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El Diario de Cantabria

La pandemia, a través del objetivo

La pandemia, a través del objetivo

Cuando casi todos estaban confinados en la primera ola de la pandemia, unos pocos, cámara fotográfica en mano, salían con respeto y soledad a las calles para inmortalizar lo que intuían que iba a ser historia, y que ahora exhiben en una exposición en Santander para que no se olviden ni las vidas perdidas ni sus «libertades» profesionales.

Colas en supermercados, mascarillas, parques cerrados, protestas o funerales «en familia» son algunas de las imágenes que 12 miembros de la Asociación Profesional de Fotoperiodistas Cántabros plasman a través de 26 imágenes en la muestra «Pandemia. Covid en Cantabria», que se puede ver en el edificio Casyc.

«Esta exposición es una llamada a no olvidar lo ocurrido para que, además de perder vidas, no hayamos perdido también libertades», reza un panel a la entrada de la exposición, en referencia a las dificultades que han tenido los profesionales de la información para acceder a las instalaciones sanitarias.

Pedro Puente Hoyos, colaborador de la Agencia EFE, explica que su trabajo «no ha cambiado mucho» tras la irrupción de la covid-19, más allá de llevar la mascarilla y tener que desinfectar sus equipos al llegar a casa. El mayor cambio, a su juicio, ha sido que ahora, prácticamente, «sólo se cubre pandemia».

«Los primeros días eran momentos complicados. Vivo fuera de Santander y hacía varios kilómetros en la autopista en los que no me encontraba coches. Eran sensaciones muy complicadas», incide.

Pedro expone dos fotografías en esta muestra. Una es de un confinamiento perimetral por el aumento de casos de coronavirus en La Inmobiliaria, un barrio de Torrelavega, y en la otra aparece el director de orquesta Jaime Martín, con mascarilla y casi a oscuras, en el ensayo de la inauguración del Festival Internacional de Santander. «Me gusta pensar que con ella se transmite que la luz de la música no fue apagada con la oscuridad del virus», afirma.

Esteban Cobo, fotógrafo que trabajó durante casi 30 años en la Agencia EFE, expone también dos imágenes: una refleja una céntrica calle de Santander vacía, mientras que la segunda corresponde a la reapertura del Centro Botín, que fue el primer centro de arte de Europa en atreverse a abrir tras el confinamiento por la pandemia.

Cobo asegura que en la exposición ha habido que renunciar a fotografías «incluso mejores que las que están expuestas» para lograr un discurso «armado y cronológico» en el que se reconociera lo que ha vivido toda la sociedad.

Además, destaca el «buen nivel» del sector en Cantabria. «Hay fotógrafos vocacionales, que es lo importante en este tema y, a pesar de cómo está el fotoperiodismo, el mercado y las condiciones de trabajo, que cada vez son peores, sigue habiendo un montón de gente dispuesta a dejarse el pellejo», enfatiza.

Este fotoperiodista señala que en la calle se ha podido trabajar «perfectamente» porque las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado les han «dejado» hacer su labor. Sin embargo, los fotoperiodistas han tenido «problemas con el acceso» a las instalaciones sanitarias en el ámbito estatal y también en Cantabria. Con este argumento coincide Alberto Aja, quien lamenta la «falta de transparencia» que ha habido durante la pandemia. «No se ha permitido contar las cosas como realmente son, nos han limitado el acceso, han querido controlar la información y han robado a la sociedad la capacidad de ver la crudeza de lo que estaba siendo la pandemia. Hay maneras de contarlo, nuestra profesión está preparada para hacerlo sin caer en el morbo», recalca este fotógrafo.

A juicio de Alberto Aja, en la muestra se ha logrado un recorrido «completo» que la gente puede reconocer como «propio» y decir: «esto lo he vivido». «Esta exposición era obligada, nadie más tiene estas fotos», incide. En su caso, las tres fotografías elegidas son de la admisión de urgencias del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, de la Unidad de Cuidados Intensivos de este centro y de los entierros que hubo en la primera ola.

Joaquín Gómez Sastre, que expone tres fotografías, todas ellas de la desescalada, recuerda que al principio de la pandemia sentía «respeto» al salir a la calle. «No sabías muy bien lo que te ibas a encontrar», señala.

Pero los fotoperiodistas se dieron cuenta «de que era una cosa histórica». «Nos planteamos que había que retratarlo y que quedase para la historia», indica Joaquín, y así se les ocurrió relacionarlo con el punto de vista del ciudadano.

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