Castro Urdiales pasion cristo

La Pasión Viviente de Castro Urdiales 'resucita' tras tres años de espera

Representación de la Pasión de Cristo Viviente mientras lo llevan a la cruz para ser crucificado. H.Bilbao / E.P.

"Ya había ansia por desempolvar las túnicas y salir a escena, porque somos como una gran familia que nos echábamos de menos", relatan emocionados algunos de los implicados en este viacrucis 

Los 700 actores que participan en la Pasión Viviente de Castro Urdiales han podido culminar este Viernes Santo, tras tres años de espera por la pandemia, la representación de las última horas de la vida de Jesús por unas calles que han recobrado esta Semana Santa la actividad anterior a la covid.

"Ya había ansia por desempolvar las túnicas y salir a escena, porque somos como una gran familia que nos echábamos de menos", relatan emocionados algunos de los implicados en este viacrucis popular reconocido como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Esas ganas de volver a la "normalidad", pese a una meteorología nublada y fresca, han empujado esta mañana a cientos de personas a impregnarse, durante más de 4 horas, del Jerusalén de hace 2.000 años y disfrutar del realismo y emotividad de las interpretaciones.

Así, se ha rememorado la Última Cena de Jesús con sus discípulos, el prendimiento, los juicios del Sanedrín, el arrepentimiento de Judas, la crucifixión, la muerte, el descendimiento y la resurrección.

Representación de la Pasión de Cristo Viviente mientras lo llevan a la cruz para ser crucificado. H.Bilbao / Europa Press 15/4/2022

Sin olvidar los momentos donde el silencio y el recogimiento llegaban a su punto álgido con los latigazos, las caídas con la corona de espinos y la cruz de madera de 30 kilos de peso, el encuentro con los leprosos o la muerte del hijo de Dios.

Tal y como ocurrió en 2014, Eduardo San Miguel (35 años) ha encarnado el papel de Cristo, mientras que su madre en la vida real, María José Merino, ha representado a la Virgen María. Un hecho que solo se ha repetido en contadas ocasiones porque lo habitual es que, cada año, aparezcan distintas caras entre los papeles protagonistas.

Si bien ha afrontado este reencuentro con Jesucristo con el mismo "nerviosismo" y "respeto" que la primera vez, Eduardo reconoce que ha intentado "disfrutar" de cada pasaje con la "tranquilidad" y "seguridad" que otorga la experiencia.

Para él, el desenlace de la representación, observando a todos sus compañeros de reparto con rostros gozosos en la Resurrección, supone la "mejor satisfacción" tras dos ediciones sin poder irradiar el sentimiento que supone en Castro Urdiales su Pasión Viviente.

No en vano, a mediados de febrero comenzaron los ensayos con un ojo puesto en la evolución de la pandemia y la adopción de las medidas necesarias para evitar la propagación del virus entre el elenco principal de actores.

 

Asistentes observan la representación de la Pasión de Cristo Viviente con la figura de Jesús en la cruz. H.Bilbao / Europa Press 15/4/2022

"No sabíamos si la gente del pueblo querría salir, ya que también hay gente mayor que participa en la representación y cada uno lleva el miedo a su manera", ha explicado Eduardo, quien también ha matizado que poco a poco la respuesta fue "mayoritaria" a favor de "echar para adelante".

"Sin el último que sale en la Pasión esto no se podría hacer porque, aunque nadie es imprescindible, todos somos necesarios", añade con orgullo.

El comienzo de esta escenificación data de 1984 cuando un grupo de 60 amigos durante un campamento de verano deciden embarcarse en la aventura de representar la vida de Jesús con personajes reales.

Desde entonces, la Asociación Cultural Pasión Viviente se encarga de organizar cada año, salvo las últimas dos ediciones por la pandemia y la de 2004 por mal tiempo, un espectáculo sin ánimo de lucro con el diseño y cuidado de los trajes y erigiendo los distintos decorados que se reutilizan en posteriores citas.