «Nos tocó empezar mal en casa, sobre todo en el primer tiempo, pero al menos pudimos empatar contra un rival duro y el domingo ganamos a otro que dio mucha pelea y mucha guerra», subrayó. De este modo, y aunque condicionado por el número de partidos que han jugado unos y otros, el Racing va a estar esta semana al frente de la categoría y considera que bueno sería «mantener el liderato e ir paso a paso con una mentalidad fría, ganadora, yendo partido a partido y sacando los puntos».