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El Diario de Cantabria

El adiós a la mascarilla es tendencia. Y como siempre hay polémica

Si algo debemos haber aprendido en la pandemia es que no hay certezas por eso es imprescindible trasladar a la población que la pandemia no ha terminado

Una mujer pase por delante de un escaparate con  mascarillas cuando está a punto de decretarse la retirada de obligatoriedad en interiores. / alerta
Una mujer pase por delante de un escaparate con mascarillas cuando está a punto de decretarse la retirada de obligatoriedad en interiores. / alerta
El adiós a la mascarilla es tendencia. Y como siempre hay polémica

El próximo 20 de abril se levantará la obligatoriedad de utilizar mascarilla en interiores. El Gobierno considera que ya no es necesaria para controlar la pandemia y la ministra de Sanidad, Carolina Darias, adelantó hace unas semanas que «gracias al altísimo nivel de inmunización que tiene la población, nuestra situación epidemiológica está en un contexto favorable». Sin embargo, esto no quiere decir que este sistema de protección vaya a desaparecer por completo.

En realidad, la medida de suprimir la mascarilla en interiores primero deberá ser aprobada en el Consejo de Ministros del día 19 y después aparecer reflejada en el Boletín Oficial del Estado del día posterior. Son, se presume, trámites que explican este desfase entre el anuncio y la entrada en vigor. Una vez que ocurra, serán las empresas las que decidan qué quieren hacer con la mascarilla en el interior de sus edificios. En concreto, lo hará el departamento de riesgos laborales.

También habrá una serie de excepciones, según indica el propio Ministerio de Sanidad: se mantienen en los centros asistenciales (para trabajadores, visitantes y personas ingresadas, pero estas últimas únicamente en espacios comunes), centros sociosanitarios y en los medios de transporte.

Fuera de estos casos, se impondrá el criterio de cada compañía. Pero tendrá que tener uno a la hora de tomar cualquier decisión sobre las mascarillas. Y dependerá, en cualquier caso, de lo que indique el BOE y lo que aporte Sanidad, «que es el que ha venido marcando las pautas y los criterios para intervenir en las empresas desde el punto de vista de la prevención de riesgos laborales», recuerda José de las Morenas, coordinador de la secretaría de salud laboral de UGT.

«Entendemos que ese documento recogerá y pondrá encima de la mesa criterios para la utilización o no de la mascarilla en función de que los servicios de prevención propios, ajenos o mancomunados estimen y valoren el riesgo en función de la exposición de los trabajadores, de la situación o del trabajo físico, de que haya una ventilación adecuada o no, de que haya una renovación a través de filtros u otra consideración de elementos que puedan garantizar la salubridad», continúa de las Morenas.

Es decir, se trata de buscar, como hasta ahora, la forma de convivir con un virus que continúa muy presente, pero, al mismo tiempo, hacerlo desde una nueva realidad en la que los índices de vacunación han reducido el riesgo.

Por lo tanto, cada empresa deberá tener «un criterio técnico basado en una evaluación de riesgo» y será también «responsable de adoptar las medidas oportunas». En base a esta evaluación se darán excepciones, especialmente en aquellos lugares de trabajo con escasa ventilación o en los que sea imposible mantener las distancias de seguridad. «Entendemos que la mascarilla se deberá mantener en función de esa evaluación de riesgos, no un criterio caprichoso de ‘todo el mundo se la pone porque sí’, sino con un criterio técnico que valore y exponga todas aquellas circunstancias que se pueden dar en un centro de trabajo».

LOS INMUNÓLOGOS LO VEN PRECIPITADO. El presidente de la Sociedad Española de Inmunología, Marcos López Hoyos, ve «demasiado precoz» quitar la mascarilla en interiores, por lo que apela a la responsabilidad de cada uno, y no descarta «una vuelta atrás» ante el incremento de la incidencia de la covid y tener que obligar de nuevo a su uso en lugares cerrados.

El inmunólogo, director científico del Instituto de Investigación Valdecilla (Idival), ha explicado este lunes, en declaraciones a la cadena Ser de Cantabria recogidas por Efe, que la incidencia del coronavirus está subiendo y pone como ejemplo a Cantabria para asegurar que, con los datos actuales, tendría que estar «en nivel 1» de riesgo.

Cantabria registra más de 600 casos por cada 100.000 habitantes de coronavirus en mayores de 60 años -la única franja de edad que ahora se controla-, y llega ya a los 56 hospitalizados con la covid. López Hoyos dijo la semana pasada, en una entrevista con Efe, que era «razonable» el fin de la mascarilla en interiores, aunque pidió llevarla si se presenta un cuadro vírico, aunque no parezca covid-19, porque reiteró que la pandemia «genera problemas cuando se le da la menor oportunidad».

Este lunes, una vez pasada la Semana Santa en la que considera la se han «relajado» las medidas de control, en especial tras anunciarse que dejaban de ser obligatorias las mascarillas el 20 de abril, López Hoyos apela a la responsabilidad de cada uno y a ponerse la mascarilla en interiores, sobre todo si hay aglomeración de personas.

Insiste en que lo probable es que los casos sigan subiendo, y aunque recuerda la importancia del porcentaje de vacunación contra el coronavirus en España, Marcos López Hoyos subraya que es «demasiado pronto» para no protegerse, en especial a las personas mayores y las inmunodeprimidas.

«Es probable que en lo que queda de mes la incidencia suba y es posible que tengamos que dar una vuelta atrás», ha concluido el inmunólogo, quien recuerda que puede ocurrir lo que pasó en navidades, aunque no cree que sea a «tal escala».

Las instituciones de Cantabria aguardan al decreto. Cantabria y sus instituciones esperan al Real Decreto por el que el uso de mascarillas dejará de ser obligatorio en interiores este próximo miércoles, 20 de abril, para conocer a fondo su contenido y en qué situaciones tendrá que ponerse o no la mascarilla en lugares cerrados.

El consejero de Sanidad, Raúl Pesquera, ha señalado que las «líneas maestras ya están dichas: se va a mantener la mascarilla en centros sanitarios, sociosanitarios y en el transporte público»

En los centros de trabajo serán los servicios de prevención los que determinen si se lleva o no en base a las recomendaciones, ha explicado.

«Cuando lo tengamos, habrá que ver las determinaciones», ha subrayado Pesquera, tras reunirse este lunes con el Colegio Oficial de Médicos de Cantabria.

Pesquera cree que se mantendrá, por ejemplo, en espacios en los que haya poca proximidad entre las personas y no haya sistema ventilación.

Tras afirmar que «en algún momento habrá que quitar la mascarilla», Pesquera ha abogado por «lo que viene haciendo toda la vida el mundo asiático: cuando se sienta uno enfermo, abstenerse de ir al centro de trabajo y ponerse una mascarilla».

En este sentido, ha explicado que en el pasado Consejo Interterritorial de Salud se dijo que «era mejor esperar a después de Semana Santa» para quitarla con el fin de evitar que se achacara a la medida el aumento de contagios derivado de estas fechas.

Ayuntamientos como el de Camargo van a evaluar sus diferentes dependencias para determinar si se lleva mascarilla o no.

«En función de las características, en algunos lugares se recomendará el uso de la mascarilla, mientras que en otros en los que sea más complicado ventilar o mantener distancias de seguridad si que será necesario su uso», señalan a Efe desde el Consistorio.

Torrelavega esperará al Real Decreto, al igual que Santander, que, cuando se apruebe la normativa estatal, establecerá un protocolo de actuaciones o recomendaciones.

Sanidad dice que habrá al menos dos semanas de subida de casos. El consejero de Sanidad, Raúl Pesquera, prevé que el incremento de casos de coronavirus que se está registrando en la comunidad autónoma se prolongue al menos durante dos semanas --esta y la próxima «seguro», ha dicho-- y se trabaja en algunas medidas en los hospitales para intentar que esta nueva «onda» no altere la funcionalidad en los hospitales.

Así, y teniendo en cuenta la experiencia vivida durante la anterior ola --la de omicron--, Sanidad intenta «rediseñar» los circuitos en los hospitales para que el funcionamiento de los hospitales se vea afectado lo menos posible.

Pesquera ha señalado que la Consejería «ya contaba» con que con motivo de la Semana Santa se iba a producir un repunte de contagios y ha asegurado que la situación en los hospitales cántabros está por ahora «controlada».

A cierre de ayer, en los hospitales cántabros había 56 ingresados por Covid, seis más que el día anterior. Pese al aumento de contagios y de la incidencia de mayores de 60 años a 14 días hasta los 613 casos por cada 100.000 habitantes, el consejero ha hecho un llamamiento a la «tranquilidad» ante este incremento que, según ha dicho, «es la causa normal del contacto de la gente porque en vacaciones se mueve más». «No es para asustarnos», ha afirmado Pesquera, quien ha señalado que se trata de «otra onda más». En este sentido, ha reconocido que «no se sabe» a qué nivel de contagios puede llegar esta nueva ola de coronavirus.

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