El número de muertos por las catastróficas inundaciones en el oeste de Alemania y Bélgica se eleva a más de 170, mientras los servicios de emergencia siguen buscando a cientos de personas desaparecidas.

El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, se declaró "aturdido" por la devastación causada por las inundaciones y prometió apoyo a las familias de los fallecidos y a las ciudades y pueblos que han sufrido importantes daños. Se trata de la peor catástrofe natural ocurrida en Alemania en más de medio siglo.

"En la hora de la necesidad, nuestro país se mantiene unido", dijo Steinmeier el viernes por la tarde. "Es importante que mostremos nuestra solidaridad con aquellos a los que la inundación les ha arrebatado todo".

Las autoridades del estado alemán de Renania-Palatinado dijeron el sábado por la mañana que 93 personas habían muerto allí, entre ellas al menos 12 residentes de un centro de asistencia para personas con discapacidad, mientras que la vecina Renania del Norte-Westfalia cifró en 43 el número de muertos.

Las autoridades advirtieron que las cifras podrían aumentar. Alrededor de 1.300 personas del distrito de Ahrweiler, en Renania-Palatinado, permanecen en paradero desconocido, aunque los esfuerzos por contactar con ellas se ven dificultados por los daños en las redes telefónicas.

Los expertos señalaron que el Sistema Europeo de Alerta de Inundaciones (EFAS) emitió una advertencia de inundación extrema a principios de esta semana y se preguntaron por qué el número de víctimas era tan alto. Hannah Cloke, hidróloga, declaró a Politico que la catástrofe fue "un fallo monumental del sistema".

El servicio meteorológico alemán DWD dijo que había transmitido el aviso a las autoridades locales, que deberían haber sido responsables de organizar las evacuaciones necesarias. El ministro del Interior, Horst Seehofer, dijo que Alemania "debe prepararse mucho mejor" en el futuro, y añadió que "esto es una consecuencia del cambio climático".