18.04.2024 |
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ARTE

La Sala Mauro Muriedas se convierte en el centro de arte para padres e hijos

La muestra ‘De tal palo tal astilla’ recoge una treintena de dibujos, pinturas, fotografías y esculturas de artistas jóvenes, mayores e, incluso, ya fallecidos, con el denominador común de ser todos cántabros

El comisario de la exposición, Alberto Salcines, observa este domingo una obra incluida en "De tal palo, tal astilla" en la sala Mauro Muriedas de Torrelavega. En esta muestra, padres e hijos exponen juntos sus obras para que el público compruebe cómo el amor por el arte también pasa de generación en generación . EFE/Pedro Puente Hoyos
El comisario de la exposición, Alberto Salcines, observa este domingo una obra incluida en "De tal palo, tal astilla" en la sala Mauro Muriedas de Torrelavega. En esta muestra, padres e hijos exponen juntos sus obras para que el público compruebe cómo el amor por el arte también pasa de generación en generación . EFE/Pedro Puente Hoyos
La Sala Mauro Muriedas se convierte en el centro de arte para padres e hijos

La altura, los ojos o el color de pelo se transmiten por la genética, pero no sólo el aspecto físico se hereda, como trata de demostrar una exposición en la que padres e hijos exponen juntos sus obras para que el público compruebe cómo el amor por el arte también pasa de generación en generación. Para ver esta muestra, denominada ‘De tal palo tal astilla’, hay que acercarse a la sala Mauro Muriedas de Torrelavega, donde se exhiben una treintena de dibujos, pinturas, fotografías y esculturas de artistas jóvenes, mayores e, incluso, ya fallecidos, pero con el denominador común de ser todos cántabros, como explican a EFE. Padre e hijo, madre e hijo, padre e hija, madre e hija y hasta padres e hijo o hija y viceversa son las relaciones que existen entre estos artistas, quienes coinciden en lo especial que es poder exponer en la misma pared que sus familiares más cercanos.

Sin embargo, en esta exposición no sólo entra en juego el factor sentimental, sino también la calidad, ya que se pueden ver obras de artistas internacionales como Juan Uslé, Juan Navarro Baldeweg o los Sanz. Lucio Marcos explica a Efe que ha elegido una escultura con la que denuncia el maltrato a la mujer, representando a una virgen desnuda usando iconografía religiosa, mientras que la gran cagiga que se encuentra a su lado la hizo su padre, que ahora está muy enfermo.

«Una emoción tremenda porque es la primera vez que expongo con mi padre. Me hubiera gustado que pudiese ver esto porque se hubiese emocionado mil veces más que yo. Él siempre se ha visto reflejado en mí», asegura. Lucio cuenta maravillas de su padre, una persona «polifacética» que ha hecho escultura, acuarela, óleo y una «infinidad» de técnicas más.

A su juicio, la idea de juntar a padres e hijos es «genial» y, en su caso, le ha permitido además exponer a pocos metros de un antiguo profesor suyo de la Escuela de Artes de Torrelavega, Pedro Sobrado, cuya obra, según dice él mismo, nada tiene que ver con la de su hija. «Lo ha visto en casa, pero no le he inculcado nada. Ella tiene una vena artística, de más pequeña tocaba el violín, luego escribió y después la pintura. Son sus inquietudes personales», recalca Pedro Sobrado. La muestra también le gusta porque une generaciones, aunque en su caso ya se juntan varias, puesto que ha ido cambiando de registros conforme avanzaba su edad. Pedro Sobrado ha pintado etapas muy diferentes de la historia española: desde abstracto, que estaba «muy de moda» en 1961, a las barricadas de la revuelta estudiantil de 1968 o la movida madrileña.

Otro de los artistas, Pedro Calderón, que participa como hijo, ha optado por una pintura que narra una «guerra psicológica» inspirada en la película ‘Apocalypse Now (1979)’, de Francis Ford Coppola. De su padre, que murió en 2004, ha traído una obra de acero inoxidable que «resume» cómo «se sentía él: más escultor que pintor», y que define su «personalidad limpia», no sólo como artista, sino también como persona.

«Ha sido mi maestro y desde niño he ido a su estudio, todo lo que he aprendido ha sido gracias a él y su creatividad», afirma. Reconoce que es «muy especial» exponer al lado de su padre. «Lo tengo muy presente. Desde que murió en 2004, para mí está más cerca. A parte de padre e hijo, éramos muy amigos», añade.

Dos generaciones. El comisario de la exposición, Alberto Salcines, explica a EFE que, además de relacionar dos generaciones del mundo del arte, con esta muestra se reivindica que Cantabria, pese a ser una autonomía pequeña, siempre ha tenido «un gran movimiento artístico», así como la influencia de la relación padre-hijo en el gusto por el arte. Salcines destaca que la exposición, que se puede visitar hasta el 21 de febrero, está teniendo «una buena acogida» entre el público.  «Les ha parecido una idea original y se han acercado a una de las componentes de esta exposición, que es la sentimental», abunda.

A los artistas, según Alberto Salcines, «no ha sido difícil convencerles» de que participasen porque «han entendido el espíritu de la muestra» y han cedido las obras que él ha pedido. También las hay que vienen del ámbito institucional o de colecciones privadas.

La Sala Mauro Muriedas se convierte en el centro de arte para padres e hijos
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