19.04.2024 |
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Álex Basurto, la máquina Gimnástica

El cántabro afirma que el duelo ante el Rayo, al que anotó los dos goles que dieron la victoria a la Gimnástica, es el ‘top 1’ de los que ha jugado de blanquiazul - el triunfo les concede «un respiro»-

Álex Basurto celebra un gol ante su afición. / A.B.
Álex Basurto celebra un gol ante su afición. / A.B.
Álex Basurto, la máquina Gimnástica

Si hubiera una línea que marcara el ecuador de la clasificación del grupo primero de Segunda Federación, un punto que marcara la simetría perfecta entre lo que hay por arriba y lo que hay por abajo, estaría en posesión de la Gimnástica. El club torrelaveguense es el que pone nombre esta semana a la zona media de la clasificación, el que camina sobre el alambre atento a si los pasos le van a llevar hacia arriba o hacia abajo. Tras su victoria del pasado domingo ante el Rayo Cantabria, es el noveno clasificado de los 18 equipos que hay en el grupo y tiene a los mismos seis puntos el quinto puesto que da derecho a playoff y el décimo cuarto que condena al descenso. Es momento de decidir hacia dónde quiere ir.

Su prioridad es no pasar apuros y para ello fue fundamental una victoria que tuvo nombre propio. Se llamó Álex Basurto porque fue él el encargado de marcar los dos goles que sirvieron para cortar una sequía que ya empezaba a preocupar. Seis jornadas consecutivas llevaba la Gimnástica sin conocer el triunfo. Es más, había ganado un solo encuentro de los once últimos, lo que había encendido el pilotito rojo de alarma. Había que ganar y lo logró gracias a dos enormes llegadas desde la segunda línea del centrocampista blanquiazul que convirtió en dos tantos de bella factura, de los de guardar en vídeo para verlos una y otra vez con el paso del tiempo.

Fueron dos goles lejanos, desde situaciones similares, pero diferentes entre sí. El primero fue a colocar, al más puro estilo Íñigo Vicente en el Racing, más un pase a la red que un remate a gol. El segundo fue a romper, con potencia y, para colmo, con su pierna mala o, como bien dice él, la «menos hábil». Quizá por eso, si le dan a elegir, se quedaría con ese tanto que ya significó un jarro de agua fría para el filial verdiblanco. Éste había llevado más la manija del encuentro durante el primer tiempo pero se encontró con el 1-0 cuando todo el mundo estaba pensando ya en el bocadillo del descanso y con el 2-0 cuando aún quedaba el último bocado del mismo. Fueron dos goles dolorosos para los de Ezequiel Loza tanto en lo material como en lo anímico.

«El primer gol lo tiré a colocar y ajustado porque, además, el portero tenía muchas piernas por delante y, por eso, cuando quiere ver el balón ya está dentro. La verdad es que fue un muy buen gol y el segundo también», se felicita Basurto.

Sus goles sirvieron a la Gimnástica para quitarse un peso de encima porque era consciente de que se podía meter en problemas muy serios si no era capaz de cortar la sequía que le atenazaba. Entendía que su juego venía mereciendo mucho más de lo que estaba consiguiendo pero no le valía con eso. Por eso él se marchó a casa «muy contento por esos dos goles pero, sobre todo, por la victoria, que hacía mucha falta para no meternos ahí abajo». Sus dos tantos, merecedores ambos de estar entre lo mejor de la jornada, fueron toda una bomba de oxígeno que a buen seguro les permitirá también caminar con menos ansiedad, lo que siempre se nota sobre el verde.

Con todo, descarta el centrocampista torrelaveguense que tuvieran «presión» por la ausencia de victorias, ya que confiaban plenamente en el trabajo que venían desarrollando. «Sabíamos que era un partido muy importante que teníamos que jugar con tranquilidad y haciendo nuestro partido y salieron bien las cosas», recalca. Reconoce que en el primer tiempo fue el Rayo Cantabria quien tomó «el control del partido». Asume que el filial de la capital tomó «la iniciativa y fueron mejores» precisamente hasta que él mismo sacó su primer conejo de la chistera: «Recibir un gol antes del descanso siempre te descoloca un poco y, ya cuando recibes otro nada más comenzar el segundo tiempo, ya te lo trastoca todo», recalca.  Ese dos a cero hizo que el segundo tiempo fuera «más igualado». Los hombres de Ezequiel Loza recuperaron «el control del partido» mientras que la Gimnástica, con un tesoro que proteger, se posicionó «más replegado esperando a salir a la contra». En definitiva, aunque con teorías puestas en práctica diferentes, reconoce Basurto que fue «un partido muy igualado que se decidió a favor de quien fue más efectivo en las áreas». Y ahí ganó el bando blanquiazul porque lo cierto es que hubo pocas ocasiones. Por mucho que la posesión fuera del equipo visitante, sólo se recuerda una gran parada de Sotres a disparo de Yeray. Nada más. Fue más un partido de alta tensión que de pura diversión. En la incertidumbre y en lo que había en juego estaba la pasión. «No fue un partido de grandes ocasiones pero sí de acercamientos peligrosos al área que no se finalizaban», analiza el joven valor blanquiazul. La idea inicial de la Gimnástica fue «tener el control del partido» porque sabían que si era el Rayo quien lo hacía les «iba a mover de un lado para otro» y ahí podían sufrir. Pero todo pasaba también, precisamente, por saber superar los malos momentos sin que éstos tuvieran mayores consecuencias y por esperar sus oportunidades. Y éstas llegaron. Y subieron al marcador y resultaron decisivas.

Entiende Basurto que llevaban «varios partidos» mereciendo un triunfo que terminara con la sequía y, finalmente, llegó en El Malecón «ante un buen rival». Es un partido que probablemente no olvide porque él mismo reconoce que está «en el top tres» de los que ha jugado con la camiseta de la Gimnástica y, posiblemente, sea «el top 1» por ser en Segunda Federación», que siempre le da más valor a lo que haga un jugador. Ya lleva media docena de tantos en el presente curso al haberse convertido en un medio centro llegador que, aún así, como él mismo destaca, también tiene aptitudes de «creador», las propias de uno de esos futbolistas que hace jugar a los demás.

Con todo, su entrenador siempre le ha insistido en que «pruebe desde lejos» porque le conoce bien, le ve trabajar todos los días y es consciente de que tiene «buen golpeo», como quedó demostrado el pasado domingo por si aún había alguien con dudas. «La verdad es que cada vez tengo más confianza y ya casi ni me lo pienso. Cuando veo una acción clara, intento pegar a puerta con la suerte de que el domingo sirvió para anotar dos goles», explica.

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