Rabia, tristeza e impotencia. Así es como están viviendo los comerciantes del Mercado de Abastos de Laredo el ultimátum del Ayuntamiento para que abandonen sus puestos, alguno de ellos después de 60 años abierto.

La plaza de abastos es un emblema para Laredo. Allí llega el pescado de bote, el más cotizado y donde los laredanos han comprado «toda la vida», una tradición que tiene los días contados desde que el Ayuntamiento decidiese rehabilitar la instalación municipal y expulsar a los comerciantes que tienen allí sus puestos. El Consistorio tiene intención de reconvertir el mercado en un punto del peregrino, la primera fase de un proyecto de rehabilitación del edificio que no contempla la permanencia de los comercios ya que esto se haría en una segunda fase, para la que no hay adjudicación ni presupuesto consignado. Además, de las tres opciones que se plantearon para esta futura fase, «se han quedado con la que menos puestos contempla, para hacer daño», se lamenta uno de los comerciantes del mercado.

Actualmente, hay cuatro negocios (dos fruterías, una pescadería y una floristería) que ocupan un puesto en el mercado, cuatro familias que se van a quedar en la calle sin que desde la Administración municipal se dé una alternativa al desalojo. Cuatro familias que llevan décadas trabajando en unos negocios que han pasado de generación a generación.

Además, las familias afectadas se sienten maltratadas por el teniente de alcalde la localidad, el regionalista Pedro Diego, quien se ha puesto «bronco y chulo» con los comerciantes en alguna de las reuniones que han mantenido. «Es como el emperador Julio Cesar, hay que hacer lo que él diga», afean al edil alguno de los comerciantes. «Para estar al servicio del pueblo, se ha cubierto de gloria», considera otra de las comerciantes.

También han denunciado la falta de sensibilidad de la alcaldesa, la socialista Rosario Losa, que dijo a una de las comerciantes que no le daba «ninguna pena» que se quedara sin trabajo. «Como tú hay muchas familias en Laredo», dijo a una madre trabajadora con cuatro hijos a su cargo.

Este maltrato por parte del Consistorio ha sido denunciado también por Daniel Álvarez, coordinador de Vox en el municipio, para quien toda la gestión del proyecto del Mercado de Abastos ha sido un «enorme fiasco». Considera que se ha dado un «trato despótico y caciquil a los actuales asentadores del mercado».

Los comerciantes también aseguran que Diego «miente» cuando dice que desconocía que las licencias de los puestos estaban caducadas y que en el Ayuntamiento lo han descubierto recientemente. Según los comerciantes, el propio Diego ha señalado este hecho en numerosas ocasiones cuando acudía al mercado. Además, dicen que, si se ha podido regularizar la situación de más de 70 trabajadores del Ayuntamiento que se encontraban en una situación laboral irregular, también se podría buscar una fórmula para arreglar el tema de las licencias en el mercado, pero «están erre que erre con que nos tenemos que ir».

La expulsión de los comerciantes es además una situación que podría haber sido enmendada pero el equipo de Gobierno local ha desdeñado buscar una alternativa. En el último pleno, desde la oposición se presentó una moción que permitiría a los actuales comerciantes seguir con sus negocios, pero fue rechazada por los votos del PSOE y del PRC. Tampoco se ha querido dar ningún tipo de prioridad en una futura subasta de puestos a los comerciantes que han «mantenido abierto» el mercado durante décadas, recuerda una de las trabajadoras. Al PSOE «le da igual porque van a saco a destruir» y «la gente del PRC ¿con qué cara nos van a mirar por la calle?», critica un comerciante.

Ni socialistas ni regionalistas han dado su brazo a torcer y mantienen su intención de expulsar a los comerciantes.

Para el portavoz de los ‘populares’ en el Ayuntamiento de Laredo, Alejandro Liz, la situación es «lamentable» y además denuncia el «oscurantismo» con el que se ha hecho esta operación de desalojo, sin informar a tiempo ni a los partidos de la oposición ni a los propios comerciantes, a los que se les advirtió de que debían abandonar sus negocios con apenas un mes de antelación. Así lo corrobora una de las afectadas, que asegura que fueron «los últimos que nos hemos enterado». Y es que, hasta que no fueron al Ayuntamiento a preguntar, nadie les informó de que iban a tener que dejar los puestos. Tampoco han recibido ninguna comunicación con la fecha de desalojo, no han recibido ninguna carta informando de cuando ha vencido la concesión y no existe ningún tablón de anuncios en el mercado, cuando es obligatorio que haya uno.

«No sabemos nada», señala una de las propietarias, que se encuentra esperando respuesta a las alegaciones presentadas ante el Ayuntamiento, «no se han vuelto a dirigir a nosotros», se lamenta. Así, se encuentra a la expectativa de cuando reciban una carta para informales de tienen «15 días para irse».

Además, esta situación de incertidumbre ya ha provocado despidos ya que los dueños de los comercios no saben si van a poder seguir adelante con el negocio.

Además, para Liz, el proyecto del Ayuntamiento es un «error de bulto» ya que, al contrario que en otras ciudades donde se potencian los mercados como lugares de encuentro y reclamo turístico, el de Laredo se va a convertir en un lugar «muertos» sin actividad comercial. De hecho, los propios arquitectos del proyecto daban la opción de instalar en un futuro hasta 20 puestos, pero la alcaldesa se ha decantado por el que menos comercios admite, tan solo seis.

Para los ocupantes del mercado la última esperanza que les resta es que el equipo de Gobierno cambie tras las próximas elecciones de mayo y el próximo alcalde enmiende la situación. «En cuatro meses hay elecciones y espero que la repulsa sea brutal contra ellos. Yo confío en el pueblo de Laredo», dice uno de los comerciantes, que además recuerda que las movilizaciones en Laredo a favor de los comerciantes han sido multitudinarias. «Se han metido con trabajadores honrrados y les va a explotar en la cara».