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El Diario de Cantabria

El Museo de Altamira se abre a la "nueva normalidad" de forma gratuita

Varias personas visitan la Neocueva en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, que ha reabierto sus puertas limitando el aforo, sin actividades culturales y sin visitas guiadas, este martes, en la localidad cántabra de Santillana del Mar, tras un parón de casi tres meses. EFE/Pedro Puente Hoyos
Varias personas visitan la Neocueva en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, que ha reabierto sus puertas limitando el aforo, sin actividades culturales y sin visitas guiadas, este martes, en la localidad cántabra de Santillana del Mar, tras un parón de casi tres meses. EFE/Pedro Puente Hoyos
El Museo de Altamira se abre a la "nueva normalidad" de forma gratuita
El Museo de Altamira ha dado este martes un paso en el camino a la "nueva normalidad" reabriendo al público tras casi tres meses, y lo hace limitando su aforo a menos de un tercio (66 personas a la hora), sin visitas guiadas ni de grupos a la Neocueva, y sin actividades culturales paralelas.

Esta nueva normalidad implica también la retirada de todos los elementos táctiles o de contacto (auriculares, pantallas táctiles o botoneras) y su sustitución por vídeos en continuo o códigos QR, así como la ausencia de folletos en papel que podrán ser consultados en la web del Museo.

No obstante, la reapertura permite la visita individual o en grupos familiares a la exposición permanente, la temporal con imágenes de las pinturas rupestres de la cordillera de Ukhahlamba-Drakensberg (Sudáfrica), y el recinto paisajístico exterior con la instalación al aire libre "Quién" de la artista Andrea Juan.

Además, la visita tiene como atractivo añadido que la entrada a las instalaciones es gratuita hasta el 31 de julio, al igual que el resto de los museos dependientes estatales, y de momento no es necesario ni cita previa ni reservar día y hora para poder recorrer las distintas salas.

Durante la reapertura y en un encuentro con periodistas, la directora del Museo, Pilar Fatás, ha resaltado este martes que el cierre durante tres meses a las visitas públicas, como ha ocurrido en todas las cuevas, ha mejorado "notablemente" las condiciones ambientales y de conservación de las pinturas de Altamira.

Incluso la nueva situación, con un aforo limitado, supone para Fatás "un aliciente" ya que la afluencia de menor número de personas permite "una contemplación más relajada y un disfrute mayor" de la reproducción de las pinturas rupestres, y también de las exposiciones que alberga el Museo.

La reapertura ha contado con la visita de la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, y el alcalde de Santillana del Mar, Ángel Rodríguez, quienes han revisado las distintas medidas sanitarias y de prevención tanto para visitantes como para los empleados que trabajan en las instalaciones.

Poco después de este acto entraban los primeros visitantes de la nueva etapa de Altamira, un pequeño grupo familiar de Maliaño y Santander que acompañaban a José Pedro Escagedo, disfrutaban del privilegio de recorrer el Museo y la Neocueva casi en solitario pero en medio de la expectación de los medios de comunicación.

"Ya que no hay playa disfrutaremos de la cultura" aseguraba José Pedro Escagedo, mientras reconocía que iban a aprovechar estos días de reapertura de Altamira con aforo limitado para visitar la Neocueva, previo cumplimiento del protocolo de medidas higiénico sanitarias establecidas.

Así, se hace obligatorio el acceso al Museo usando mascarillas y geles hidroalcohólicos situados en los accesos, demás de respetar los itinerarios distintos para la entrada y la salida que están marcados en el suelo para evitar aglomeraciones, así como también para mantener la distancia social.

Junto a ello, se ha colocado nueva señalética y paneles informativos con las recomendaciones para la visita a las instalaciones, a fin de que la reapertura se pueda hacer con todas las garantías sanitarias.

La nueva normalidad también alcanza al personal de atención al público del Museo, a quienes se les ha posibilitado la no utilización de la uniformidad para evitar el uso de los vestuarios, y se ha regulado el acceso a otros espacios compartidos como el comedor y zonas de descanso.

Incluso se ha organizado la entrada al trabajo de forma escalonada para evitar la coincidencia de todos los empleados públicos a su llegada, y salida.

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