El director general de la Vuelta a España, Javier Guillén, dijo que al finalizar la etapa en La Farrapona mantuvo una reunión con directores y comisarios para intentar aclarar lo sucedido en Suances y «establecer los roles de cada uno en la carrera» porque son «conscientes de que hay una queja por parte de los equipos».

El final de la décima etapa estaba catalogado como llegada para el esprint masivo, pero, una vez finalizada, se le aplicaron los parámetros establecidos para un final en alto, lo que produjo que los tiempos que se registraron conllevasen el cambio de líder.

El ecuatoriano Richard Carapaz (Ineos Grenadiers) tuvo que ceder la camiseta roja al esloveno Primoz Roglic (Jumbo Visma).

Posteriormente, la Unión Ciclista Internacional (UCI) se amparó en el protocolo que permite variar el criterio al Jurado Técnico para justificar una decisión por la que se produjo una tentativa de plante por parte de los ciclistas antes de arrancar la undécima etapa en Villaviciosa.

Guillén manifestó que estas decisiones son competencia del «Colegio de Comisarios porque ese es el sistema», pero también señaló que se habían visto «sorprendidos» por lo acontecido antes del comienzo de la etapa.

«Entendemos que el reglamento es para todos, que unas veces se pueden compartir o no las decisiones, y dado que existe un desacuerdo en base a la regla de 3 segundos vamos a repasar todos los finales de aquí a Madrid para ver si puede existir algún tipo de controversia nuevamente, que no debe existir porque esa regla solo se aplicará en la etapa de Madrid», explicó.

«Hemos querido establecer un diálogo para que cada uno pueda expresar lo que piensa y opina al respecto», subrayó.

El equipo Ineos y un grupo de corredores mostró su disconformidad con los comisarios de la Vuelta por haber «picado» 3 segundos al grupo que llegó detrás del esloveno Primoz Roglic, en la jornada que el pasado viernes finalizó en Suances. En el momento de tomar la salida prevista, el pelotón se detuvo para mostrar sus quejas contra los comisarios, liderados por Chris Froome, cuyo equipo fue el principal perjudicado por la decisión arbitral. Algunos corredores, como los españoles Luis Ángel Maté o Luis León Sánchez, mostraron su voluntad de lanzar la carrera, pero finalmente esperaron a que la protesta finalizara para ponerse en marcha.