Por qué la transición al vehículo eléctrico «amenaza» al empleo en el sector del automóvil
La transición al vehículo eléctrico derivará en ajustes de plantillas en la industria automovilística española, que en 2023 afronta un año clave, con la negociación de nuevos convenios y la llegada de fondos europeos para electrificar las plantas.
Esta apuesta por la electrificación, que se posiciona como la válvula de salvación para un sector que no se ha terminado de recuperar tras la pandemia y se enfrentará en los próximos años a un nuevo modelo de movilidad en el que cada vez existen más alternativas al vehículo privado, requerirá nuevos perfiles profesionales para responder a la demanda.
Según los expertos, la carga de trabajo del eléctrico es hasta un 50 % menor que la que requiere la fabricación de los vehículos de combustión tradicional, lo que hace necesaria la formación y reconversión de los profesionales del sector, así como la llegada de otros con mayor cualificación.
En esta línea se pronunció hace unos meses el presidente de Seat y Cupra, así como de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), Wayne Griffiths, al solicitar el apoyo de las administraciones para formar personal, ya que el eléctrico no supone «tanta cantidad, pero sí más calidad» en el empleo.
Seat y Volkswagen
Precisamente Seat firmó el año pasado un nuevo convenio colectivo en sus fábricas catalanas que incluye un plan de salidas voluntarias que afectará a 1.330 empleados de la plantilla del fabricante -unos 15.000 trabajadores- hasta 2026, para hacer frente al excedente de empleos que supone el coche eléctrico.
En un primer momento, la compañía, que ha prorrogado el actual expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) hasta el 30 de junio por la incertidumbre del mercado, cifró en 2.800 las salidas necesarias para transicionar hacia el eléctrico.
Con estos movimientos, Seat se prepara para producir a partir de 2025 en su centro de El Prat de Llobregat (Barcelona) la plataforma para eléctricos de pequeño tamaño de la compañía, bautizada como Small BEV.
En la planta que tiene Volkswagen, grupo alemán al que pertenece Seat, en Landaben (Navarra), pese a que el convenio finaliza a finales de este año, se espera que la empresa ponga sobre la mesa medidas similares a las pactadas en Seat para continuar impulsando la electrificación durante esta década.
Además, Volkswagen comenzará a desarrollar la gigafactoría de baterías en Sagunto (Valencia), que recibirá una parte de las ayudas que se adjudicó el grupo en la primera convocatoria del Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado (VEC) y prevé la creación de cerca de 4.200 empleos directos.
Ford y Mercedes
Más incertidumbre tienen los 6.000 trabajadores de la planta que el fabricante estadounidense Ford tiene en Almussafes (Valencia), que siguen sin conocer con precisión los planes de la compañía para iniciar la transición al eléctrico.
Las negociaciones para llevar a cabo un ajuste de plantilla que se antoja inevitable comenzarán este año, a la espera de que Ford cifre la cuantía de las inversiones que dedicará a la fábrica valenciana para su electrificación, después de renunciar a las ayudas del Perte.
A ello se suma la pérdida durante este año de varios modelos que reducirá aún más una carga de trabajo ya mermada tras la pandemia, aunque mantendrán el Kuga, estrella de la producción valenciana.
Todo lo contrario sucede en la fábrica que tiene la alemana Mercedes en Vitoria, donde a partir de 2025 se producirá una nueva furgoneta mediana eléctrica que no se ofrecerá como modelo con motor de combustión, y conllevará una inversión de 1.200 millones para adaptar las instalaciones.
Stellantis y Renault
El grupo francés Stellantis, con fábricas en Figueruelas (Zaragoza), Vigo y Madrid, tendrá que negociar nuevos convenios durante este año, y parece probable que se extenderán los ERTE durante los próximos meses.
Respecto a la llegada del eléctrico a sus plantas, Stellantis ya fabrica modelos de este tipo en Figueruelas (Corsa y se espera que próximamente el Peugeot 208E), Vigo(Peugeot 2008 y otros comerciales compactos) y Madrid (Citroen C4).
En la también francesa Renault, que tiene fábricas en Valladolid, Palencia y Sevilla, no se esperan ajustes de plantilla, ya que la compañía ha decidido que en España se lleve a cabo la hibridación de sus vehículos, mientras que el eléctrico puro lo desarrollará en Francia.
Más ayudas y puntos de recarga
A pesar de la apuesta decidida de los fabricantes por el vehículo eléctrico, el sector sigue reclamando medidas para que la transición sea un éxito, entre las que destacan un mayor volumen de ayudas para la compra de este tipo de vehículos, deducciones fiscales y el desarrollo de una infraestructura de recarga suficiente.
En este sentido, España sigue estando muy atrasado respecto al resto de socios europeos, con una penetración del eléctrico que no alcanza el 10 %, según los datos de Anfac, mientras que la media europea se sitúa en el 20 %.
Asimismo, las matriculaciones de turismo electrificados (eléctricos puros e híbridos enchufables) se situaron en 2022 en 78.329 unidades, por debajo del objetivo marcado a principios de año de 120.000.
Sin embargo, la producción de este tipo de vehículos alcanzó hasta noviembre las 241.460 unidades, casi el 12 % de la producción anual de las plantas españolas.