La colaboración de Pedro Sánchez con el movimiento separatista catalán ha debilitado la estrategia conjunta de PP y PSOE, diseñada para contrarrestar la narrativa independentista en el extranjero. Durante los últimos años, los acuerdos del presidente Sánchez con los partidos independentistas catalanes han permitido que recuperen su influencia a nivel internacional. Las misiones diplomáticas españolas en el extranjero observan con impotencia cómo las delegaciones de Cataluña en el exterior se presentan como representantes de un Estado catalán, mientras el Gobierno aparenta ignorar la situación, según informan fuentes diplomáticas a Vozpópuli.

La creación de lo que podría considerarse un cuerpo diplomático catalán es un paso más en la estrategia internacional del movimiento independentista. Su objetivo es doble: erosionar la imagen de España en el ámbito internacional y forjar alianzas a favor de un referéndum de autodeterminación. A pesar de no lograr su cometido el 1 de octubre de 2017, la tensión experimentada por los diplomáticos españoles durante esos días, temiendo un reconocimiento internacional de la consulta, sigue fresca en la memoria. Las actividades de las delegaciones catalanas son seguidas de cerca por las embajadas, pero se les permite actuar debido a la falta de instrucciones políticas contrarias por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores. A pesar de que algunas embajadas han denunciado acciones "especialmente graves" por parte de la representación catalana, nunca han recibido respuesta, ni siquiera un simple "tomamos nota."

En ocasiones, son los propios países con buenas relaciones con España quienes han alertado a las embajadas sobre la agenda de los delegados catalanes y se han ofrecido a boicotear las reuniones si era necesario. Sin embargo, las misiones diplomáticas se han visto limitadas y han tenido que tolerar estas reuniones.

Esta situación, junto con la creación del nuevo cuerpo de Acción Exterior catalán, ha marcado un retroceso con respecto a la estrategia adoptada por España tras los eventos del proceso independentista de 2017 y la implementación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña.

Los cinco años de mandato de Sánchez en La Moncloa, especialmente después de la salida de Josep Borrell del Ministerio de Asuntos Exteriores, han resultado en la desarticulación de una estrategia previamente acordada entre el PP y el PSOE para ganar influencia internacional en oposición al movimiento separatista.