23.04.2024 |
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Como en casa

El Racing recuperó su mejor versión ante el bilbao Athletic, a quien ganó con un solitario gol de falta de bustos  | Los de rozada jugaron a placer en el primer tiempo aunque su rival perdonó en el segundo, cuando el choque se abrió demasiado

El balón lanzado por Álvaro Bustos, a punto de entrar por la escuadra después de superar la barrera bilbaína. / hardy
El balón lanzado por Álvaro Bustos, a punto de entrar por la escuadra después de superar la barrera bilbaína. / hardy
Como en casa

Está por ver que el Racing vaya a ser un equipo solvente y fiable en esos campos en los que va a tener que jugar esta temporada, pero sí parece que lo va a ser en El Sardinero. Es su casa y resulta siempre fundamental estar a gusto allí, tener libertad para quedarte en ropa interior y poder poner los pies encima de la mesa. Está repleto Rozada de jóvenes jugadores con talento que ayer se gustaron ante un rival de entidad como el Bilbao Athletic. Sobre todo, en un primer tiempo en el que se jugó como quiso que se jugara y prácticamente donde quiso que se jugara. Lo opuesto a Les Caleyes. Fue ese Racing de presión alta y transición rápida que quiere su entrenador. Una vez más, se mostró capaz de mover con agilidad la pelota y llegar al área rival en pocos pases, pero, por ahora, le falta rematar un porcentaje mayor de lo que fabrica. Ayer acertó con uno y eso le bastó para ganar y marcar territorio con quien posiblemente vaya a ser un rival directo en cuanto empiece lo bueno.

Apareció el Racing a jugar con un once muy reconocible, con uno que no sería muy diferente en el caso de que el estreno liguero hubiera sido ayer. Aunque apenas había completado tres entrenamientos con su equipo, Villapalos ya formó en el centro de la retaguardia junto a Jordi Figueras para dar forma a una pareja de centrales con experiencia, centímetros y buena salida de balón aunque quizá poca velocidad. En el lateral derecho comenzó Ceballos para estrenarse como jugador del primer equipo con todas las consecuencias mientras que en el zurdo apareció Pablo Andrade, que arrancó la contienda con mucha energía y presencia en el área rival. Estaba con ganas de agradar pero también dio la impresión de que demasiado pronto se quedó corto de gasolina, lo que quizá le hizo conceder demasiado atrás.

Entre líneas se situó Sainz - Maza, por delante de él Pablo Torre y Benktib, por bandas Bustos y Marco Camus y arriba Jon Ander, que no jugaba desde el primer ‘bolo’ estival de dos semanas atrás ante la Real Sociedad B. Al vasco se le vio, como siempre, generoso en la presión y rompiendo siempre al espacio para ofrecer soluciones a sus compañeros, pero se fue sin lanzar entre palos, que es lo que siempre busca un delantero. Éste come goles y el alavés los necesita para comenzar lo bueno subido en una buena ola. Al menos, tan buena como la de hace dos años, cuando completó un verano notable.

El partido comenzó bien para el Racing, que en seguida enseñó sus principales muestras de identidad, su desprecio por marear la perdiz y tocar la pelota de manera intrascendente. Para él, el centro del campo es sólo un lugar de paso, el sitio donde poner una marcha más. En seguida mira a las bandas o a alguno de sus interiores para fabricar las herramientas necesarias para hacer goles, que es para lo que están en el campo. Y lo cierto es que fue capaz de contabilizar un buen número de acercamientos mientras que al filial rojiblanco le costó. Sólo en el tramo final del primer tiempo dio por fin la sensación de cambiar la dinámica del encuentro. Lo malo para sus intereses fue que, para entonces, ya iba perdiendo.

La igualada la rompió Álvaro Bustos gracias a un lanzamiento de falta desde un punto bien cercano a la frontal del área. Fue Ceballos quien provocó la acción haciendo así que se repitiera la historia de casi siempre: se la piden tanto Pablo Torre como el asturiano. Lo habitual es que se la quede este último porque es el mayor mientras que el otro, por muy bueno que sea, aún es un juvenil. Dio la impresión de que hasta allí se acercó Jordi Figueras para mediar e igualar la balanza intercediendo por el canterano, pero lanzó Bustos. El balón, sin ir tampoco con demasiada potencia, fue perfectamente dirigido. Pasó por encima de la barrera y se coló por la escuadra izquierda de Iru. Ya no hay telarañas ahí.

Hacía mucho tiempo que no se veía un gol de falta en Los Campos de Sport. A buen seguro que el último fue de Dani Aquino en su buen año. Lo que es indiscutible es que Rozada dispone de buenos lanzadores a balón parado por mucho que ayer les costara poner buenos saques de esquina. Quizá el mejor fue uno que puso Cejudo ya en el segundo tiempo que llegó hasta el segundo palo, donde apareció Jordi Figueras para sacarse una volea que provocó la ovación del respetable. El media punta cordobés entró para jugar la media hora final, de primeras por banda izquierda y después por dentro. Enseñó su escasa velocidad punta pero también lo importante que puede ser en los últimos metros para sacarse pases como el que estuvo a punto de convertir en oro Dani González dando muestras, una vez más, de su capacidad para llegar al área. Su remate lo sacó el portero y el rechace lo estampó al palo Nico Santos.

El autor del 1-0 que terminaría siendo decisivo comenzó por la zurda y Maco Camus por la derecha. Curiosamente, ambos dieron lo mejor de sí por la diestra. De hecho, el canterano fue el primer gran protagonista de la contienda con dos acciones consecutivas cuando apenas se habían contabilizado diez minutos de partido que ya enseñaron el jugador que es. Lo malo fue que para entonces no estaba ante su pierna buena. Es posible que el inicio y el desarrollo de las historias que es capaz de construir por ese carril derecho sean incluso mejores que las que elabora por el zurdo, pero la conclusión no. Ahí se ven las carencias de su ‘pierna mala’.

El segundo balón que tocó el extremo santanderino fue en el minuto nueve. Quiso presentarse en el partido a lo grande y se fue a la aventura. Lo malo fue que sus rivales le tienen cogida la matrícula y se le pusieron dos por delante justo cuando iba a entrar al área. Con buen criterio, Camus se lo pensó mejor, se dio la vuelta y retrocedió. Le dio la pelota a Benktib para que cogiera las llaves y abriera la puerta. Se generaron espacios con su movimiento hacia dentro y en el momento oportuno le regaló una perfecta asistencia a Camus. Éste penetró al área y remató con la derecha. Es cierto que hizo trabajar al guardameta pero éste lo salvó bien.

Con todo, y aunque terminó en nada, su acción quizá más llamativa fue cuando, sólo unos segundos más tarde, peleó un balón con Kortazar chocando ambos en dos ocasiones hasta echar al jugador vasco al suelo. El árbitro interpretó que fue carga legal, lo que muestra que el cántabro, además de atrevido y habilidoso, también es fuerte y potente. Lo malo fue que entró al área con todo para él para firmar uno de esos ‘pases de la muerte’ a los que sólo les falta alguien que la empuje, pero lo hizo mal por tener que realizarlo con la pierna derecha. La imagen fue muy similar a otra que de nuevo protagonizó en el inicio del segundo tiempo, cuando lo hizo todo bien hasta llegar a la zona de peligro. Ahí erró. Quizá por eso Rozada le ve más como extremo izquierdo que derecho.

Con todo, lo paradójico es que desapareció de escena cuando le llevaron a la banda izquierda. De este modo, el peligro llegó siempre por la derecha porque fue por ahí por donde empezó a aparecer Álvaro Bustos de verdad. Sobre todo, cuando recibió un pase tremendo de Pablo Torre a los 35 minutos de juego desde prácticamente el punto central que le permitió quedarse solo delante del portero. La capacidad que tiene el media punta de Soto de la Marina para generar situaciones de peligro y encontrar asociaciones que rompan un par de líneas con un solo buen movimiento puede dar mucho al equipo en un escenario como El Sardinero. Quizá le cueste en Leioa, en Getxo o en Amorebieta, pero en casa, donde corre más el aire, podrá encontrarse a sí mismo con más facilidad.

Bustos, que apenas diez minutos antes ya había marcado su gol, aceptó el mano a mano con el guardameta. Aquello era todo un duelo a media tarde. Sonaba Morricone. Lo malo fue que también le cogió con la pierna mala. Intentó golpear por fuera, con la zurda y buscando el segundo palo, pero no le salió bien. El portero fue capaz de despejar a córner sin demasiado esfuerzo.

Aquella fue prácticamente la última acción de los mejores minutos del Racing, en los que más cómodo se encontró y donde más dominador se sintió. El tramo final del primer tiempo ya se jugó más en campo cántabro aunque sin pasar apuros, sin que el agua le llegara al cuello en ningún momento. De hecho, Iván Crespo apenas tuvo que intervenir. Fue su compañero Lucas Díaz quien de verdad tuvo trabajo porque la contienda se igualó tras el descanso.

Ayer ya hubo jugadores que jugaron más de 45 minutos. Algunos jugaron sesenta, los centrales algo más de setenta y uno de ellos, Ismael Benktib, los noventa. Como es lógico, el hispano marroquí fue de más a menos pero dio muestras de todo lo que es capaz de abarcar y de aportar. El tipo sabe lo que se hace sobre el terreno de juego, es valiente y, aunque a veces deja la puerta de atrás abierta, es un jugador que puede aportar mucho. Ayer contó como guardaespaldas primero a Sainz - Maza y después a Martín Solar. Y lo cierto es que el equipo mostró de vez en cuando desajustes atrás peligrosos y que facilitaron la vida al Bilbao Athletic, que, por otro lado, se mostró incapaz de aprovechar semejantes concesiones.

Un mal despeje de Pablo Andrade nada más comenzar el segundo tiempo le regaló un balón a Iñigo Baqué que no fue gol porque la atajó Lucas Díaz, que, sobre todo, se gustó poco después al detener un fuerte disparo de Nico Williams tras una genialidad en el interior del área que parecía medio gol. Daba la sensación de que el partido se estaba poniendo peligroso pero el carrusel de cambios le vino bien al conjunto cántabro para, por lo menos, igualar la contienda y convertirla en un peligroso toma y daca al que le faltó alguien que pusiera pausa. Pudo sentenciar el bando local pero también tuvo ocasiones el equipo de Joseba Etxeberria para empatar, sobre todo con un plácido remate en el interior del área de Juan Artola tras una incorporación de su lateral derecho que se fue alto. Perdonaron los rojiblancos y quien perdona no suma.

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