Conoce los cuadros más famosos de España
Enumerar los cuadros más famosos que visitar en España es una tarea difícil. La relación es vasta y de una calidad fuera de toda duda. La lista con diez de los más importantes podría quedar conformada así:
Las Meninas (Diego Velázquez)
Diego Velázquez pintó Las Meninas en 1656, durante el reinado de Felipe IV y en plena madurez del artista sevillano. Es considerada la obra maestra del pintor del Siglo de Oro español, realizada en su taller del Palacio Real Alcázar de Madrid. Se puede ver en el Museo del Prado.
Óleo sobre lienzo, se trata de uno de los cuadros de mayor tamaño del artista, pintado a escala natural.
La protagonista del cuadro es la infanta Margarita de Austria, que aparece en primer plano rodeada de “las meninas”, sus damas, y parte de su corte. El propio Velázquez aparece autorretratado en el lienzo. Felipe IV y su esposa también se ven reflejados en un espejo en el centro del cuadro, que tiene un punto de fuga, la puerta abierta al fondo, por donde entra la luz exterior.
El juego de luces y sombras, las perspectivas y el ambiente natural del lienzo son uno de los aspectos mejor conseguidos.
El Guernica (Picasso)
El Guernica fue pintado en París en 1937 por Pablo Picasso. El motivo es el bombardeo de la localidad vizcaína de Guernica en la guerra civil española por parte de las aviaciones italiana y alemana.
Óleo sobre lienzo, en blanco y negro, es considerada una de las obras más importantes del siglo XX. La parte central del cuadro la protagonizan un caballo agonizante con un guerrero muerto y una mujer con una lámpara. En los laterales, a la derecha, una casa en llamas con una mujer gritando, y a la izquierda, un toro y una mujer con su hijo muerto.
Fue expuesto por primera vez en el Pabellón español durante la Exposición Internacional de París de 1937. Tras más de cuatro décadas en el MOMA de Nueva York, finalmente vino a España en 1981 al Casón del Buen Retiro, para terminar descansando en la actualidad en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
El Jardín de las delicias (Bosco)
Grisalla, óleo sobre tabla de madera de roble, se trata de la obra más compleja y enigmática de Jheronimus van Aken (El Bosco), y actualmente se puede ver en El Prado.
El jardín de las delicias es un tríptico en el que se representa el tercer día de la creación del mundo, con la separación de las aguas y la tierra y el nacimiento del paraíso terrenal.
El denominador común de la obra es el pecado, que se inicia en el panel izquierdo, con Adán y Eva, que reciben su castigo en el panel derecho. El central, muestra un falso paraíso entregado a la lujuria y el pecado y cómo era la vida antes del diluvio universal. Con el panel cerrado, observamos la separación de las luces y las tinieblas y el agua de la tierra.
El entierro del señor Orgaz (El Greco)
Conocido popularmente como El entierro del conde de Orgaz, este óleo sobre lienzo de estilo manierista fue realizado por El Greco entre 1586 y 1588 a instancias de la parroquia de Santo Tomé de Toledo, donde sigue expuesto.
El motivo del cuadro es el milagro de san Esteban y san Agustín, que bajaron del cielo para enterrar a Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de la villa de Orgaz, en agradecimiento por una vida ejemplar.
El Greco quiso representar esta escena en dos niveles, uno terrenal, el inferior. y otro celestial, el superior. La parte inferior representa el entierro del conde y en la superior aparecen Cristo, la Virgen, ángeles, santos y otros personajes fallecidos.
Saturno devorando a su hijo (Goya)
Enmarcada dentro de las pinturas negras de Goya, esta obra muestra al Dios Saturno (Cronos) devorando a uno de sus hijos. Las pinturas negras decoraron dos habitaciones de la conocida como Quinta del Sordo, casa de Goya.
Óleo sobre yeso trasladado a lienzo, se hizo con pigmentos oscuros y negros destacando lo sombrío del tema y se encuentra expuesta en el Museo Nacional del Prado. Pintura que casi raya la abstracción con toques expresionistas, como se puede apreciar en la cabeza de Saturno.
El 3 de mayo (Goya)
Otro cuadro histórico y universal en el que Goya enseñó el lado oscuro de la Guerra de la Independencia española. Conocido popularmente como “los fusilamientos del monte Príncipe Pío”, la obra muestra los fusilamientos que se produjeron la noche del 3 de mayo de 1808.
Óleo sobre lienzo, Goya deja de lado el neoclasicismo para componer el cuadro con nuevo estilo nuevo y personal. La obra se completa con el cuadro El dos de mayo de 1808 en Madrid o La lucha contra los mamelucos y se puede visitar en el Museo del Prado.
La Inmaculada Grande (Murillo)
Bartolomé Esteban Murillo propone una innovación con respecto a la iconografía tradicional de la Inmaculada.
Apuesta por el dinamismo y deja atrás la imagen de la virgen estática. En esta ocasión, María aparece vestida con una túnica blanca y un manto azul con un efecto que busca la movilidad espacial de carácter barroco. Las manos unidas y la mirada hacia abajo acentúan la sensación de profundidad.
Óleo sobre tela, el cuadro recibe su nombre debido a sus grandes proporciones y se puede ver en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Paseo a orillas del mar (Sorolla)
Sus obras más representativas están pintadas al aire libre y domina con maestría la luz para cuadros en los que representan escenas cotidianas y paisajísticas de la vida mediterránea.
Este cuadro, pintado por Joaquín Sorolla en 1909 en Valencia, muestra a la mujer de Sorolla, Clotilde, junto a su hija mayor María. Con un ligero picado que elimina el horizonte, da protagonismo a la orilla y el agua y transporta con sus pinceladas a la mismísima playa, casi como si fuera posible oler el aroma del mar y su brisa.
Óleo sobre lienzo, la obra está expuesta en el Museo Sorolla de Madrid.
Galatea de las esferas (Dalí)
Este singular cuadro, retrato de su esposa Gala mediante la superposición de esferas, responde al período místico-nuclear de Dalí. El rostro de Gala se representa como un mapa fragmentado de partículas esféricas creando una experiencia tridimensional.
Óleo sobre tela, se puede ver en el Teatro-Museo Dalí de Figueras.
La crucifixión (Antonio Saura)
Esta obra, realizada entre 1959 y 1963, muestra la tragedia de la condición humana desde una perspectiva moderna y crítica.
Tomando como modelo La crucifixión de Velázquez, Saura consigue dejar en segundo plano el emblema cristiano para destacar esta tragedia.
Óleo sobre lienzo, se encuentra expuesto en el Museo Guggenheim de Bilbao.
