03.05.2024 |
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LA TECNOLOGÍA EN LAS AULAS

Una cántabra creando valores. ‘Los desconectados’ aleja a los jóvenes estudiantes de los móviles en el aula

La profesora cántabra Emy Ruiz San Emeterio lidera el proyecto ‘Los Desconectados’ en el IES Navarro Villoslada para abordar la 'hiperconectividad' entre adolescentes, observando mejoras en el bienestar y las relaciones familiares | Ruiz San Emeterio enfatiza que es «crucial reflexionar sobre el uso saludable de la tecnología en la educación» de los jóvenes

La profesora cántabra Emy Ruiz San Emeterio ha impulsado un proyecto en el centro educativo en el que trabaja para reducir el contacto de los alumnos con los móviles. / E.R.
La profesora cántabra Emy Ruiz San Emeterio ha impulsado un proyecto en el centro educativo en el que trabaja para reducir el contacto de los alumnos con los móviles. / E.R.
Una cántabra creando valores. ‘Los desconectados’ aleja a los jóvenes estudiantes de los móviles en el aula

Emy Ruiz San Emeterio, una profesora comprometida del IES Navarro Villoslada en Pamplona, ha liderado un innovador proyecto educativo que ha generado un revuelo en la comunidad educativa. Originaria de Santoña y Gama, Ruiz San Emeterio ha demostrado su pasión por la educación al implementar un experimento que desafía la dependencia de los dispositivos móviles entre los estudiantes.

El proyecto, concebido como una iniciativa para explorar los efectos del uso excesivo de teléfonos móviles en el ámbito educativo, ha despertado un interés sin precedentes entre otros centros educativos de la región. La visión de Ruiz San Emeterio ha sido clave en el desarrollo y ejecución de esta iniciativa pionera.

Los Desconectados de David Nel·Lo.
Los Desconectados de David Nel·Lo.

«Lo que hemos llamado los desconectados es una reflexión sobre el impacto de la hiperconectividad en la vida diaria de los adolescentes», explica Ruiz San Emeterio. «Surge a partir de la lectura de un libro titulado ‘Los Desconectados’ del autor David Nellow. En la contraportada de ese libro aparece una pregunta que es ‘¿Lo harías tú?’», agrega la profesora, destacando la inspiración detrás del proyecto.

El experimento se basa en la creación de dos grupos de estudiantes: uno que vive en un entorno hiperconectado y otro que carece de acceso a la tecnología moderna. Esta dicotomía pretende explorar las diferencias en el comportamiento, el rendimiento académico y el bienestar emocional entre los dos grupos.

La maestra durante una clase mostrando un teléfono móvil. / E.R.
La maestra durante una clase mostrando un teléfono móvil. / E.R.

Ruiz San Emeterio, consciente de la importancia de involucrar a los estudiantes en el proceso educativo, consultó a un grupo de chavales de segundo de la ESO para obtener sus opiniones. «Les lancé esa pregunta a mi grupo de chavales de segundo de la ESO. Y me dijeron que sí», relata la profesora. «Les decía, ‘bueno, bueno, a ver, venga, que vamos a confesar aquí si realmente lo haríais’, y lo haríais. Y lo ahí es que sí que sí, y que lo haríamos, que estamos seguros», agrega.

El entusiasmo y la participación activa de los estudiantes fueron fundamentales para el éxito del proyecto. «Ellos mismos, los mismos alumnos, quieren que la tercera evaluación, o sea, ahora al final de curso lo hagamos otra vez», señala Ruiz San Emeterio. «Serían los 25 de los 25. Entonces, pues creo que ellos lo valoran muy positivamente», añade.

El impacto del proyecto no se limita al ámbito escolar, sino que se extiende a las familias de los estudiantes involucrados. «Las familias también nos escribieron unas líneas de sus impresiones», comenta Ruiz San Emeterio. «La conclusión general fue que tanto el alumnado como las familias habían descubierto un mundo nuevo», destaca la profesora.

El experimento, que implicó una semana sin acceso a dispositivos móviles, provocó una serie de reflexiones tanto en los estudiantes como en sus familias. «Durante esa semana tenían que escribir un diario de emociones para expresar cómo se habían sentido cada día», explica Ruiz San Emeterio. «Y la conclusión general fue que habían descubierto un mundo nuevo, que estaba muchísimo mejor», agrega. Los resultados del proyecto no solo se reflejaron en el rendimiento académico de los estudiantes, sino también en su bienestar emocional y en la calidad de las relaciones familiares. «Los chicos me decían que se habían centrado mucho más en los estudios, en las tareas, que creían que era recomendable hacerlo otros años», relata Ruiz San Emeterio. «Y por su parte las familias me decían que se habían aislado menos, que habían hablado más con la familia, que estaban más atentas a lo que pasaba», agrega.

Los móviles de los alumnos, en una caja durante la clase. / alerta
Los móviles de los alumnos, en una caja durante la clase. / alerta

La repercusión del proyecto ha trascendido las fronteras del centro educativo, generando interés entre otros colegas y directores de instituciones educativas. «De aquí dos institutos bastante grandes de Pamplona me han llamado compañeros para decirme, ‘oye, Emy, ¿cómo has hecho? ¿Cómo vamos a hacer? ¿Dónde guardaste los móviles? ¿Te firmaron algún acuerdo en las familias?’», revela Ruiz San Emeterio. «Es un tema que realmente nos preocupa mucho en los centros», subraya.

La experiencia ha llevado a Ruiz San Emeterio a reflexionar sobre el papel de la tecnología en el ámbito educativo y personal. «Ya te digo que, como todo, tiene sus partes positivas, sus ventajas, pero a estas edades creo que perjudican más de lo que benefician», opina la profesora. «El móvil tiene sus ventajas, pero a estas edades que no tienen ese control, esa seguridad en sí mismos, a veces la autoestima, y esa ansiedad que les genera el tener que responder, pues es un tema que preocupa bastante», añade.

La aceptación del proyecto por parte de los estudiantes y sus familias ha llevado a Ruiz San Emeterio a planificar futuras iniciativas similares. «Mi idea es repetir la experiencia en esta evaluación, esta próxima evaluación, y luego ya el próximo curso probablemente se irá con estos chicos», adelanta la profesora. «Quiero encaminar hacia ahí, aunque ellos vayan ganando autonomía, y sean capaces de decir, ‘bueno, ahora el móvil no lo toco’», concluye.

El compromiso de Ruiz San Emeterio con la educación y su enfoque innovador han dejado una marca indeleble en la comunidad educativa. Su proyecto ha abierto nuevas vías de reflexión sobre el impacto de la tecnología en la vida de los estudiantes y ha inspirado a otros colegas a seguir su ejemplo. Con su visión visionaria y su dedicación incansable, Ruiz San Emeterio continúa liderando el camino hacia una educación más equilibrada y centrada en el bienestar integral de los estudiantes.

Cantabria, entre la educación y la regulación

En la era digital, la inserción de dispositivos móviles en la vida cotidiana ha generado un debate intenso y multifacético sobre su lugar en los entornos educativos. Cantabria, una comunidad autónoma de España, se encuentra en el centro de este debate, buscando un equilibrio entre la integración tecnológica en la educación y la protección del bienestar de los estudiantes. Esta problemática ha llevado al gobierno regional a adoptar una serie de medidas destinadas a sensibilizar y regular el uso de estos dispositivos en colegios e institutos.

Recientemente, el Gobierno de Cantabria ha lanzado iniciativas que reflejan un enfoque más educativo y menos prohibitivo hacia el uso de móviles en las escuelas. Una de estas iniciativas son las Jornadas de sensibilización para un uso responsable de los dispositivos móviles, dirigidas a estudiantes de entre 10 y 14 años. Estas jornadas incluyen charlas y talleres prácticos impartidos por la Policía Nacional y la Guardia Civil, con la colaboración de la Agencia Española de Protección de Datos y el Instituto Nacional de Ciberseguridad.

El consejero de Educación de Cantabria, en colaboración con la alcaldesa de Santander, ha destacado la importancia de estas jornadas como una herramienta para fomentar un uso consciente y saludable de los móviles entre los jóvenes. El enfoque no es prohibir de manera estricta, sino educar sobre los peligros potenciales como el ciberacoso y las consecuencias del uso excesivo de la tecnología, como problemas de salud mental y física.

A nivel nacional, el debate sobre el uso de móviles en las aulas ha sido igualmente activo. El Consejo Escolar del Estado, con el respaldo del Ministerio de Educación, ha aprobado una serie de recomendaciones que sugieren limitar el uso de móviles en colegios de educación infantil y primaria y restringirlo en la educación secundaria. Estas recomendaciones permiten a las comunidades autónomas y a los propios centros educativos adaptar las medidas a sus necesidades y circunstancias particulares.

Estas directrices apuntan a una prohibición del uso de móviles hasta los doce años y una restricción considerable hasta los dieciséis. Sin embargo, se concede a los centros la autonomía para decidir cómo implementar estas restricciones, permitiendo cierta flexibilidad en función de las necesidades pedagógicas y personales de los estudiantes.

Perspectivas educativas y tecnológicas. La integración de la tecnología en el ámbito educativo es un tema complejo. Por un lado, los dispositivos móviles pueden ser una herramienta valiosa para el aprendizaje, ofreciendo acceso instantáneo a recursos educativos y fomentando la participación de los estudiantes en un entorno más interactivo. Por otro lado, la distracción y los riesgos asociados con el uso indebido de estos dispositivos pueden perjudicar el ambiente educativo y el desarrollo social y cognitivo de los niños y adolescentes.

En Cantabria, así como en otras partes del mundo, se está promoviendo la idea de que la educación sobre el uso responsable de la tecnología debe comenzar desde edades tempranas. En este sentido, los educadores y los padres juegan un papel crucial. La formación sobre cómo utilizar de manera efectiva y segura estos dispositivos es fundamental para preparar a los estudiantes para un mundo cada vez más tecnológico, al tiempo que se protege su bienestar.

La respuesta de los docentes y las familias a estas políticas ha sido generalmente positiva, aunque con ciertas reservas. Los educadores reconocen los beneficios de la tecnología, pero también están conscientes de los desafíos que presenta. Las familias, por su parte, expresan preocupaciones sobre el impacto de los dispositivos móviles en el bienestar de sus hijos, apoyando iniciativas que promueven un uso equilibrado y supervisado.

En este contexto, la continuación de las políticas ha promovido una mayor interacción entre los colegios y las familias para establecer normativas que respalden un uso tecnológico saludable. Esto incluye la configuración de políticas de comunicación entre la escuela y el hogar que se centren en el bienestar de los estudiantes y que ayuden a los padres a entender y a gestionar el uso de la tecnología por parte de sus hijos fuera del horario escolar.

Una cántabra creando valores. ‘Los desconectados’ aleja a los jóvenes estudiantes de los móviles en el aula
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