19.04.2024 |
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El riesgo de guerra hace temer a la población en Ucrania

El riesgo de guerra hace temer a la población en Ucrania

Miles de personas en Ucrania viven expectantes de lo que pueda ocurrir en el terreno político y en el bélico durante estos días, temerosas de una posible guerra que amenaza con provocar una nueva ola de desplazamiento "masivo", como advierten las organizaciones que trabajan sobre el terreno.

En su plan de respuesta para 2022, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) estimaba en 2,9 millones las personas que necesitarán ayuda este año. Dentro de este grupo figuran cientos de miles de desplazados internos, empujados fuera de sus hogares por un conflicto que se remonta ya al año 2014 y que no tiene visos de solución a corto plazo.

Unos dos millones de personas viven en un radio de 20 kilómetros en torno a la línea de contacto, la linde que separa 'de facto' los territorios controlados por las fuerzas de Kiev y los rebeldes separatistas prorrusos en el este de Ucrania. Ellas serían teóricamente las más expuestas a un rebrote de la violencia en esta zona.

El secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Jan Egeland, ha advertido en un comunicado de que "las vidas y la seguridad de millones de personas en el este de Ucrania penden de un hilo" a la espera de que haya algún tipo de avance en el terreno político y se aleje de nuevo el fantasma de la guerra.

"El sufrimiento humano de un nuevo conflicto no tendría límites. Provocaría víctimas civiles y desplazamientos masivos y aumentaría las necesidades humanitarias", ha señalado Egeland, que precisamente ha estado esta semana de visita en Ucrania.

El secretario del NRC ha afirmado que ya hay más de 850.000 desplazados internos en la antigua república soviética y se temen los efectos de un recrudecimiento del conflicto para servicios y suministros básicos. También la movilidad de la población se vería afectada, como cuenta Natalia, una abuela que vive cerca del frente de combate.

"No veo a mi hija ni a mi nieta desde hace dos años porque los cruces entre las comunidades divididas de Lugansk y Donetsk están casi cerrados por el conflicto y la COVID-19. Ahora nos arriesgamos que nuestra situación desesperada empeore aún más", ha lamentado. Natalia reclama "paz y libertad de movimiento".

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