Cuando un jugador ficha por el Racing en Segunda B no sólo lo hace por dinero, sino también por las perspectivas deportivas que le ofrece. A pesar de que en dos de sus últimas tres aventuras en la categoría de bronce ni siquiera se ha clasificado para luchar por el ascenso hasta el final, sigue siendo un club con tirón que mantiene la obligación de volver cuanto antes al fútbol profesional, por lo que construye proyectos teóricamente ambiciosos. Por eso jugadores aún jóvenes, con proyección y que en su día se quedaron fuera de juego por verse privados del ascensor que a menudo hace falta para dar el salto definitivo lo toman como una buena oportunidad. El club cántabro fichó a muchos jugadores con ese perfil con vistas al presente campeonato y uno de ellos es Álvaro Bustos, que, de hecho, se puede decir que es el fichaje de verano que más y mejor ha funcionado. Por eso verse fuera ahora de los tres primeros puestos supone una decepción tanto en el sentido colectivo como personal.

«Cuando uno ficha por el Racing, lo hace con unas expectativas máximas», explica el extremo asturiano. Tanto es así, que él mismo asumió que defender los intereses verdiblancos conllevaba la obligación «no sólo de quedar entre los tres primeros, sino de incluso quedar primero». Sin embargo, se ha visto durante toda esta primera fase fuera de juego, ya que el equipo apenas estuvo un par de semanas en los puestos de privilegio. Por eso Álvaro Bustos considera lo sucedido y la actual situación del equipo como «una decepción». «Ahora sólo queda luchar por el siguiente objetivo, levantar la cabeza y conseguir lo máximo por lo que podemos pelear ahora», relata el centrocampista verdiblanco. La Primera RFEF es un objetivo menor pero a día de hoy es el que ha de alcanzar el Racing de manera innegociable para no convertir la temporada en un fracaso más tremendo todavía.

El jugador asturiano cree que el Racing va a afrontar con garantías la segunda fase del campeonato porque, según recalca, los «números» que ha sido capaz de marcar durante la segunda vuelta «son los mejores no sólo ya del grupo, sino casi de España». Lo que sucede es que el equipo ya arrastraba un lastre considerable de los meses anteriores del que no se logró recuperar: «Cuando fallas demasiado y pierdes tres partidos consecutivos ante rivales directos, te quedas sin margen de error». Y eso es lo que le sucedió al equipo verdiblanco.

La decepción tras lo sucedido el domingo pasado contra el Arenas fue mayúscula. Y lo fue tanto por no haber conseguido el objetivo mínimo exigido como por la imagen que dio el equipo en un partido decisivo. Por eso Bustos reconoce que «tanto esa primera noche como el día siguiente fue duro para todos». El bajón fue considerable porque había dentro muchos futbolistas que querían ascender con el conjunto cántabro y que ya no lo harán. Recuerda Bustos que en el vestuario ya se había visto todo bastante negro «tras el partido contra la Real Sociedad B», pero entonces se levantaron y, tras ganar en Irún, de nuevo tuvieron «muchas esperanzas en ganar los dos partidos que quedaban». Sin embargo, en el primero de ellos ya mordieron en hueso y arrebataron todo su sentido al segundo.

Buena evolución. Lo malo es que han de seguir jugando y, además, partidos decisivos. Nada de dejarse llevar. «El míster ya nos ha dicho que no queda otra que luchar por el siguiente objetivo, por lo que hay que darlo todo y así va a ser», advierte el extremo izquierdo del Racing. Éste no pudo estar sobre el terreno de juego en el decisivo partido contra el Arenas por culpa de una pequeña rotura de fibras que ya le había apartado del césped en el anterior encuentro disputado en el Stadium Gal de Irún. Lo bueno es que parece que su evolución está siendo «muy buena». No tiene grandes molestias y, aunque no se pone plazos, ni siquiera descarta estar presente en Amorebieta para ayudar a sus compañeros.

Reconoce Bustos que a menudo no se ven los partidos igual cuando estás fuera que cuando estás dentro. «Cuando estás jugando, a veces te dicen o te comentan cosas compañeros u otras personas que han estado en la grada que no parecían en el campo», sostiene el extremo verdiblanco. A él le tocó ver los toros desde la barrera el pasado domingo y desde ahí sí que percibió a un equipo que saltó al terreno de juego «precipitado y con mucha prisa desde el primer momento». Eso acabó de mala manera, como era de suponer al ver, además, que el marcador no cambiaba. Por eso el centrocampista gijonés entiende que el equipo terminara «bloqueado». «No supimos crear el hueco para generar ocasiones y, además, no creamos el juego que sí habíamos practicado en jornadas anteriores», explica.

Era un partido clave, toda una final, y el Racing falló. Y Bustos lo reconoce y asume, como parte del equipo que es, su parte de culpa. Sin embargo, tampoco está de acuerdo en que el equipo haya decepcionado cada vez que ha jugado un partido clave. De hecho, recuerda que fueron Portugalete, Vitoria e Irún a jugarse la vida y fueron capaces de ganar esos partidos. De este modo, cree que tienen argumentos para afrontar la segunda fase «con confianza a pesar de haber fallado el fin de semana pasado»

Lo que ahora no saben es cuándo van a volver a competir, ya que el partido del Amorebieta parece estar todavía en el aire. Reconoce Álvaro Bustos que, aunque ellos están «centrados en entrenar», también considera obvio que dentro del vestuario hablando de lo que está sucediendo en el seno del equipo vizcaíno. El principal punto de contacto es Jon Ander porque tiene buenos amigos ahí dentro, al igual que el propio Aritz Solabarrieta, que es muy amigo de su homólogo en el bando zornotzarra. «Parece que hay una incertidumbre al respecto porque parece que ahora tienen más positivos, pero veremos qué pasa la semana que viene. Lo que nosotros tenemos que hacer es prepararnos para jugar el partido de la mejor manera posible se juegue cuando se juegue», concluye el extremo gijonés.