PREHISTORIA ARQUEOLOGÍA

Diez años del hallazgo de la Dama Roja de la cueva del Mirón

Excavación de El Mirón, en 2010.
 Las excavaciones de la cueva del Mirón (Ramales) cumplen 24 años y hace 10 del descubrimiento de su Dama Roja, dos elementos clave para conocer las poblaciones prehistóricas de Europa y de la región cantábrica en su periodo (18.000 años atrás) y que ofrecen "una oportunidad única" para saber qué comían y cómo eran sus pobladores.

Los arqueólogos encuentran pistas en los huesos, cuyos isótopos delatan la dieta, en este caso de proteína terrestre y una pequeña parte también acuática, seguramente salmones. Y también hay muestras hasta en el sarro dental, que aloja restos conservados de plantas y de hongos.

Los pobladores de la zona cantábrica en la época cazaban y recolectaban vegetales e incluso hongos, se 'mudaban' desde las cuevas interiores a abrigos más cercanos al mar en invierno, plasmaban su arte en las rocas, y realizaban enterramientos rituales.

La cueva del Mirón destaca por ofrecer claves importantes sobre movilidad, 'paleodieta', o ritos, entre otras cuestiones.

El conjunto de huesos humanos hallado tras un gran bloque de piedra con grabados en el fondo de la cavidad es "un enterramiento único en el Magdaleniense de la Península Ibérica", destaca el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria Manuel González-Morales, miembro del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas.

Este enterramiento atestigua un ritual funerario del que en toda Europa hay apenas media docena de testimonios. Dos de ellos están en Francia y son muy similares al de Ramales: "mujeres, en postura flexionada y tumbadas en el suelo, con elementos añadidos de ajuar o piedras cubriendo parte de los restos", detalla el investigador.

"La peculiaridad es que, una vez enterrada, el mismo grupo u otro posterior abrió esa tumba, retirando el cráneo y la mayor parte de huesos largos de brazos y piernas, posiblemente para llevarlos a un enterramiento secundario", cuenta Manuel González-Morales.

A falta de esas partes del esqueleto, los científicos han podido analizar el resto de las piezas óseas, que fueron expresamente pintadas con ocre rojo, así como buena parte de la mandíbula.

24 AÑOS DE LA EXCAVACIÓN

González Morales explica que cuando comenzaron a excavar la cueva del Mirón en el año 1996, como parte de un proyecto internacional con el codirector de la excavación, el profesor Lawrence Straus de la Universidad de Nuevo México, querían entender "lo que pasaba a escala comarcal, después de una serie de trabajos en la zona baja del Asón".

Olvidado por la investigación durante más de un siglo, el yacimiento se seleccionó con el objetivo de estudiar cómo se movían los grupos paleolíticos por el valle.

Las expectativas eran altas, ya que el suelo estaba protegido por dos antiguas cabañas de ganado y además los furtivos arqueológicos hicieron una incursión sin resultados, lo que favoreció que se pensara que no había nada allí.

Las excavaciones realizadas hasta el año 2013 han sacado a la luz una secuencia muy completa, de las más importantes de todo el Cantábrico, con ocupaciones desde el Paleolítico Medio a los inicios de la Edad del Bronce, con restos aislados de época medieval.

"Los resultados han desbordado con mucho nuestra intención original, dando pie a unas 130 publicaciones científicas, en su mayoría en revistas internacionales, y una monografía publicada en 2012", además de numerosas ponencias en congresos y varias tesis doctorales, señala el profesor.

PROYECTO DE FUTURO

Estudiadas las características anatómicas y el microbioma dental, se abordó además el análisis genético de los restos, dando fruto a un artículo en la prestigiosa revista "Nature" en el año 2016.

"Estos trabajos han permitido relacionar a este individuo con otras poblaciones europeas y por tanto han ayudado a entender la dispersión de los grupos humanos que se refugiaron en las áreas del sur de Europa durante el máximo glaciar, incluyendo la Península Ibérica y la zona cantábrica", expone González-Morales.

El catedrático recuerda que el filón del Mirón es aún enorme. "Estamos pendientes de procesar más información relativa al genoma de la Dama" y son muchos los hallazgos del periodo 1996-2013 que quedan por convertirse en conocimiento científico.

En cuanto a excavaciones, pese a tratarse de una cueva pequeña en recorrido, promete dar todavía sorpresas en sus niveles más profundos o al abrir nuevas zonas de excavación.

La musealización del yacimiento, situado a escasos metros (justo debajo) de la Cueva de Covalanas, también es un reto pendiente y serviría para "poner en valor una de las joyas de la prehistoria de Cantabria".