25.04.2024 |
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Diosleguarde, a hombros en su doctorado como matador de toros en Santander

Era el retorno de la Feria de Santiago en formato de siete días de toros tras los cuatro festejos del año pasado, y lo hizo con una tarde que, precisamente, no fue de exaltación ganadera

El diestro Manuel Diosleguarde sale por la puerta grande tras la corrida de la Feria de Santiago celebrada este sábado en la plaza de toros de Santander. EFE/Pedro Puente
El diestro Manuel Diosleguarde sale por la puerta grande tras la corrida de la Feria de Santiago celebrada este sábado en la plaza de toros de Santander. EFE/Pedro Puente
Diosleguarde, a hombros en su doctorado como matador de toros en Santander

El salmantino Manuel Diosleguarde salió este sábado a hombros en la tarde de su alternativa como matador de toros en Santander, que inauguró, asimismo su feria taurina con un festejo en el que Alejandro Talavante sumó u apéndice, mientras que Pablo Aguado se marchó de vacío.

Era el retorno de la Feria de Santiago en formato de siete días de toros tras los cuatro festejos del año pasado, y lo hizo con una tarde que, precisamente, no fue de exaltación ganadera, pues la corrida de Torrealta no tuvo clase alguna a excepción del lote de toricantano, que salvó en el sexto una tarde que iba camino del vertedero en el que se arrumban las corridas plomizas.

Inició faena Diosleguarde de rodillas en los medio a ese sexto, que claudicaba aparentemente perdiendo las manos. Pero el nuevo matador salmantino comenzó administrándolo en series cortas pero enjundiosas. Los pases desmayados de la primera tanda diestra calaron hondo en un público ayuno de calidades. Que aquí las hubo y en cantidad.

También por la mano izquierda, tan bien presentada, con preciso embroque y la muleta sacada por debajo de la pala del pitón.

Diosleguarde tuvo la mente despierta para saber leer al toro y empezar a apretarlo, una vez afianzado. Explosionó aquello en una serie diestra de quietud absoluta y ligazón total. De ahí en adelante ya siempre estuvo hundido el torero en la arena, pesando la figura y los riñones. Y todo abrochado con pases de pecho muy personales, a veces rematados en la hombrera contraria.

Se tiró a matar en rectitud, echándose encima de los pitones, pero la espada cayó atravesada asomando una cuarta por el costillar. Al segundo envite dejó media en buen sitio. El buen toreo desató el júbilo santanderino hasta la oreja que, sumada a la del toro anterior, franqueaba la puerta grande.

"Ropasucia", el negro "torrealta" herrado con el número 75, de 524 kilos, con el que tomó la alternativa, salió dormido. En varas y banderillas hizo amagos de mirar e irse hacia los adentros, el terreno de los mansos. Pero cuando se quedó solo con el toricantano respondió de las rayas hacia afuera. Probando y derrotando a veces, pero con un buen tono general con el que Diosleguarde estuvo solvente.

Le empujaba un público a favor con el novel, que alcanzó la cumbre de su labor en tres naturales y el de pecho en los que verdaderamente le cogió el pulso a la embestida.

Talavante enjaretó más de diez muletazos ligados de rodillas a un precioso jabonero, suelto de carnes, un inicio que hizo trepar la euforia por los tendidos. Ahí terminó un júbilo que dio paso al tedio de las embestidas tenues que decían poco. Una estocada entrando despacio y de efecto fulminante valió una oreja. Y aún le pidieron la segunda.

El también jabonero cuarto acometía a oleadas furiosas, desordenadas. Estaba hecho cuesta abajo pero embestía con los pechos, las manos por delante y la cara por las nubes. Talavante armó una anodina sucesión de muletazos que se hizo eterna.

Amplio esqueleto y nulas calidades trajo el primero de Pablo Aguado, que pasaba sin humillar, a trompicones, seco. La devanadera que traía por cabeza no paró hasta desarmar al sevillano, que no pudo imponer su concepto.

A los terrenos de toriles terminó llevándole el quinto. Que pasaba en torno a Aguado sin decir nada, con los pitones a la altura del palillo. Cuatro Caminos aplaudía la sucesión vulgar de derechazos sin hilo conductor, sin argumento.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Torrealta, de presentación desigual y coincidentes en la absoluta falta de casta y de clase, a excepción del primero y del buen sexto.

Alejandro Talavante (gris perla y oro): estocada (oreja con petición de la segunda); estocada desprendida (ovación).

Pablo Aguado (grana y oro): pinchazo, estocada caída y descabello (silencio tras aviso); dos pinchazos, media atravesada y descabello (silencio tras aviso)..

Manuel Diosleguarde (blanco y oro), que tomó la alternativa: pinchazo y estocada arriba (oreja); estocada atravesada que hace guardia y media (oreja)

La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde soleada y ventosa. EFE

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